El papayazo de Rodolfo Hernández

Silla Santandereana

Rodolfo Hernández, alcalde de Bucaramanga.

Las ultimas dos semanas el Alcalde de Bucaramanga cazó tres peleas. Una terminó dándole munición a la oposición.

 En las últimas dos semanas el alcalde de Bucaramanga, Rodolfo Hernández, se montó al ring para librar tres peleas al tiempo: enfrentarse al cacique liberal Horacio Serpa, controvertir la estrategia de la multinacional minera Minesa en los municipios aledaños al Páramo de Santurbán, y defender la entrega del negocio de las basuras por 30 años a dedo.

Aunque las dos primeras refuerzan el estilo con el que ha gobernado desde que arrancó  su administración y que es el que le ha servido en gran parte para mantener su popularidad; la tercera no solo le puso un lado flaco a su principal bandera, sino que de paso le dio papaya a la oposición para atacarlo y le puso a la Procuraduria encima.

Forjó su propio ‘talón de Aquiles’

Como lo había anticipado La Silla, la licitación para encontrar una tecnología alternativa a la de un relleno sanitario para disponer las basuras de Bucaramanga y el área metropolitana tuvo que declararse desierta ad portas de que finalice la cuarta emergencia sanitaria que se ha declarado en esos municipios.

 

Con ello Rodolfo Hernández quedó entre la espada y la pared. No sólo porque se quedaba sin una carta fija para mostrar en septiembre, cuando nuevamente le toque extender la emergencia y explicar ante un juez lo que hizo para encontrar una solución al cierre del relleno El Carrasco; sino porque empezó a debatirse entre la posibilidad de entregar directamente el contrato a Vitalogic RSU (uno de los proponentes que aunque superó todos los requerimientos técnicos y financieros fue descartado porque no presentó la póliza) para tener un resultado cuando declarara la emergencia o llamar a un nuevo proceso con el riesgo de que al final nadie se presentara. 

Si bien  tal y como está formulado el proyecto, ni la Empresa de Aseo de Bucaramanga, Emab, ni el municipio pondrán un peso y tampoco responderán solidariamente con recursos por la estabilidad financiera del inversionista que quiera implementar una tecnología alternativa a la de un relleno, el tema es sensible porque por el modelo (el privado pone la plata y opera la planta a cambio de las basuras por 30 años) de cualquier manera implica que un privado se quedará con un negocio de al menos tres décadas en el área metropolitana. 

Precisamente por eso si la decisión que tomaba Hernández era entregarle a dedo el contrato a un particular amparado en que el manual de contratación de la Emab permite usar esa figura cuando una licitación se declara desierta, que fue lo que finalmente sucedió, levantó una polvareda en el departamento.

La decisión de Hernández se basó en tres argumentos: que Vitalogic RSU cometió un error de forma y no de fondo, que existía la posibilidad de que en la nueva convocatoria no se presentaran ofertas debido a que las condiciones del proceso iban a ser las mismas y a que en el caso de Vitalogic podía desistir dado que competiría en desigualdad porque su propuesta había quedado al descubierto, y que la administración de Hernández quería responderle a los habitantes del barrio Porvenir que por ser los que están más cerca al relleno El Carrasco están presionando para que se cierre.

La última era una motivación más política, dado que el exalcalde de Bucaramanga Luis Francisco Bohórquez, quien terminó su administración en medio de varias denuncias sobre presunta corrupción, captó votos en ese barrio -en el que vivió- prometiendo que acabaría con el relleno, pero jamás cumplió.

Esos argumentos poco sirvieron para calmar el ambiente y de hecho la controversia por la decisión escaló tanto que llegó a su punto más álgido el lunes cuando el Comité Transparencia por Santander, veeduría que le hace seguimiento a los procesos de contratación del departamento, pidió el acompañamiento de la Procuraduría a la decisión de la administración de Hernández.

Básicamente, lo que dijo el Comité fue que no era “prudente” tomar ese camino, entre otros, porque había tiempo para hacer otra licitación.

“Es cierto que en un mes se acaba la emergencia, pero debido a que la instalación de la nueva tecnología tardaría más de un año, el comité no entiende por qué no se tomaron dos meses más para hacer una nueva convocatoria”, le dijo a La Silla María Juliana Acebedo, vocera del comité. “Nosotros pedimos acompañamiento de la Procuraduría porque en un proceso de esta magnitud es necesario que se garantice que la decisión que toma la administración es la mejor y en este caso creemos que es necesario que esté presente”.

