A diferencia de sus antecesores en la presidencia del Senado, que usaron el puesto para hacerse conocer, impulsar sus agendas y figurar, Arturo Char hizo todo para pasar desapercibido. Fue y volvió de Barranquilla a Bogotá en el avión privado de su familia, sin hacer ruido. Dio a penas dos entrevistas en un año, no peleó con nadie y fue esquivo con los medios.
Arturo Char pasó de cantarle al Acuerdo con Santos, a hundir su implementación con Duque
“El príncipe árabe”, como lo llamó un miembro de su partido, Cambio Radical, guarda una distancia atípica con todo el mundo para ser un político. “Son otra vaina, se ponen a otro nivel, son como una dinastía”, agregó el congresista que pidió no ser identificado.
Arturo Char es el segundo de los tres hijos del empresario establecido en Barranquilla, Fuad Char, hijo de inmigrantes sirios. Los Char, según Forbes, son dueños de una fortuna de casi 400 millones de dólares, y de un emporio político que incluye la Alcaldía de Barranquilla, la Gobernación del Atlántico.
Por eso, en las últimas dos elecciones de Congreso, Arturo Char se convirtió en el más votado en la lista de Cambio Radical, apesar de que pocas veces se le oyó la voz en las plenarias. En todo su historial legislativo sólo ha presentado once proyectos de ley. Además, era señalado de no asistir a las sesiones.
Su poderío dentro de Cambio Radical se basa en el dominio electoral y regional de la Casa Char, que en 2018 consolidó una bancada propia con 11 congresistas aliados.
Justamente ese fue su trampolín para llegar a la Presidencia del Senado, aunque días antes de su elección, la Corte Suprema de Justicia le abrió una investigación por presuntamente haber cometido los delitos de corrupción electoral y fuga de presos.
La condenada y prófuga exrepresentante a la Cámara, Aida Merlano, señaló a Char de comprar votos en 2018 y de ayudarla a escaparse en 2019. Los líos judiciales opacaron sus primeros días presidiendo la mesa directiva y sembraron la duda de si esas investigaciones iban a dejarlo cumplir su palomita. Después, el tema se enfrió porque la investigación no avanzó y de Merlano poco se volvió a hablar, y tampoco de Char.
Pero a dos días para terminar la legislatura, y apesar de su personalidad contenida y parca —como la describieron dos de sus colegas en el Congreso— la gestión de Char quedó bajo los reflectores. En medio del afán legislativo para evacuar proyectos a última hora, Char se movió para hundir, a instancias del Gobierno Duque, la ley de implementación del Acuerdo de Paz más importante de esta legislatura: la jurisdicción agraria.
Un proyecto que apunta a crear una justicia especial para dirimir litigios y propiedad rural de la forma más accesible posible, pero al que el partido de Gobierno, Centro Democrático, se opuso desde el principio.
Incoherencia política
La movida de Char generó airados reclamos de la oposición, y hasta acusaciones sobre su gestión presidiendo el Senado, que con un político distinto habrían terminado en un agarrón airado. No con Char.
— ¿Cuándo vamos a anunciar especialidad agraria?— le preguntó la senadora opositora Angélica Lozano, el miércoles pasado cuando empezaba a ser evidente que estaban dilatando su votación. En ese momento, Lozano argumentaba su ponencia negativa para hundir otro proyecto, la reforma de la procuradora Margarita Cabello.
—Es que es un abuso de poder no anunciar un proyecto— continuó Lozano elevando el tono de voz— lo buscan hundir sin discusión. Háganlo acá con votos, pero es un abuso de poder, señor presidente, estamos rogando desde antier el anuncio del proyecto.
—Bien, usted está haciendo uso de su tiempo, es su tiempo— respondió Char inalterado— Si ese es el uso de su tiempo me dice cuánto tiempo más necesita para hacer su ponencia.
—¿Y usted puede responderme por el anuncio de especialidad agraria?— insistía Lozano.
