Mientras todos los gobernantes del país se preparan para sumarse al Sí en el plebiscito, el Alcalde de Bucaramanga marcó distancia.
El Alcalde que le hizo el quite al Sí del plebiscito
Rodolfo Hernández, alcalde de Bucaramanga.
Mientras que la gran mayoría de alcaldes y gobernadores se están alistando para promover el Sí al plebiscito, el alcalde de Bucaramanga, Rodolfo Hernández, se apartó y anunció que su administración no estará a merced de la campaña que arrancó hace dos semanas el Gobierno con los líderes de los partidos de la Unidad Nacional. Aunque tampoco dijo que estará con el No sino que aseguró que no va a inclinar la balanza hacia ninguna de las opciones, su posición lo convierte en el primer gobernante de una ciudad capital en apartarse de la campaña para aprobar los acuerdos con las Farc en La Habana.
El quite al Sí
Rodolfo Hernández es uno de los alcaldes que más ha mojado prensa en el país por su campaña basada en los principios kantianos, por su estilo desparpajado, por la manera en la que critica la corrupción y porque desde que empezó su mandato no ha escatimado micrófono alguno para asegurar que a la ciudad que dirige “se la robaron” sus antecesores.
Además, ha utilizado su cargo para hacer declaraciones políticas como la izada de la bandera Lgbti en la Alcaldía de Bucaramanga en señal del apoyo a esa comunidad tras las polémicas declaraciones de la diputada de Santander, Ángela Hernández, contra la inclusión de esa población en los manuales de convivencia escolares.
En general, desde que arrancó su campaña y más desde que se convirtió en Alcalde, Hernández ha tenido una posición para cada cosa que le preguntan. Sin embargo, en lo que respecta al proceso de paz su talante ha sido otro.
Y es que desde que arrancó su administración, Rodolfo Hernández ha sido de los pocos alcaldes del país que no ha tenido dentro de sus prioridades -y ni si quiera en su discurso- esa agenda.
Por ejemplo, cuando se aprobó su plan de desarrollo el Concejo (cuyas mayorías son de oposición a su gobierno) le pidió que incluyera explícitamente el tema del posconflicto porque no estaba; más adelante se conoció que en medio del recorte presupuestal que le hicieron a varios programas de la administración, el de víctimas fue uno de los más afectados, y aunque en los últimos cuatro años solo se ha hablado de los diálogos en La Habana, cada vez que se pronuncia sobre él la sensación que deja es que el tema no es de sus favoritos.
“…Ni voy a manipular para que voten Sí o No. Es una decisión democrática que tiene que tomar cada uno de los ciudadanos”, le dijo a medios locales en momentos en los que la comitiva de congresistas y voceros de la Unidad Nacional arrancaron la campaña por el Sí en todo el país.
El mensaje es muy particular teniendo en cuenta que la gran mayoría de alcaldes siguen la línea de la Presidencia y que aunque Hernández no está diciendo que se suma al No, abstenerse de promover el Sí cuando tiene niveles de popularidad tan altos (81% de favorabilidad según la última encuesta de Gallup) en la ciudad que dirige, le resta a la campaña de Santos.
Las críticas
Hernández, al igual que miles de colombianos, ha sido víctima de las acciones de las Farc, y además de que tuvo a su papá secuestrado, a una de sus hijas la secuestró esa guerrilla hace siete años y como él se negó a pagar un rescate de 2 millones de dólares, no la volvió a ver.
En medio de los detalles que ha dado a conocer desde que se convirtió en alcalde de Bucaramanga sobre el secuestro de sus dos familiares, varias han sido las críticas que le ha hecho al proceso de paz.
En marzo en una entrevista con Darío Arizmendi en Caracol Radio aseguró: “A mi papa lo secuestraron hace 25 años, lo tuvieron 145 días secuestrado, le hicieron la encerrona los vagabundos de las Farc y ahora les van a poner dizque Senado, Cámara y sueldo para todos esos sinvergüenzas y mientras tanto el pueblo necesitando trabajo, totalmente abandonado”.
