El sindicato petrolero demostró que es más lo primero que lo segundo

Silla Santandereana

Las mayorías de la USO le dieron una punta de lanza al movimiento antifracking, pero dentro de la industria petrolera no es probable que calen.

Tras tres años de divisiones la Unión Sindical Obrera, USO, el principal sindicato petrolero del país, que agrupa alrededor de 19 mil afiliados de la industria, finalmente unificó su posición formal sobre la posibilidad de extraer crudo vía fracking en el país.

En la Asamblea Nacional, que es el máximo órgano de esa organización, determinó con una holgada votación a favor que no respaldaría el uso de esta técnica y que le pediría al Gobierno que agilice la transición de Ecopetrol a una empresa de energías renovables. 

Que haya zanjado el debate en estos momentos es clave porque le mete más fuerza a las consignas ambientales del paro contra ‘el paquetazo de Duque’; y se da  justo cuando el Ministerio de Minas anunció que está avanzando en los pilotos.

Sin embargo, más allá de su efecto simbólico no es tan claro qué tanto cale la decisión de la USO en la práctica, porque hay sectores que internamente no están de acuerdo con la determinación, y ese sindicato, como ha contado La Silla, ha ido perdiendo terreno y solo representa a una porción de los trabajadores del sector petrolero del país.

El debate sobre el fracking en la Unión Sindical Obrera, USO, inició en 2016 justo cuando en el país se conoció que en Puerto Wilches, Santander, y San Martín, en el sur del Cesar, había dos multinacionales interesadas en extraer crudo a través de esa técnica. 

Aunque para ese momento no tomó posición a favor ni en contra, la Junta Directiva emitió un comunicado pidiendo que se declarara una moratoria, es decir que se suspendieran todas las actividades relacionadas con el fracking, hasta tanto no se tuviera información científica sobre los impactos ambientales que tendría.

Eso porque esa técnica, que consiste en inyectar a presión millones de litros de agua combinada con químicos a profundidad para fracturar rocas en las que está atrapado el crudo, ha sido objeto de debate por las implicaciones que puede tener en el abastecimiento de agua en las zonas donde se aplique y el riesgo de contaminación de las fuentes ríos y quebradas.

Desde entonces el debate sobre su aplicación ha avanzado mucho en el país.

Además de que el gobierno designó una comisión de expertos para que conceptuara sobre su viabilidad; el Consejo de Estado suspendió la reglamentación del Minminas para hacer fracking mientras resuelve una demanda contra esa técnica. 

En estos momentos la decisión final sobre la si habrá bandera verde para fracturar rocas con el fin de extraer petróleo está en manos de ese tribunal.

Sin embargo, como contamos, la posibilidad de hacer fracking en estos momentos no está completamente suspendida porque de todas maneras el Consejo de Estado dio permiso para que se hicieran unos proyectos piloto, como lo recomendó la Comisión de Expertos para que diera un veredicto final.

Hasta la semana pasada el sindicato no tenía una posición dominante sobre si apoyar o no el piloto: Mientras que un sector estaba a favor, argumentando que se necesitaba un estudio a profundidad sobre sus potenciales consecuencias para tomar una decisión definitiva, había otro que de entrada estaba en contra de la explotación petrolera por esa vía.

Y aunque la discusión se mantuvo relativamente igual los tres años, finalmente en febrero, tras las elecciones sindicales, la USO acordó someter a votación qué bando tomar frente al fracking.

Acordaron que sería en la Asamblea Nacional de Delegados, que es el máximo órgano de decisión de esa organización; también, que sería a finales de noviembre, fecha que terminó coincidiendo con el paro contra el ‘paquetazo de Duque’, que completa 17 días.

La decisión

La Asamblea Nacional de Delegados es el estamento de decisión más amplio dentro de la USO.

 

Se convoca en todo el país con el fin de que en todas las regiones donde está la industria petrolera se definan delegados para que en el encuentro representen una posición cercana a las bases. 

En esta ocasión definieron 109 delegados, es decir, la proporción cerró a razón de 1 por cada 200 afiliados aproximadamente, partiendo de que el sindicato suma alrededor de 19 mil trabajadores del sector.

