Consulta Anticorrupción: victoria ciudadana, de las redes y de López y Lozano

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84 senadores aprobaron ayer por unanimidad que los ciudadanos fueran convocados a las urnas para votar la Consulta Anticorrupción.

Aunque algunos congresistas aprovecharon el debate para hacer campaña a favor o en contra de Iván Duque y Gustavo Petro y otros lo hicieron con salvedades y a regañadientes, 84 senadores aprobaron ayer por unanimidad en el Congreso que los colombianos fueran convocados a las urnas para votar la Consulta Anticorrupción.

Es una victoria de los más de 3 millones de ciudadanos que la firmaron, de la senadora saliente Claudia López, de la senadora electa Angélica Lozano y de las redes sociales como instrumento para que la opinión pública haga presión sobre los congresistas.

Si bien la Consulta ha recibido críticas de políticos y académicos que dicen que no sirve para acabar con la corrupción, que ya existen leyes para las medidas que plantea o que es una bandera populista, que se haya aprobado convocarla mantiene el tema en la agenda pública y abre la puerta para que la ciudadanía se pronuncie masivamente en las urnas y mande un mensaje de rechazo a la corrupción en el poder público. 

La previa en redes

Luego de que en abril Claudia López y Angélica Lozano llegaran al acuerdo con la senadora del Centro Democrático Paloma Valencia de aplazar la votación de la Consulta para que no beneficiara a Sergio Fajardo a cambio del apoyo a la inciativa por parte de la bancada uribista, el Senado tenía ayer la tarea de aprobar o negar que se convocara a los colombianos a votar los siete mandatos anticorrupción.

Las mayorías estaban dadas.

Desde el 17 de abril cuando López se puso la camiseta de ciudadana por encima de la de senadora y candidata a la Vicepresidencia logró que 75 senadores de 10 bancadas diferentes, incluida la del Centro Democrático, respaldaran la iniciativa con la condición de que se votara después de la primera vuelta.

En la previa de la plenaria, por el rumor de que algunos senadores planeaban aplazarla, Lozano y López comenzaron a recordar el compromiso de las bancadas en sus cuentas de Twitter.

En un trino, Lozano dijo que el Centro Democrático se estaba echando para atrás por pagar el precio de las alianzas de Duque con “la clase política” (Partido Conservador, Liberal, de La U y Cambio Radical) para la segunda vuelta.

Valencia le respondió que estaba usando la consulta para sacar “réditos políticos” a favor de Petro (por quién Lozano ya cantó su voto).

Después salió Duque a ratificar por Twitter su apoyo a la iniciativa.

“Este es un partido coherente, que no dice mentiras que jamás promete cosas que no va a cumplir, pero lo ponen en Twitter diciendo que no vamos a votar para poderse hacer dueños de la iniciativa,” dijo Valencia en sesión conjunta de Cámara y Senado antes de que comenzara la plenaria.

Como lo contamos  parte de lo que hizo que prosperara el trato con el uribismo fue reconocer ante la opinión pública el trabajo de la bancada del Centro Democrático en la lucha contra la corrupción.

Se cumplió la palabra

A las 4:50 p.m. comenzó la plenaria y Efraín ‘Fincho’ Cepeda, presidente del Senado, invitó a López a intervenir.

Vestida otra vez con la camiseta ciudadana con la que encontró en abril los apoyos de las diferentes bancadas, López subió al atril.

“Aquí estamos honrando la palabra, intervengo en esta sesión en mi calidad más de ciudadana que de senadora” dijo.

Recordó uno por uno los compromiso de los partidos y de los senadores y leyó el aval de conveniencia que se iba a votar.

Con el pronunciamiento del senador Álvaro Uribe se abrieron las intervenciones de los congresistas para ratificar su apoyo, mostrarse como líderes en la lucha anticorrupción, dejar algunas salvedades sobre la mesa y de paso hacer campaña a favor o en contra de algunos de los candidatos.

“Voy a votar positivamente porque he sido honorable y porque he administrado el patrimonio público con decencia, austeridad y sin desgreño,” dijo Uribe y más adelante le lanzó una pulla a Petro “algo que le falta a esta consulta es elevar a la categoría de corrupción el desgreño que casi quiebra a Bogotá en la administración anterior.”

Después le hizo campaña a Duque y reforzó la idea de que no es su títere diciendo, “voto acatando la instrucción del doctor Iván Duque ajeno a la politiquería, ajeno a la mentira y ajeno al sofisma para conducir desviaciones del electorado.”

Las intervenciones de los otros miembros de su campaña que hablaron más tarde fueron en la misma vía.

El senador Ernesto Macías acusó a Petro de tener rabo de paja con su interés de politizar la votación con un trino en el que le pidió a Duque “ordenarle a su bancada aprobar la consulta.”

“Es la persona menos indicada para hablar de anticorrupción, es uno de los corruptos más grandes que tiene el país, en su paso por la Alcaldía de Bogotá dejó una estela negra de corrupción en contratos,” dijo.

Las bancadas que ya habían cantado su respaldo lo repitieron y algunos que antes se opusieron terminaron dando el ‘Sí.’

