Cúcuta logra récord en recaudo tributario, pero parte de su superávit es un globo

Cúcuta logra récord en recaudo tributario, pero parte de su superávit es un globo

Hace dos semanas, el alcalde alternativo Jairo Yáñez, anunció con bombos y platillos que las finanzas de Cúcuta cerraron en 2020 con un superávit de más de 79 mil millones de pesos.

Tener una noticia tan buena en plena pandemia y con crisis económica fue sorprendente. Sobre todo porque la ciudad venía de tener un déficit.

Desde el periodo como Alcalde de Cúcuta del condenado Ramiro Suárez Corzo, en 2006, las finanzas de la ciudad venían en rojo. Alcanzó un déficit de 173 mil millones de pesos con Súarez, y aunque en 2015 parecía saneado, durante el periodo de César Rojas, ahijado de Suárez, Cúcuta cerró el 2019 con un hueco en caja de 25 mil millones de pesos.

La Silla Vacía investigó y encontró que en efecto Yañez ha aumentado considerablemente el recaudo tributario y saneado el déficit, un logro de su Alcaldía y un resultado también de la renovación en política que representa.

Sin embargo, un poco menos de la mitad de la plata que la Alcaldía dice que le sobró es realmente presupuesto que no ejecutó. Es decir que no son excedentes por “administración eficiente de recursos”, como publicó la Alcaldía, sino todo lo contrario. 

El logro en el recaudo

En una ciudad como Cúcuta, con la mayor informalidad del país, la falta de cultura tributaria es un reto para los alcaldes. 

El antecesor de Yáñez, César Rojas, intentó cobrar 118 mil millones de pesos que los cucuteños debían de impuesto predial acumulado de varios años y lo más cerca que estuvo de recaudar lo adeudado fue 25 mil millones en 2018. 

En contraste, Jairo Yáñez, en su primer año y en medio de la crisis económica, superó el recaudo de los últimos cuatro años en varios impuestos. Lo hizo a punta de condonarles los intereses de mora a los cucuteños.

De esa manera, logró recaudar el récord de 28.828 millones de pesos de impuesto predial; y 9.900 millones de pago moroso del impuesto de industria y comercio, cuando en años anteriores la Alcaldía lograba sumar entre 1.700 y 3.800 millones de pesos. 

Ese logro, en buena parte se debe a que en noviembre el Concejo le aprobó a la Alcaldía perdonar el 95 por ciento de los intereses a los contribuyentes que se pusieran al día con su deuda. 

La recuperación de cartera también se evidenció en el recaudo por valorización, un impuesto que se cobró durante los mandatos del polémico y condenado alcalde Ramiro Suárez y su ahijado César Rojas: la alcaldía de Yañez recuperó 1.419 millones de pesos de cartera de 2007.   

Además de esta política de condonación, en la alcaldía creen que también influyó la confianza que la administración de Yáñez generó en buena parte de la ciudadanía, porque sin carrera pública ni aliados derrotó las maquinarias políticas tradicionales de Norte de Santander.  

Una muestra de esa confianza es que aun sin la política de condonación, alcanzaron a recaudar 21 mil millones en año de pandemia, cuando nadie quería o podía pagar impuestos. 

De hecho, el ingeniero y empresario Yáñez llegó a la Alcaldía de Cúcuta sin ninguna experiencia política previa, tras una campaña de apenas tres meses y con el aval del partido Verde. No gastó en publicidad y en cambio se hizo conocido por pasear las calles con un megáfono y porque el exalcalde de Bucaramanga, Rodolfo Hernández, lo respaldó. 

Una vez llegó, armó un gabinete sin cuotas burocráticas y en su mayoría sin pasado político. Aunque la inexperiencia de su equipo le ha pasado factura, ha marcado un contraste con la parcelación de secretarías a grupos políticos que apoyaban al Alcalde que antes existía, en las que cada secretario era jefe de una cartera y a la vez responsable de hacer política en un sector de la ciudad.

