Los dilemas de parar para avanzar

Los dilemas de parar para avanzar

Este es un breve análisis personal frente a los últimos sucesos del Paro Nacional y el levantamiento del cese de actividades por parte de Fecode, que no compromete el colectivo al que pertenezco o las decisiones oficiales de la ADE. Es, ante todo, una posible respuesta a la multiplicidad de preguntas e inquietudes que pululan en las redes sociales donde participan, sobre todo, maestros y maestras. Lo hago por un medio de comunicación para evitar tergiversaciones y como evidencia de que los y las docentes no somos pacientes de la política, sino agentes de la misma. Veamos.

"Los diarios son dispositivos ideológicos cuya función es transformar una verdad de clase en un sentido común, asimilada por las otras clases como verdad colectiva, es decir, tiene un papel cultural de propagar la ideología. Implica ética, pero la ética tampoco es inocente: es ética de clase". Antonio Gramsci.

Yo creo firmemente que en este momento histórico podemos dar dos debates: el interno y el externo. Ambos necesarios para seguir avanzando. No podemos negar que se creció en muchos ámbitos: desde la cultura política del maestro o la maestra y su conexión con el territorio, hasta evidenciar que las centrales que integraban —en su mayoría— el Comité Nacional del Paro (CNP) no podían representar muchos sectores que se sintieron excluidos o que participaron hasta hace poco tiempo del paro.
 
Cabe enunciar que algo que afectó fuertemente el desgaste del cese de actividades del magisterio fue que las centrales que integran en su mayoría el CNP (CGT, CUT y CTC) no lograron o no quisieron entrar en huelga para respaldar con acciones —más allá de la movilización— a los jóvenes y comunidades en resistencia. 
 
De los trabajadores estatales, Fecode fue el único en ponerse la camiseta número 10 en medio del tercer pico del covid. Esto puso a los maestros y maestras en el ojo del huracán de los medios y obviamente en el objetivo de la ultraderecha uribista, que aprovechó una imprudencia de un integrante del ejecutivo y el CNP para acelerar la campaña de desprestigio, no solo del magisterio, sino del Paro, queriéndolo encasillar como una plataforma “únicamente electoral”, lo resalto porque es seguro que quienes dirigen, participan o ayudan en el Paro Nacional terminarán como candidatos/as en el escenario electoral, ¿acaso no estamos pidiendo que los y las  jóvenes inscriban sus cédulas y sean candidatos/as? Históricamente este sector de la población es el que más le suma a la abstención.
 
Por tanto, habría que preguntarse: ¿y eso está mal? Personalmente, creo que no. Después de todo, el debate siempre será fundamental, porque pareciera que por primera vez les vamos a ganar con sus propias reglas las cuestionadas elecciones, lo que necesariamente no puede ponernos en una zona de confort o falsos triunfalismos. 
 
Miremos Ecuador o Perú, sociedades que —guardando sus distancias con nosotros— también están profundamente divididas, no podemos olvidar el tremendo “foto finish” con que ganó la derecha en el Ecuador y un maestro rural en el Perú. Por eso, el trabajo de una primera línea pedagógica, que se encargue de las comunidades por fuera de la escuela en una labor de alfabetismo político, es decir, lo que en el cono sur llaman trabajo militante o de hormiga, esa acción por fuera del horario laboral y sin remuneración económica será la estrategia clave para vencer el fascismo criollo.
 
Después de todo, criticamos que el ejecutivo de Fecode no haya aprendido a levantar los paros formalmente, porque como lo han planteado varios compañeros y compañeras: el levantamiento fáctico lo hizo el mismo magisterio al disminuir su presencia en las calles, al asumir en forma mayoritaria el paro virtual que —siendo importante— no podía reemplazar las acciones en las calles, pero lo aceptamos por la pandemia y con el ánimo que nos daba la lucha sostenida por los puntos de resistencia, por el dolor que nos producía el acumulado de muertos y desaparecidos, casi todos jóvenes, casi todos pobres, casi todos excluidos, todos y todas del pueblo (el magisterio no puso muertos) continuamos adelante sin importar que nuestra agenda de lucha propia se congelara.
 
De hecho, se configuraron asambleas populares, el CNP perdió la poca legitimidad que le quedaba y le daba Fecode, llegando a un desgaste que no es igual para todos los actores que participan de lo que podría denominarse el Movimiento Paro Nacional, que supera la tesis de un cese de actividades o huelga general, que no alcanzó a consolidarse a pesar de la insistencia de Fecode. Después de 48 días, varios sectores negociaron por su lado, por ejemplo, los camioneros lograron sus objetivos y desmontaron sus bloqueos. Sin embargo, el magisterio se mantuvo firme, incluso con el ofrecimiento desde los primeros días del paro del Ministerio de Educación para que se sentara a negociar: “El MEN convocó para hoy, jueves 6 de mayo de 2021, a la Federación Colombiana de Trabajadores de la Educación (Fecode) a la instalación de la mesa que negociará el capítulo de educación, dada la instalación formal de la mesa nacional de negociación el pasado 4 de mayo de 2021”.
 
