La definición del nuevo MinDefensa pasa por Uribe

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Para el uribismo es clave la cartera porque es su bastión de seguridad democrática y por la cercanía del Expresidente con los militares.

El presidente Iván Duque ha tratado durante sus dos años y cinco meses de mandato desligarse de la imagen de que es ‘el títere’ de su mentor y papá político Álvaro Uribe. Y aunque el Expresidente no se mete en los asuntos del día a día de la Casa de Nariño, hay un tema sobre el que sí tiene opiniones y veto: el nombre del Ministro de Defensa, que Duque tendrá que nombrar en los próximos días.

Uribe influyó en los nombramientos de los dos ministros que ha tenido Duque ahí: propuso el nombre de Guillermo Botero cuando Duque armó el gabinete y el uribismo lo defendió hasta que tuvo que renunciar cuando tenía encima una moción de censura en su contra; y también avaló el de Carlos Holmes Trujillo (qepd), amigo de Duque y con quien Uribe cofundó el Centro Democrático, partido del que Trujillo aspiraba a convertirse en su candidato a la Presidencia.

También tuvo una voz decisiva en la conformación de las cúpulas militares, y en su defensa cuando se vieron inmersos en escándalos.

Así ocurrió con la designación del excomandante del Ejército, Nicasio Martínez, quien como contamos, tuvo el guiño e influencia de Uribe para ser elegido, vía el entonces ministro Botero, porque encajaba en la cara militar uribista, más tropera y alejada de la línea del Acuerdo de Paz del gobierno de Juan Manuel Santos.

Más recientemente, según una fuente que conoce a los militares, Uribe también defendió al exdirector de la Policía, el general Óscar Atehortúa, a quien Duque reemplazó hace un mes, y que salió en medio de una pelea interna con otros uniformados y con un proceso vigente en la Procuraduría por presuntas irregularidades en la construcción de casas fiscales.

La elección del nuevo ministro de Defensa también es clave para el Expresidente porque tras los fracasos en seguridad del Gobierno Duque, el uribismo ha comenzado a perder la bandera de la seguridad con lo que esto implica para el 2022.

Por todo lo anterior, el Centro Democrático asume que esa cartera es ‘suya’.

“No es un cálculo milimétrico de política, pero si me preguntan que si queremos seguir manteniendo el Ministerio de Defensa con una persona afín, pues tengo que decir que sí”, nos dijo el senador e ideólogo del partido José Obdulio Gaviria y en el mismo sentido nos hablaron para esta historia otros cuatro dirigentes uribistas.

Y dentro del gabinete del Presidente se siente igual. “Es una decisión política y ahí pesa la cercanía del Presidente con su Partido”, nos dijo un Ministro que era cercano a Trujillo y conoce de la movida. En tono similar nos habló otro alto funcionario.

Para 2022

Según tres senadores que lo supieron de primera mano, desde diciembre el fallecido ministro Trujillo había hablado con varios congresistas del Centro Democrático para ambientar su precandidatura presidencial. Lo veían como un aspirante “de Duque”, pero también de la entraña de Uribe, y alguien que podía defender la bandera de seguridad.

 

Eso porque, como hemos contado, el camino del uribismo a 2022 cada vez menos depende directamente de lo que ocurra con el gobierno de Iván Duque en general. Pero, como tampoco van romper con él, un fracaso en el tema de seguridad sí puede golpearlos en el corazón de su identidad y en el discurso que quieren defender en el 2022. De ahí la sensibilidad que tiene para Uribe la escogencia del sucesor de Trujillo.

“En gran parte se votó (por Duque) por la idea de seguridad democrática y que interpretaba también al presidente Uribe. Nuestra bandera de seguridad interpreta el clamor nacional”, nos dijo el senador John Harold Suárez, de la comisión del Congreso que revisa políticas de seguridad.

El nombramiento del futuro Mindefensa es clave para los militares, que por muchas razones son muy importantes para Uribe. Sobre todo, en la coyuntura actual.

Tanto para Uribe como para los militares, el contenido del informe final de la Comisión de la Verdad que sale a mitad de año, como el auto que saque la JEP en el caso 03 sobre falsos positivos son determinantes para su ubicación en la Historia. Y el próximo ministro de Defensa tendrá que liderar la respuesta a ambas actuaciones de la justicia transicional.

“Uribe habla como ellos, les habla su mismo idioma. A Santos lo veían como un yupi, y a Uribe como uno de los suyos. Saben que el que pongan en Defensa tiene el respaldo de Uribe, que los defiende siempre”, nos dijo una fuente que conoce de adentro a las fuerzas militares.