También, contrasta con la millonaria contratación de prestaciones de servicio para oficios varios con la que aceitaban su maquinaria para las elecciones.

Según nos dijo la secretaria de Hacienda, María Virginia Valencia, se dieron cuenta de la confianza con la ciudadanía con la campaña que desplegaron antes de que iniciara la pandemia para hacer que los cucuteños se pusieran al día con sus impuestos. 

Para eso habilitaron un sistema de pago en línea que permite pagar todos los tributos desde un mismo sitio web, algo que hoy es normal en todas las ciudades pero que en Cúcuta hizo la diferencia desde principios del 2020.

También alcanzaron a socializar ese método de pago en centros comerciales y parques. Durante febrero, cerca de 50 contratistas de Hacienda le mostraban a la gente con computador en mano cuánto era su deuda con el municipio y cómo podían pagarlo de manera unificada y por internet. 

“Tuvimos varios casos, pero me acuerdo de un señor en particular que vino hasta acá a la oficina con la plata de impuestos a decirnos que ahora sí iba a pagar cumplido porque ya la Alcaldía no era de corruptos”, nos dijo Valencia. 

Este mayor recaudo representa casi 24 mil millones de pesos de los 79 mil millones que la Alcaldía anunció de superávit y es un logro significativo para una ciudad que tiene un presupuesto anual de 1,2 billones.

Pero el resto de la plata del superávit más que un logro evidencia poca capacidad de ejecución.

La plata que se quedó quieta

Según la información que nos dió la secretaría de Hacienda, 32.778 millones del superávit corresponde a plata que, aunque el municipio tenía disponible para invertir durante el año pasado, no contrató.

De esa plata, 24.715 millones de pesos corresponden a recursos con destinación específica, como lo son salud y educación. 

En salud sobró plata para invertir en salud pública colectiva, a pesar de que estamos viviendo una pandemia. Tenían presupuestado ejecutar 5.656 millones de pesos y quedaron con 2.410 millones de pesos sin gastar. 

Aunque a principios de 2020 tenían presupuestado pagar 7 mil millones de pesos para cubrir la deuda del municipio con el sector salud, en ajustes durante el año bajaron la meta a 1.370 millones de pesos. Y eso también se quedó en caja. 

Los otros 8 mil millones eran de libre destinación. Es decir, que Yáñez pudo haber invertido en cualquiera de sus proyectos del plan de desarrollo o en mitigar el desempleo que está en 22,5 por ciento y es el segundo más alto del país, o la informalidad que está en 72 por ciento y es la más alta del país. 

Incluso, se quedó plata por ejecutar en uno de los problemas estructurales de la ciudad: seguridad. Como contamos en esta historia, Yáñez tuvo 4 secretarios al frente de esa cartera en su primer año, mientras las cifras de homicidios se incrementaban y el conflicto del Catatumbo llegaba a la zona rural de la ciudad.

De 700 millones de pesos que presupuestaron invertir en seguridad ciudadana, les faltó ejecutar 276. 

La secretaria de Hacienda y el secretario Privado de la Alcaldía nos dijeron que la razón por la que no ejecutaron esa plata fue la pandemia, que los enfocó en la inversión en temas covid y retrasó las demás áreas. 

Aunque eso fuera así, encontramos que incluso en rubros que se crearon para atender la pandemia, quedó plata por gastar. 

De 4.650 millones de pesos que tenían para emergencias y desastres, no ejecutaron 3.858 millones. De esos, 120 millones estaban destinados a la emergencia por covid. 

Además, presupuestaron invertir 500 millones de pesos para atender la crisis económica por la pandemia y no ejecutaron 334 millones. 

Esa plata en caja es una muestra de la falta de gestión de recursos que ya habíamos explicado en esta historia, en la que contamos que varias secretarías, como la de TIC, Prensa y Comunicaciones y General, habían llegado a corte de diciembre con 0 por ciento de ejecución en presupuesto de inversión.

Así, el superávit de Yáñez tiene sabor agridulce.

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