Necesitamos más arte en las calles

Necesitamos más arte en las calles

“Poca gente va a exposiciones de arte. El poder del arte urbano es que llega a la vida diaria de las personas para ser visto ". iNO

"Habla suavemente, pero lleva una lata de pintura grande. " Banksy

Este mural es nuevo. Tendrá quizás dos o tres semanas. Nació en medio de la actual coyuntura de crisis y protestas. Un día pasaba por ahí (por la Calle 59 con la Carrera 7) a plena luz del día y vi al par de jóvenes artistas trabajándole. Les faltaba muy poco para terminarlo. Me gustó. Me parece que reconforta. Siento que contiene un mensaje positivo, alusivo a Colombia, a la riqueza de su tierra y a la fuerza de su gente. En medio de tanta violencia, zozobra y confrontación, me da la sensación de que expresa una mirada esperanzadora; el mural y la acción de llevarlo a cabo.

Porque es una acción política y ciudadana que construye. Porque detrás hay un esfuerzo que le aporta a la esquina, al barrio y a su comunidad; que le aporta a la ciudad. Porque contrasta fuertemente con el vandalismo y la destrucción sistemática de lo público en medio de la actual coyuntura. Porque necesitamos acciones creativas y propositivas que nos ayuden a salir de este espiral de autodestrucción y violencia. Y porque necesitamos acciones que contribuyan a mejorar lo que es de todos y a un cambio urgente de discurso y narrativas.

Foto: @alejocalder0n

Por estos días, hemos visto cómo el arte callejero, desplegado por jóvenes talentosos, viene siendo un claro protagonista de la actual coyuntura de crisis como herramienta colectiva de expresión, comunicación, denuncia y protesta. A través del arte urbano, plasmado en calles y muros, los jóvenes han encontrado una manera inspiradora de hacer sentir su voz y sus posiciones críticas, pero también, de detonar procesos ciudadanos de trabajo y acción colectiva.

El arte urbano ofrece muchas posibilidades para desarrollar procesos sociales con variedad de énfasis:

  • Dinámicas innovadoras de participación ciudadana. Trabajo con jóvenes, niños y comunidades.
  • Catalizador de diálogos sociales y plataforma/herramienta de expresión.
  • Recuperación y gestión de espacio público. Mejoramiento de barrios y corredores.
  • Democratización de la cultura y el arte.
  • Cultura ciudadana de respeto por lo público.
  • Relación ciudadanía/jóvenes y policía. Relación gobierno-ciudadanía.
  • Relación artistas urbanos y comercios para la reactivación económica.
  • Empoderamiento de comunidades y ciudadanos.

La pregunta es: ¿qué rol estratégico vamos a darle? ¿Dónde queremos poner el énfasis? ¿Será que somos capaces de potenciar esta herramienta para que le sirva a la actual coyuntura de crisis de pandemia y estallido social?

Una idea concreta y accionable para responder a estas preguntas….

Durante la pasada administración se dieron importantes avances en materia de política pública para la práctica responsable del arte urbano. Entre ellos, el proyecto Distrito Grafiti, ubicado en la zona industrial de Puente Aranda. Sin duda, un proyecto emblemático, con obras de enormes formatos y un nivel altísimo en la calidad de sus obras, logrado con participación de artistas locales e internacionales. Y, sin embargo, conocido y apreciado por muy pocos.

Fotos: El Tiempo y culturarecreacionydeporte.gov.co - Distrito Grafiti en Puente Aranda

Desafortunadamente, al encontrarse en una zona industrial, sin más actividad comercial y humana, no hay nada diferente al proyecto que invite a llegar hasta allá. Por lo tanto, su visita termina reducida a un plan puramente turístico, restándole impacto y valor al proyecto. Al fin de cuentas, son proyectos que implican esfuerzos demasiado grandes, de presupuestos importantes, con unos resultados artísticos impresionantes y procesos sociales de fondo valiosos, como para que sean tan ajenos y distantes a la cotidianidad de la ciudad y su gente.

Entonces, me imagino el impacto de un festival de arte urbano como Distrito Grafiti, pero en lugares o corredores de mucha afluencia de personas y actividad comercial. Por ejemplo, la Séptima Peatonal o el corredor de la Carrera 13. Que ocurran a plena luz del día, pero también de noche. Sin nada que esconder y todo para mostrar. Un proceso que les permita a los ciudadanos ver de primera mano cómo el trabajo de estos jóvenes artistas transforma dramáticamente el paisaje urbano y sus dinámicas; embelleciéndolo, haciéndolo más estimulante y acogedor. Pero, además, invitándonos a pensar y a reflexionar sobre diferentes aspectos de nuestra compleja realidad social y política.

Me imagino en el proceso de llegar al día del festival un acercamiento entre los jóvenes artistas y los comerciantes de los corredores. Y porqué no, también, entre jóvenes y policías -esta es una relación que está demasiado rota-. Habría talleres de grafiti para el público de todas las edades y obras para cocrear con los ciudadanos. Habría música en vivo y programación cultural. Me imagino un esquema de calles abiertas como la Ciclovía para que peatones, bicicletas, familias, niños y mascotas disfruten al máximo. Las diferentes marcas de pintura serían socias y patrocinadoras del proceso. Y veo, por ejemplo, un rol de socio también muy importante de marcas reconocidas y almacenes con presencia en el corredor. Al fin y al cabo, es una apuesta por la sostenibilidad del espacio, lo cual tiene que estar en el interés de sus actores y economía. En el fondo del proceso, tendríamos un gran ejercicio de cultura ciudadana, cívica y empresarial, al aire libre y en el espacio público, con el gran objetivo común de construir confianza, tender puentes y reactivar la vida.

Un festival así podría realizarse todos los años durante la última semana del mes de agosto cuando se celebra el Día del Arte Urbano (31 de agosto) en conmemoración a la muerte del joven grafitero Diego Felipe Becerra.

Es urgente que creemos esos espacios y plataformas que nos permitan expresar diversas miradas y autocuestionarnos profundamente como sociedad, mientras creamos y mejoramos colectivamente lo que es de todos, dándoles voz y protagonismo a los jóvenes.

El arte urbano puede ayudarnos a detonar procesos, diálogos y encuentros para aprender a reconocernos y compartir en paz.

Este espacio es posible gracias a

Cachaca

*Este es un espacio de opinión y debate. Los contenidos reflejan únicamente la opinión personal de sus autores y no compromete el de La Silla Vacía ni a sus patrocinadores.

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