“Es un buen mensaje para el país que el Congreso avale esta consulta, voy a votar positivamente,” dijo el senador Mauricio Lizcano del Partido de La U, que era de la onda del ‘No’ y golpeó la mesa en el debate de abril en señal de aprobación a las críticas que presentó el senador Roy Barreras a la Consulta en representación de su bancada.

De 75 apoyos cantados hace varias semanas la Consulta pasó a ser aprobada ayer con 84 votos a favor y ninguno en contra.

El costo de votar en contra de una iniciativa anti-corrupción respaldada por más de 3 millones de firmas se probó (sobre todo en época de campaña) y hasta Barreras prefirió abstenerse a ser el único ‘No’ en el tablero.

“Pero muchos, si no todos, hoy están votando esta consulta para evitar daños colaterales en la elección presidencial del próximo domingo y para que no los sindiquen de no apoyar una consulta anticorrupción,” dijo Barreras en su intervención.

“La van a aprobar no porque crean en ella, sino porque le temen. Porque le temen a los medios de comunicación y le temen a las redes sociales porque los atropellan,” agregó.

Las críticas y el poder real y simbólico de la Consulta

En abril Barreras se convirtió en el ‘No’ a la Consulta cuando dijo que de los siete mandatos solo para dos no existen leyes y que es una iniciativa populista o un “espejismo” para los ciudadanos que no soluciona los problemas de fondo de la corrupción y por el contrario le va a costar al país casi 300 mil millones de pesos. 

El exministro de Vivienda Luis Felipe Henao, otro crítico de la iniciativa, ya había dicho algo parecido "¿Será necesario gastar 50.000 millones (lo que él consieró que costaría la Consulta) de pesos para preguntarnos si el agua moja? Hoy la legislación contempla casi todas las 'novedosas' propuestas de quienes buscan titulares de prensa." 

Los siete mandatos son: bajar el salario a los congresistas y altos funcionarios; quitar los beneficios de cárcel especial a corruptos y prohibirles contratar con el Estado; pliegos tipo en todo el país (hoy solo hay pliegos tipo en infraestructura); presupuestos públicos con participación ciudadana a través de audiencias públicas, congresistas deben rendir cuentas claras sobre su gestión, haciendo públicas sus gestiones, votaciones e iniciativas; hacer públicas las declaraciones de renta e ingresos injustificados de políticos y extinguir su dominio; y máximo 3 periodos en corporaciones públicas.

A la crítica del exministro Henao, del senador Barreras y de académicos como Juan Carlos Henao, rector del Externado, de que la mayoría de las medidas ya existen en leyes los que defienden la Consulta han contestado que aunque existen no son suficientes o tienen vacíos. 

“Aunque es cierto que existen muchas de estas medidas faltan elementos para que esas herramientas sean contundentes en la lucha anticorrupción,” le dijo a La Silla Andrés Hernández, director de Transparencia por Colombia.

Para Hernández las normas que existen se quedan cortas porque tienen obstáculos o trampas que hacen que no sean contundentes y varios de los mandatos de la Consulta pueden contribuir a ponerles dientes y eliminar trampas de la normatividad. 

El trabajo legislativo que se dará después de que los colombianos voten la Consulta será clave para reglamentar estos mandatos y hacerlos eficientes.

Para poner tres ejemplos de los puntos que se han criticado, según Hernández, si bien existe la obligación a presentar la declaración de renta a funcionarios esta no es de acceso público y eso es una traba para hacerles veeduría.

También existe una ley que prohíbe que personas condenadas por corrupción vuelvan a trabajar con el Estado, pero la normativa no lleva necesariamente a sancionar a los beneficiarios finales o a los dueños reales de las empresas.

Y para la participación ciudadana en la decisión de los presupuestos públicos de inversión existen mecanismos, pero eso no sucede con el porcentaje más alto del presupuesto de las entidades y, aunque no se puede someter todo a concertación con la ciudadanía, sí se podría ampliar el alcance de la participación para que los ciudadanos vean que pueden incidir y hagan veeduría.

La Consulta se presenta entonces como una oportunidad para profundizar los efectos de las leyes existentes y para eliminar las trabas o vacíos que tienen.

Y sobre todo sirve, como lo plantea Ana Paulina Sabagh, especialista en corrupción y transparencia, para cumplir una función simbólica. 

“Sirve para mantener el tema en la agenda pública, pero no desde el delito sino desde la acción ciudadana y colectiva,” le dijo a La Silla Sabagh. 

O en palabras de Hernández, “más allá de los contenidos la Consulta abre la posibilidad para que como país y como ciudadanos nos movilicemos para darle un mandato claro al nuevo poder político que estamos eligiendo en este año electoral. Un mensaje de rechazo de la ciudadanía a las prácticas de corrupción, abuso del poder y de la mermelada.”

La Consulta es un hecho político contundente en la lucha contra la corrupción y un triunfo para López que logró alinear al Congreso y elevar el costo para los congresistas de no apoyar la iniciativa. 

Ahora el Presidente tiene ocho días hábiles para convocarla para que durante los próximos tres meses (probablemente en septiembre) se voten los siete puntos. El reto no es fácil porque solo tendrá efectos si mínimo 12 millones de personas la votan.

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