A pesar de este hecho, para algunos compañeros y compañeras, Fecode deja colgados de la brocha a los sectores en escenarios de confrontación. El análisis que planteo es que son los otros sectores sociales quienes poco a poco le dejaron todo el peso del cese de actividades al magisterio (obviamente sin incluir los puntos que se mantienen aún hoy en resistencia). Para algunos/as la molestia va más allá del discurso del levantamiento, pues como lo dije anteriormente, la mayoría de los que participamos del paro lo hicimos desde la comodidad de nuestras casas, situación que nunca condenamos por el hecho de la pandemia, pero que fue una realidad. A la vez, un gran sector de padres, madres, cuidadores y estudiantes manifestaban su apoyo a los objetivos del paro, a las acciones desarrolladas en el mismo, llenándonos de energía. Otro sector de la comunidad hizo hasta lo imposible para que se abrieran procesos disciplinarios contra los y las docentes, tanto que una maestra publicó en sus redes sociales:
 
Profe, cuidado con las fotos que publicas.
Profe, cuidado con el contenido que compartes.
Profe, cuidado con lo que dices.
Profe, cuidado con lo que piensas.
Profe, tú no puedes tomar postura.
Profe, no pienses, no hables, no es tú problema.
*Eso también es violencia.
 
En general, las comunidades educativas participaron del Paro Nacional, pero también nos pedían que cuando fuera posible suspendiéramos el cese sin abandonar la lucha, ya que el pueblo había pagado con sangre los logros que beneficiaban a toda la población: tumbar la reforma tributaria, la reforma a la salud, a Carrasquilla, a la canciller, al comandante de Policía de Cali, evitar la candidatura de Martha Lucia Ramírez, la visita de la Cidh y la cancelación de la Copa América en medio de la crisis social imperante. Hechos realmente históricos, producto de la movilización y la resistencia ciudadana.
 
Faltaron muchas cosas y de eso somos conscientes, primordialmente la verdad, justicia, reparación y no repetición de los hechos de violencia y violación de los derechos humanos por parte de las Fuerzas Armadas, que seguirán siendo parte constante de la agenda de movilización, además de las reivindicaciones específicas del magisterio. Y en eso tienen razón los y las compañeras que aún no han podido superar el gremialismo, que solo ven triunfos en el cajero automático, ese o esa docente rémora que —de la forma más olímpica— espera los triunfos de los que luchan, sin que ellos o ellas arriesguen absolutamente nada. Aún están abiertas las heridas del 2017, cuando terminamos cantando la novena con los estudiantes y decorando los salones con las típicas guirnaldas de navidad. Experiencia que para mí fue bonita —como la última que pude compartir con mis estudiantes antes de asumir el permiso sindical en el que me encuentro—, pero por más bonita que haya sido, no podía suceder. Históricamente el magisterio ha realizado actividades de recuperación de currículo y plan de estudios para minimizar las consecuencias de los días de cese, pero por primera vez el MEN obligó a recuperar día a día para evitar descuentos, eso no lo olvidamos y el ministerio tampoco.
 
Así que los retos para el ejecutivo de Fecode que enfrentará la negociación desde el día martes es de dimensiones titánicas:
1. No represalias por la participación del Paro (recuperación de actividades, no de tiempos, modificación de cronogramas sin afectar vacaciones y de acuerdo con las disposiciones del gobierno escolar).
2. Que el MEN emita los decretos pendientes de la negociación del 2019.
3. Avanzar en el pliego de peticiones del 2021.
4. Acompañar a la CUT en la negociación del aumento salarial.
5. Regreso seguro con condiciones materiales y epidemiológicas.
 
En conclusión, es evidente que el Paro Nacional pasa de ser un evento de suspensión de actividades a convertirse en un movimiento social y político amplio, divergente, sin dirección centralizada y que tiene como objetivo cambiar las relaciones históricas de poder en el país, que terminará cuando el Gobierno que dirige el Estado garantice: salud, educación, trabajo, vivienda y alimentación. Lo mínimo que se espera de un contrato social, temas que deben estar incluidos en la agenda de los gobiernos locales y el central. 
 
Y, mientras todo esto sucede, los y las invito a que no abandonemos los lugares de resistencia, las actividades territoriales, como las ollas comunitarias y elaboración de murales; a que dediquemos el tiempo por fuera del horario laboral a trabajar con la comunidad, sin otra remuneración que la satisfacción del deber cumplido por el cambio. En el horario laboral, los y las invito, respetuosamente, a que se integren al comité sindical, a que las y los elijan como representantes, a que participen en las próximas elecciones sindicales para pasar del verbo a la acción, para que no cometan los errores que seguramente ya cometimos. Los y las invito a cambiar esos líderes y lideresas que no los representan, porque esa indignación que los/las mueve a ustedes, a mí también me movió, no sé si es la misma, pero si no lo es: por favor cámbienos. Las organizaciones de los trabajadores y trabajadoras deben fortalecerse, a los que debemos cambiar, cuestionar y pedir cuentas es a los que las dirigen por elección de sus afiliados y afiliadas, recuerden que el primer culpable de lo bueno o lo malo que pasa en el sindicato se encuentra —en primera  instancia— en su espejo.
 
Fraternalmente, 
 
Yesid González Perdomo
Secretario de Organización y Educación de la ADE.
Integrante de la RED la Roja.
 
Posdata. Me agradaría muchísimo saber lo que piensan, así que estaré respondiendo los correos con comentarios, criticas o propuestas en la dirección electrónica: yesidgonzalezperdomo@gmail.com

 

*Este es un espacio de opinión y debate. Los contenidos reflejan únicamente la opinión personal de sus autores y no compromete el de La Silla Vacía ni a sus patrocinadores.

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