Más adelante en esa misma entrevista le hizo una crítica al Gobierno sobre la implementación de la ley de víctimas: “Llegan miles de funcionarios a decir que el plan de reconstrucción de las víctimas y les entregan 160 mil pesos al mes, y dicen que la sumatoria vale $120 mil millones al año, y la parte burocrática de ese programa vale $180 mil millones, dígame ¿Quién entiende eso?”.
En abril, y esta vez en Hora 20, puso en duda la implementación a largo plazo de lo que se había acordado hasta ese momento en La Habana, cuando en medio del balance de sus 100 primeros días le preguntaron sobre cómo incluiría a Bucaramanga en el posconflicto.
“La guerra es una consecuencia de la corrupción, hasta que no ataquemos el fondo de la corrupción la guerra sigue. Pueden firmar todos los papeles que quieran, pero la guerra sigue porque es el producto de una injusticia, de un abandono y de un no reconocimiento, de una no inclusión, de una traición”.
Y remató: “Entonces todo lo que sea mirar la paz como un activo de todos los colombianos bienvenido sea, pero quiero saber cómo será el comportamiento en el largo plazo”.
Precisamente, por eso, es que su declaración, para dos congresistas santandereanos que hablaron con La Silla y dos altos funcionarios de su administración, está más del lado del No que del Sí, aunque en la Alcaldía digan que van a promover un debate neutral a los puntos del acuerdo.
“Es su manera de apoyar el No, sin llamar tanto la atención”, le dijo a La Silla uno de los funcionarios.
Lo que le juega en contra
La decisión de Hernández de apartarse de la campaña del plebiscito, sin embargo, sí cayó mal entre la comitiva de los líderes de la Unidad Nacional que desde que inició el mes empezó a recorrer varias ciudades promoviendo el Sí.
El senador de La U, Armando Benedetti, quien es uno de los principales voceros de la campaña por el Sí le dijo a La Silla sobre Hernández: “ese es el problema cuando alguien se hace elegir por firmas, no corresponde a nada, conspira contra el Estado, contra la paz y son anarquistas”.
En su natal Santander también recibió críticas, y el representante liberal y presidente de la Cámara, Miguel Ángel Pinto, quien además es un opositor a la administración de Hernández, calificó la abstención como una “afrenta”.
Todo lo que le aplauden en Bucaramanga lo tiene mal parado en la Presidencia porque creen que todo lo está improvisando
Si bien, con la dinámica bajo la que ha gobernado Rodolfo Hernández el no tener respaldo de congresistas o ser criticado por ellos ni le suma ni le resta, sí le cierra aún más las puertas para hacer gestión.
“A él no lo toman en serio en la Nación. Todo lo que le aplauden en Bucaramanga lo tiene mal parado en la Presidencia porque creen que todo lo está improvisando. Apartándose del plebiscito menos oportunidades va a tener”, le contó a La Silla un senador de Santander.
Además lo que se sigue afectando es su ya maltrecha relación con el Presidente Juan Manuel Santos (lo dejó plantado en dos eventos públicos en Bucaramanga y le ha cuestionado su apoyo a “la clase corrupta” de Santander), de quien depende para financiar varios de los proyectos que tiene en su agenda (los hogares felices que prometió, la crisis de Metrolínea -sistema de transporte masivo- y la inversión para sectores populares de Bucaramanga) y más teniendo en cuenta que recibió una ciudad en déficit.
También le juega en contra a Hernández en el Gobierno que aunque su posición no es directamente a favor del No, la abstención lo acerca más al Centro Democrático y al senador Álvaro Uribe, con quien guarda afinidades ideológicas que él mismo ha reconocido.
Aunque una alta fuente del Ministerio del Interior nos aseguró que la posición de un gobernante sobre el plebiscito no va a afectar las posibilidades que tiene de atraer inversión a su municipio o departamento, los cuatro congresistas que hablaron con nosotros para esta historia aseguraron que la realidad era otra y que el camino se le va a poner a Hernández más cuesta a arriba de lo que lo tiene.
Si Hernández le resta en algo al plebiscito en Bucaramanga solo se sabrá con certeza hasta el día de la votación; también con el tiempo se sabrá si la ciudad sufre una penalidad por su independencia frente a la bandera del Presidente.