—Ese es el uso de su tiempo, ¿ya terminó la ponencia?— preguntó Char.
El contrapunteo para intentar que el presidente del Senado agendara y salvara el proyecto no dio fruto. Tampoco el anzuelo para que al menos se hundiera con ruido. El episodio retrata una Presidencia del Senado fría, funcional a los intereses del Gobierno Duque, y al mismo tiempo apegada a las minucias que permite el reglamento.
“Fue parco, cumplió sin mojarse mucho. A él lo criticaban y no respondía. Como tratando de no tener problemas con nadie”, nos comentó el senador uribista Carlos Meisel.
“Quizás no fue un manejo como el que uno desde la oposición quiere, pero hubo un ambiente sano para tratar temas de interés a los que nos competen como oposición. Creemos que fue una presidencia organizada y prudente”, dice la senadora Sandra Ramírez de Comunes, quien como segunda vicepresidente acompañó a Char en la Mesa Directiva.
Ramírez también lanzó cuestionamientos a la dilación al proyecto de justicia agraria, pero no contra Char sino contra el Gobierno.
El presidente del Senado define el orden del día para debatir los proyectos de ley. Da y quita la palabra en los debates de moción de censura. Tiene un margen de maniobra para citar las sesiones, y con él puede engavetar proyectos, como sucedió con la jurisdicción agraria. Al no ser puesta en el orden del día, para ser votada, quedó archivada, y su trámite se tendrá que volver a hacer desde ceros la próxima legislatura.
El argumento que planteó Char a quienes le reclamaron por la no citación de ese proyecto, como la senadora Lozano, es que el Gobierno y el Ministerio de Justicia, quienes fueron los que presentaron el proyecto el 20 de julio pasado, tenían unos ajustes que hacerle y por eso no se podía agendar sin el visto bueno de ellos.
“El autor intelectual es el Gobierno, y el presidente del Senado el material porque su tarea es anunciar el proyecto y no le dio la gana. Porque dijo que él estaba en el cargo por el Gobierno y que agendaba solo lo que dijera el Gobierno, eso dijo por fuera de micrófonos”. comentó Lozano.
También trascendió que el ministro de Hacienda, José Manuel Restrepo, pidió reconsiderar la viabilidad de ese y dos proyectos más (reforma a Justicia y comisarías de familia) por disponibilidad financiera.
“Una cosa importante, el orden del día lo fija el presidente del Senado, no el Gobierno. Ese orden del día se concierta con cada uno de los voceros de las bancadas o los ponentes de los proyectos. El que impulsa el proyecto es el ponente”, comentó el secretario del Senado, Gregorio Elijach.
El senador Char no contestó mensajes y llamadas de La Silla Vacía para esta historia. Aunque las facultades lo blindan, a Char se le puede reprochar su incoherencia política.
Cuatro años atrás, en el Gobierno de Juan Manuel Santos, el senador costeño apoyó el proceso de paz con las Farc y la firma del acuerdo de La Habana. Hasta le compuso una canción que se llamó ‘Bienvenida la paz’ para invitar a votar sí al plebiscito.
“Móntate en el tren de la paz”, cantó en varios eventos en los que acompañó a Santos en esa campaña.
Al facilitar el trámite legislativo para que se hundiera la especialidad agraria, Char dejó en el aire ese apoyo al Acuerdo y se alineó con la coalición de Gobierno que se ha opuesto a darle vuelo a la implementación.
Todo esto, en medio de la paradoja de que había sido el mismo Gobierno de Duque el que había presentado el proyecto al Congreso. Pero al final de la legislatura, con un Centro Democrático más influyente sobre un presidente debilitado por el paro, el senador Char terminó siendo pieza fundamental para hundirlo, desde la mesa directiva del Senado.
“Atropelló bajo órdenes del Gobierno”, criticó el senador, ahora de oposición, Roy Barreras.
No fue la única vez que Char se puso del lado del Gobierno.