La petición tuvo respuesta ayer y la Procuraduría anunció que haría acompañamiento preventivo y le pidió a la administración de Hernández que informara el estado del proceso y las decisiones que ha tomado al respecto.

Esos dos hechos dejaron claro que más allá del cruce de versiones sobre la licitación, lo que Hernández comprometió de fondo con esa decisión fue la robustez de su principal bandera: la transparencia en la contratación, que es la que le ha servido de argumento de base para cazar peleas con los políticos tradicionales del departamento.

Y es que aunque su administración se ha caracterizado por disparar el número de oferentes en procesos de selección (al de la construcción de las ciclorrutas, que fue el último que cerró, llegaron 60 propuestas) y ese es un hito en Bucaramanga, el hecho de que haya preferido entregar a dedo ese contrato no dejó un buen sabor incluso entre sectores que no le hacen oposición, y, además, le sirvió para darle papaya a la oposición en momentos en los que cazó una pelea con su principal líder: el senador y cacique liberal, Horacio Serpa.

El papayazo

La pelea con el senador liberal Horacio Serpa, ha sido de lejos la más mediática que ha sostenido Rodolfo Hernández con un político de Santander. 

El pulso se originó porque en una entrevista en ‘De buena fuente’ en el canal regional TRO, Hernández aseguró “derrotemos la politiquería, derrotemos a Serpa”.

Aunque el Alcalde de Bucaramanga se ha referido con palabras similares a toda la clase política tradicional del departamento, esa declaración se convirtió en el ‘florero de Llorente’ de una pugna que venía aplazándose desde el año pasado y que tomó forma por las denuncias que empezó a hacer el Alcalde de Bucaramanga sobre las prácticas que fueron promovidas por militantes del Partido Liberal cuando estuvieron en el poder regional.

Los argumentos que tiene Hernández contra los rojos locales son varios. Solo en los últimos ocho años pusieron tres alcaldes, y de esos uno pagó cárcel (Héctor Moreno Galvis) por irregularidades en contratación, otro fue destituido (Fernando Vargas Mendoza) por lo mismo, y el último está salpicado (Luis Francisco Bohórquez) por varias denuncias sobre presunta corrupción que hoy están siendo priorizadas por la Fiscalía.

Si bien Serpa no se había pronunciado sobre ese tema contundentemente, en esta ocasión, como el ataque de Hernández fue de frente contra él no tardó en responder, y los dos mensajes que envió fueron a través de Ola Política, medio de su propiedad.

Primero el economista liberal Humberto Tobón, pidió que investigaran a Hernández por participar en política por las referencias contra Serpa en vísperas de la campaña para las legislativas de 2018, y a los dos días el mismo  Serpa publicó una carta en ese portal en la que no solo tildó a Hernández de chabacán, sino en la que dijo que su manera de gobernar era ‘desatinada’, ‘negligente’ e ‘improductiva’.

Como esa carta terminó de encender la pelea, al día siguiente Hernández le respondió con otra en la que le pidió al Senador que rindiera cuentas por el Proceso 8.000, lo retó a un “tribunal de la verdad”, y le sacó al baile el nombramiento del nuevo procurador regional, Édgar Fandiño, quien llega a ese cargo como su cuota.

Si bien hasta ahí fue la pelea en medios, y al final, según un sondeo realizado por Vanguardia Liberal entre sus usuarios, el mayor respaldo fue para Hernández (de los 4.035 votos, 3.549 le dieron la razón), dejó encendida la mecha del pulso que Serpa y el sector que se opone a Hernández empezó a capitalizar con el tema de las basuras.

Desde que arrancó la semana, y con la decisión del Alcalde de Bucaramanga de entregar a dedo el negocio, Serpa empezó a opinar directamente sobre la gestión de Hernández, algo que no había hecho hasta ahora.

Además, el lunes a través de un video que se movió en Twitter acusó a Hernández de hacer “una tramoya” con el contrato de las basuras para “poder entregar a dedo una contratación”.

De hecho ayer, y con la petición de Transparencia por Santander cómo trasfondo hizo otro trino sobre el mismo tema.

A ese mismo bus también se montó el controvertido exalcalde de Bucaramanga Lucho Bohórquez, quien empezó a retrinar todos los comentarios sobre la decisión de Hernández, y quien además aprovechó para hacer sus propias críticas.

Así que con el contrato de las basuras terminó dándole munición a la oposición, y eso en momentos en los que cazó pelea con el líder del liberalismo le puede restar más que en cualquier otro momento de su administración.

