En la época de Julio Mario Santodomingo, el lobbista de Bavaria era considerado un congresista más en el Capitolio, y uno de los más importantes. Con la globalización, las políticas de la empresa han cambiado. ¿Pero qué tanto?
Bavaria debate sobre si financiar o no a los candidatos en estas elecciones
En la época de Julio Mario Santodomingo, el lobbista de Bavaria era considerado un congresista más en el Capitolio, y uno de los más importantes. Con la globalización, las políticas de la empresa han cambiado. ¿Pero qué tanto? |
Los candidatos al Congreso ya tienen listo su sombrero, para tocar puertas y pedir donaciones. La visita que encabeza sus agendas es en la calle 93 con carrera octava en Bogotá, donde quedan las oficinas de Bavaria y por las que han pasado por décadas senadores y representantes de todas las regiones del país. Famosos, desconocidos, con muchos y con pocos votos, pero todos han salido con plata. Pero para estas elecciones puede que el gran financiador no saque la billetera.
En el 2005, con la compra de Bavaria por cuenta de la multinacional SABMiller, las políticas de donaciones de la empresa comenzaron a tener un viraje. Aunque para el 2006, financiaron candidatos al Congreso tanto uribistas como de la oposición, ya para el 2007 se impuso la política global de la multinacional sudafricana cuya tendencia es a no hacer donaciones políticas. En ese año, no financiaron a los aspirantes a alcaldías, concejos y gobernaciones.
Tampoco financiaron a quienes aspiraban a la Casa de Nariño, pues a partir de ese año, con la Ley de Garantías, quedó prohibido que la empresa privada apoye a candidatos presidenciales.
Ahora la compañía se debate frente a las elecciones del 2010. El próximo 23 de noviembre se reunirán varios ejecutivos de Bavaria para evaluar si financiarán o no candidatos para la próxima contienda. Su decisión tendrá un impacto significativo sobre las futuras elecciones.
El dilema
SABMiller, bajo una lógica de transparencia, no es amiga de hacer donaciones políticas en ninguno de los países donde opera porque teme que esto sea visto como una forma de comprar políticos. Por eso, en varias partes del mundo, solo hace donaciones a todos los partidos o invierte en proyectos sociales que benefician directamente a las comunidades.
Bavaria, por el otro lado, tradicionalmente ha financiado candidatos bajo la consigna de que apoyar las campañas de los candidatos fortalece la democracia, pues estos aportes son de fácil escrutinio público y se reparten a todos los candidatos sin discriminar ideología, raza o partido.
Si el comité que tomará la decisión de hacer una excepción a la política global de SABMiller, una prerrogativa que tiene cada país, decide apoyar candidatos, van a ser más estrictos con los criterios de entrega de estos recursos. Así lo confirmó a La Silla Vacía la ex Viceministra del Interior y ex candidata al Congreso por Cambio Radical, María Isabel Nieto, quien acaba de ser nombrada como directora de Asuntos Gobierno-Industria en Bavaria.
Nieto dice que diseñarán una matriz con criterios mucho más objetivos, de los que hasta ahora se venían utilizando, para financiar candidatos. Y para empezar a armar la propuesta ya le han pedido un concepto a Congreso Visible y a Transparencia por Colombia.
El pasado
La decisión que tome Bavaria tendrá repercusiones importantes sobre la campaña que arrancará el próximo año porque haciendo un sondeo superficial de las campañas al Congreso del 2002 y del 2006 se hace evidente que Bavaria fue el mayor financiador de varios candidatos y partidos.
Para mencionar algunos nombres de la contienda de hace ocho años, Bavaria le dio plata a dos de los candidatos que hoy aspiran a la Presidencia y que en ese momento competían para el Congreso. En el 2002, esta empresa le giró a Germán Vargas Lleras 15 millones y a Rafael Pardo 10 millones para sus candidaturas al Senado. Y entre las mujeres que apoyaron estuvo Claudia Blum, actual embajadora en la Onu y Gina Parody, cada una con 10 millones.
En el 2006, los recursos entraron por los partidos. Y según le dijo en esa época Javier Hoyos a la Revista Semana, Bavaria fue el mayor aportante individual del Polo. Le dieron 300 millones de pesos, mientras al Liberal y Conservador le entregaron 700 y 602 millones de pesos, respectivamente. Los recursos a los partidos, según lo señala Hoyos en ese artículo de junio del 2006, variaron según el número de candidatos que avalaron. Entre más candidatos, más plata recibieron.
Y las donaciones a los candidatos fueron entregadas según la región donde hacía campaña el candidato, pues en algunos departamentos vale más hacer política, y al monto que pedían. Varios congresistas consultados por la Silla Vacía afirmaron que es tradición de Bavaria sólo darles recursos a los que tocan la puerta y les piden.
Bajo revisoria fiscal y auditoría interna de Bavaria, las donaciones quedaban consignadas en actas y en las cuentas que los candidatos y los partidos presentaban ante el Consejo Nacional Electoral.El problema es que este criterio no los blindó de financiar candidatos que posteriormente quedaron involucrados en la parapolítica. Y esa -además de la política global de SABMiller- es una de las razones que los ha llevado a revaluar sus criterios.
Si Bavaria toma la decisión de no financiar candidatos al Capitolio, se cura en salud de muchas cosas, pero incurre en otros riesgos.
Uno de los intereses de cualquier empresa privada cuando financia campañas, es tener influencia sobre los congresistas para que estos no aprueben leyes que vayan en contra de sus intereses.
Sin contar con la financiación, los políticos tanto en el Congreso como a nivel local tienen mayores incentivos para seguir los lineamientos de la Organización Mundial de la Salud que sugiere restringir la venta de licor a menores, establecer horarios y zonas para la venta de bebidas embriagantes y hacer campañas de concientización sobre los peligros del alcohol. Cristianos como el Víctor Velázquez y el representante Jorge Morales han presentado en las últimas legislaturas varios proyectos para reglamentar la publicidad y el consumo de alcohol. Sin embargo, ninguno de estos ha sido aprobado.
Pero el mayor peligro para la empresa es un aumento al impuesto a la cerveza, una renta que se iría directamente a las regiones, que es donde los representantes y senadores, tienen su corazón, su Gobernador y sus votos. Si del otro lado, no cuentan con una zanahoria por parte de la empresa, ¿aparecerá la cerveza en la próxima reforma tributaria? Y si Bavaria no financia a los candidatos, ¿lo hará el reemplazo de Jorge 40?