Mano tendida a los ministros de Duque
Los abusos de la Policía y el Esmad contra jóvenes y manifestantes durante el paro nacional tuvieron contra las cuerdas al ministro de Defensa, Diego Molano. Congresistas de oposición, secundados por disidentes de algunos partidos tradicionales citaron a debates de moción de censura contra Molano en Cámara y Senado.
Ese pedido tomó impulso cuando el expresidente y líder del liberalismo, César Gaviria, se despachó contra Molano, al que señaló de dar declaraciones que se podían interpretar como “una licencia para matar”.
En la Cámara de Representantes buscaron capitalizar ese ambiente para sacar al Mindefensa del cargo. Pero Char se les anticipó citando primero la moción de censura en Senado donde la oposición es menor, no hay tanta disidencia de los tradicionales, y hay mayor representación en la repartición de ministerios y cargos que hizo Duque en medio del paro.
Así, el bloque de partidos mayoritarios de la coalición de Gobierno apoyó la permanencia de Molano, y le bajó el tono a la moción de censura en Cámara.
Char también sacó del manual una movida para ayudar a salvar a Carlos Holmes Trujillo (QEPD). Pasó en octubre y dividió su maniobra en dos tiempos.
Esa moción de censura la citó el senador Jorge Robledo, alegando que Trujillo hizo algo ilegal e inconstitucional al justificar la presencia de tropas gringas en Colombia, como ya lo había dicho públicamente.
La idea de Robledo y compañía era que ese debate se hiciera de manera presencial para tener las garantías del debate como que no les cerraran los micrófonos o que los demás senadores prestaran atención. Cosas que son difíciles de controlar en la virtualidad.
Pero a días del debate, Char ordenó cerrar el Congreso y evitar las sesiones presenciales o mixtas. Justificó la decisión en que la senadora María del Rosario Guerra había dado positivo para covid, y que como estuvo en las instalaciones días previos, tenía que tomar medidas para menguar la propagación del virus.
“¿Acaso es que un almacén como Olímpica o Alkosto cierran sus ventas cuando hay un empleado contagiado?”, le reclamó el senador Gustavo Petro a Char, al señalarlo de sabotear el debate para salvar al ministro, mencionando a uno de los almacenes de cadena de propiedad de la familia Char.
Char no se inmutó. Y salvó responsabilidades con la pandemia. “Tengo que garantizar la salud de los funcionarios del Senado, los que estuvimos trabajando el lunes para la aprobación del presupuesto. He tomado la decisión responsable. Recordarle que el lunes, senador Petro, usted no estuvo en la sesión. Para eso estamos aquí, para seguir trabajando”, respondió.
El segundo paso de Char para bajarle a la moción contra Trujillo fue apoyar un gesto de la coalición de Gobierno. Antes de que Robledo arrancara su exposición, Char sometió a votación una proposición de Ernesto Macías para decir que ya no había razones para hacer el debate.
La tesis de Macías era que como el Consejo de Estado tumbó una tutela contra Duque y Trujillo por el tema de las tropas gringas, el debate de moción de censura ya no tenía sustento pues estaba zanjado. Char permitió la votación, y la aplanadora de la coalición de Gobierno arrasó. Así el debate de moción de censura quedó truncado.
“Char se amparó en la virtualidad para evitar debates de control político en abierta connivencia con el Gobierno. Si Lidio García (presidente del Senado 2019-2020) sometió al Congreso a la invisibilidad, Char lo sometió a la deslegitimación. Otorgaron la palabra según su querer y la silenciaron a su antojo”, le dijo a la Silla el senador de La U, Roosvelth Rodríguez.
Presencialidad sí, pero cuando le convino
Arturo Char pasará a la historia como el primer presidente del Senado que asumió el cargo desde la virtualidad, no en una ceremonia en el Capitolio Nacional.
En su posesión se comprometió, como suelen hacerlo todos los presidentes de Senado, a devolverle la legitimidad al Congreso y bajarle a la polarización política. Pero también con un punto de honor para la oposición: convocar de nuevo a sesiones presenciales.