Uribe es cercano a las organizaciones de militares retirados, que apoyaron el No al Plebiscito y que están cada vez más politizados. De hecho, como contó La Silla, hay un grupo de retirados que están moviendo la idea de conformar su propio partido político para ‘contrarrestar’ el poder de los desmovilizados de las Farc. Quieren aspirar al Congreso y a la Presidencia en 2022 con candidatos propios.

Impedir que hagan ‘rancho aparte’ es clave para el Centro Democrático porque el voto de las familias de militares es un nicho importante para el futuro electoral del Partido, lo que explica que Uribe haya puesto en sus listas al Congreso a familiares de militares como el coronel (r) Luis Alfonso Plazas Vega; su esposa, la exsenadora Thania Vega; o el actual congresista José Jaime Uscátegui (hijo del general Jaime Uscátegui, condenado por la masacre de Mapiripán).

Y eso le agrega otra capa de interés en el nombramiento del futuro ministro.

Es por estas cercanías políticas e ideológicas que dentro del uribismo creen que el próximo nombre del Ministro tendría que seguir la misma línea de visto bueno uribista, más aún cuando, dentro del Partido que lo eligió, Duque no ha tenido un respaldo absoluto, sobre todo de quienes consideran que no están representados dentro del Gobierno, vía cuotas en los Ministerios.

“Ese nombramiento debe ser concertado con el partido”, nos dijo el senador Suárez. “Si no es nuestro sentiríamos que nos quitaron un Ministerio”, nos dijo un político de ‘línea dura’ del uribismo pendiente del nombramiento.

Y como desde diciembre, al menos, era un hecho que Trujillo iba a renunciar, ya desde antes de su convalecencia había nombres sonando para el puesto, todos de línea uribista.

Según constató La Silla con un funcionario de Palacio y dos directivos uribistas que son cercanos al Presidente, Duque todavía no ha hablado directamente con el Partido sobre el reemplazo. De todos modos, en los próximos días habrá una reunión de bancada para arrancar el nuevo año y, entre los temas, estará el de revisar nombres que puedan servir para el Ministerio de Defensa.

Según el senador José Obdulio Gaviria, “dentro del partido tenemos buenos nombres, como Diego Molano, Samuel Hoyos, Alfredo Rangel que podrían ser útiles”. 

Al menos en un caso (el del exrepresentante a la Cámara Hoyos, hoy presidente de Asomovil), Palacio sí lo contactó para tantearlo, antes de que Trujillo se contagiara por el covid, según supimos por una fuente que tiene cómo saberlo. 

Pero, en la Casa de Nariño el tema del reemplazo quedó en pausa. “No hay ambiente, estamos de luto”, nos dijeron dos funcionarios a los que les consultamos por los nombres del posible reemplazo de Trujillo.

De todos modos, entre las doce fuentes consultadas para esta historia (tres conocedores de los militares, cinco políticos uribistas, tres funcionarios del Gobierno y un empresario que conoce la movida) hay dos nombres que se repiten como los más opcionados (puede ser también que sean los que más han puesto a sonar sus nombres, no sabemos con certeza).

Uno es Rafael Guarín, consejero de seguridad nacional de Duque, quien fue viceministro de Defensa con Rodrigo Rivera y alcanzó a sonar como posible cabeza de lista uribista para Bogotá.

Según un alto funcionario de Duque “está listo para el Ministerio porque tiene ganas de ese cargo” y en forma similar nos hablaron la mayoría de los consultados; Guarín nos dijo que no ha hablado con Duque del tema.

Guarín ha estado al frente de la estrategia Zonas Futuro, que según expertos en el tema de seguridad, no ha arrojado resultados todavía y eso le podría jugar en contra.

Otro es Jorge Bedoya, presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC), exviceministro de defensa con Juan Carlos Pinzón en el gobierno Santos, a quien Duque ya le había ofrecido el Ministerio cuando renunció Botero.

Según dos fuentes que conocen a los militares por dentro, el nombre arrancó a sonar antes de la muerte del Ministro, por su cercanía con Duque “pero que haya estado con Santos lo mata”.

De todos modos, como nos dijo un ministro, “Duque no es de ‘a rey muerto, rey puesto’”, en referencia a que se tomará tiempo para definir el reemplazo. Por ahora, el general Luis Fernando Navarro seguirá de ministro encargado, aunque ya tenía acordado con Duque pedir la baja en marzo.

“A diferencia de lo que se cree, Duque se toma bastante tiempo en hacer nombramientos en el sector porque sopesa nombres y pide mucho consejo”, nos dijo Jean Carlo Mejía, experto de nuestra red y profesor de derechos humanos en la Universidad Militar.

En este caso, el de Uribe pesará más que el de cualquiera.

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