Y es que aunque Hernández tiene varios logros que mostrar en temas anticorrupción, su principal falencia sigue estando en el despegue de las promesas clave de su plan de desarrollo, y con la lupa de Serpa, quien sigue siendo uno de los poderosos del liberalismo en el país, se hace a un enemigo que puede ponerle varios palos en la rueda.

Por ejemplo, Serpa es de la misma línea política que la de la Procuraduría General, y además es muy cercano al Presidente Juan Manuel Santos, así que tener malas relaciones con él puede terminar dañando el puente que mal que bien Hernández ha tendido con la Nación para apalancar sus proyectos. 

Se metió en una encrucijada con los municipios de Santurbán

Pero al tema de las basuras y su pelea con Serpa, Hernández le sumó el distanciamiento público que marcó con Minesa,  la  minera árabe que tiene intenciones de extraer 9 millones de onzas de oro en los próximos 20 años en la vecindad del Páramo de Santurbán. 

Como contó La Silla, en un debate de la Asamblea de Santander , Rodolfo Hernández se fue lanza en ristre contra la minera a la que acusó de estar deslumbrando “con espejitos” a los habitantes de los municipios que están en inmediaciones de ese ecosistema por las inversiones que está prometiendo.

En ese momento, Hernández también sacó al ruedo la idea de  crear una bolsa común para hacer pequeñas obras directamente en esa provincia de Santander y desbaratarle el discurso a la minera.

“¿Por qué no podemos sacar 15 mil millones y quitar ese espejismo con el que van a engañar la gente como si estuviéramos en la conquista? ¿Cómo vamos a dejarnos engañar?”, dijo en el debate.

Pues bien, la Asociación de Municipios del Páramo de Santurbán, Asomusanturbán, una organización que se creó hace 15 años entre los municipios de California, Vetas, Suratá, Matanza, Tona, y Charta y que, como contó La Silla, firmó hace cinco meses un convenio con Minesa para que los ayude a formular proyectos y gestionar plata, le cogió la caña a la idea y el lunes radicó una carta en la Alcaldía de Bucaramanga pidiéndole a Hernández una reunión para concretar los pasos a seguir y desembolsar la inversión. 

En la carta, que además fue radicada en el Concejo de Bucaramanga, la Asamblea y la Gobernación, los alcaldes de los seis municipios hicieron una lista con proyectos que suman alrededor de $21 mil millones, que van desde alcantarillados hasta construcción de placas huellas, y que fueron priorizados por esas administraciones.

Si bien la carta está dirigida en términos cordiales, un párrafo es particularmente llamativo. 

Antes de cerrar, los alcaldes lo invitan a visitar y a conocer la región y su gente, algo que  deja en evidencia una de las principales molestias de los habitantes de esa subregión de Santander: la sensación de que muchos opinan sin conocer las complejidades con las que ellos viven, y eso también envía un mensaje político.

Y es que para aterrizar esa propuesta, Hernández la tiene complicada.

La principal razón es que en principio los recursos de cada municipio son para invertirlos en su propio territorio, y aunque Hernández debe destinar el 1 por ciento de su presupuesto a compra de predios para conservación de ríos y nacimientos de agua, esa plata solo podrá invertirse en eso y no en obras de infraestructura.

Así que un camino que tendría Hernández sería incorporar esa meta en el plan de desarrollo, pero para eso necesitaría el visto bueno de Concejo y no es tan claro que lo logre, porque además de que tiene a las mayorías en oposición (11 de 19 están en el bando opuesto), Bucaramanga tiene sus propias necesidades y no tendría mucho sentido invertir la plata del municipio afuera.

La Silla supo que en la Alcaldía estarían considerando otro camino: implementar el pago por servicios ambientales, que en junio fue establecido por decreto por el Presidente  Santos y que busca compensar con recursos a los municipios que están ubicados en zonas ambientalmente estratégicas para incentivar su conservación. Eso lo presentarían en las sesiones de octubre y noviembre en el Concejo junto con el presupuesto para 2018.

Sin embargo, dado que el decreto aún no está reglamentado no es tan claro cómo se aplicaría y si funcionaría para que un municipio destine recursos a otro ente territorial para ese fin. Además faltaría ver que en el Concejo cuente con respaldo.

Así que ahora Hernández deberá  tener en la cabeza a los municipios de Santurbán y a Minesa, que seguramente estará pendiente de medirle el aceite a su propuesta; y, además, seguirle el ruedo a la disputa con Serpa, que por los anuncios del congresista, hasta ahora inicia. Todo en momentos en los que dio papaya por mantener a flote la decisión de las basuras, otra pelea que deberá darse no solo con la oposición sino también con la presión de la Procuraduría, que ya le puso la mira encima.
 

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