“Una vez estén dadas las condiciones de salud pública”, dijo Char en su discurso inicial.
La presencialidad no volvió ni con el arranque de la vacunación, ni con el descenso de los picos de la pandemia. Y eso, según la oposición, le quitó el ritmo al debate de los proyectos y por eso hubo un trancón en las últimas sesiones. Además le bajó al control político.
“Trabajó como nunca la última semana para aprobarle al Gobierno, la burocracia de la Procuraduría y la reforma a la justicia. La virtualidad les permite atropellar a la oposición cerrándonos el micrófono.”, le dijo a La Silla el senador Roy Barreras.
“Claramente fue servicial al Gobierno, mantuvo la vulgaridad de las sesiones virtuales con lo que logran sacar esas iniciativas sin control alguno. Eso es pan comido para el Gobierno, con la virtualidad no hay problema de quórum, nadie va al recinto, pero todos están conectados en el celular”, nos dijo por su parte un senador de Cambio Radical que nos pidió no citarlo por su amistad con Char.
Desde la bancada del Gobierno ven a una presidencia garantista con la oposición, “el doctor Char fue garante para todos los partidos con un estilo sencillo y práctico. Dio los espacios para los debates de control político al Gobierno nacional y garantías para los debates de moción de censura”, opina, por su parte, el senador cristiano John Milton Rodríguez.
El Congreso está sesionando a control remoto desde que el Gobierno prohibió, por decreto, aglomeraciones o reuniones masivas. Aunque un fallo de la Corte Constitucional matizó esa restricción para la Rama Legislativa, y dijo que excepcionalmente podía usarse la virtualidad para sesionar, la presencialidad no ha regresado.
Por un lado, porque el Congreso reformó su reglamento interno para permitir las sesiones virtuales y mixtas, lo cual le da un colchón legal. Por el otro, porque la decisión de si se convoca presencial o virtualmente es potestad del presidente de la Mesa Directiva.
Char convocó presencialmente una sola vez en las 59 Plenarias que presidió. Y fue cuando le convino: en la plenaria en la que el Senado eligió a Margarita Cabello como procuradora general. Ese día, Char pudo tomarle el juramento a Cabello y posar con ella para el registro fotográfico.
Los Char y Cabello tienen una relación social y política de muchos años. Como contamos en esta historia, ese clan fue clave para ayudar a elegirla.
Eso también explica el empujón que le dio Char al proyecto de reforma a la Procuraduría que le da más poderes a Cabello para seguir destituyendo funcionarios públicos y ampliar la nómina de la entidad ad portas de las elecciones. Durante las plenarias en las que se discutió esa reforma, Cabello estuvo sentada al lado de Char. Y él se movió para tramitar ese proyecto por encima de otros que venían colgados.
Por ejemplo, Char no abrió el debate para debatir el articulado de la reforma con la que Cabello acumula más poder y burocracia, sino que pidió votarle de un solo tajo. También priorizó la conciliación.
Un rol que incluso pasó sin mención en la columna de este domingo en El Tiempo de Germán Vargas Lleras, el jefe natural del partido de Char, quien criticó el proyecto. Apesar de pensar que fue “chimbo” e “inconstitucional”, y proponer eliminar la Procuraduría, Vargas olvida mencionar —en una muestra del poder del clan Char— que el presidente del Senado de su propio partido fue quien lo ayudó a tramitar.
Aún con esos reparos, hay voces de orillas políticas contrarias que rescatan cosas de su presidencia. La senadora Ramírez de Comunes menciona que Char respetó que ella pudiera presidir tres plenarias como quedó estipulado en el estatuto de la oposición.
Eso marcó un hito porque por primera vez una integrante de la exguerrilla, la excompañera de Manuel Marulanda, estuvo al comando de la plenaria del Senado.
Quizás ese vaya a ser un hito más recordado de esta legislatura en el Senado que la misma presidencia de Arturo Char. Y eso parece ser un triunfo para el esquivo senador.