“Estamos hablando de que tenemos en consideración las verdaderas posiciones de las bases”, dijo a La Silla Moisés Barón, líder de la USO.

Tal y como estaba planteado el orden del día, la idea era que durante el encuentro escucharan a dos ponentes de cada uno de los bandos, que posteriormente iniciara la discusión, y que la sesión finalizara con la votación. 

Sin embargo, lo que nos relataron siete fuentes por aparte fue que no hubo debate.

“El presidente de la sesión dijo que consideraba que sobre el fracking ya había existido suficiente discusión y que era mejor proceder a votar”, dijo a La Silla una de las fuentes. Las otras seis dieron una muy similar.

La pregunta que se puso a consideración fue si la USO estaba a favor o en contra del fracking en el país, y al final la votación cerró con 77 votos en contra, 5 a favor y 22 abstenciones (5 delegados no asistieron).

Según nos relataron dos de las fuentes que nos hablaron bajo reserva, las abstenciones se dieron por dos razones. 

La primera porque hubo un sector al que le disgustó que no abrieran el debate.

Por ejemplo, había un bloque de la Junta Directiva (7 de los 20 que la integran), que es normalmente la cara de la USO, que había preparado intervención para pedir que las mayorías votaran a favor de pilotos hechos por Ecopetrol y no los dejaron intervenir.

Y la segunda porque sintieron que la pregunta sobre la que debía votar la USO no era el fracking directamente sino los pilotos.

“Aquí no se trataba solo de decir sí o no sin tener la información de campo. Había un sector que quería apostarle al debate con la información que podía ser recogida en los pilotos”, nos dijo una de esas fuentes.

Luis Álvarez, quien fue el presidente de esa Asamblea, no contestó las llamadas que le hicimos a su celular, por lo que no pudimos saber por qué tomó esa decisión.

De cualquier forma, lo que al final pasó fue que en medio de la coyuntura del paro contra el ‘paquetazo de Duque’ y cuando una de las demandas era la conservación ambiental, el principal sindicato del sector petrolero tomó posición en contra del fracking. 

El efecto

Que la USO haya tomado posición en contra del fracking no fue sorpresivo.

Ya estaba cantado que las mayorías en la Junta Directiva (13 de 20) se oponían a esa técnica de extracción petrolera, y la tendencia fue similar en la Asamblea. 

Además, como contó La Silla, en las presidenciales del año pasado ese sindicato en su mayoría decidió apoyar la aspiración de Gustavo Petro, pese a que él proponía cambiar el modelo de negocios de Ecopetrol.

La disyuntiva que planteó el apoyo al ahora Senador, revivió con la decisión formal de la USO.

Aunque las mayorías plantean que el país debe migrar a la producción de energías limpias y que Ecopetrol -tiene derechos sobre el 60 por ciento de las reservas nacionales- tiene la capacidad para hacerlo, en la práctica no es tan claro cómo lo haría.

No solo porque cambiar la matriz energética implicaría desinvertir en los proyectos actuales y cambiar las prioridades (entre esas la de la modernización de la refinería de Barrancabermeja) para meterle plata a los nuevos; sino porque de paso habría que contemplar una barrida dentro del personal para contratar uno que responda a las nuevas necesidades de esa industria. 

Además, porque en el corto plazo no es tan claro cómo sería funcional para los empleados del sector apartarse de la posibilidad de hacer fracking debido a que las reservas estimadas en el país solo alcanzan para poco más de 6 años, y la transición podría tomar, en el mejor de los escenarios entre 15 y 20 años.

“Hay una realidad y es que el tiempo está corriendo en contra. Los que queremos los pilotos no nos oponemos a la transición energética, pero hacerla responsablemente tarda, y el resto de tiempo ¿qué vamos a hacer?”, nos dijo un miembro de la USO que se abstuvo de votar en la Asamblea. 

Eso, sumado a que la USO ha ido perdiendo terreno principalmente porque el grueso de sus afiliados son contratistas y no empleados de planta (son apenas alrededor de 3 mil), algo que en la práctica hace que su negativa al fracking sea más simbólica que capaz de generar un efecto en la práctica. 

De hecho, una fuente de Ecopetrol que nos habló bajo la condición de que reserváramos su nombre, nos explicó que el anuncio de la Asamblea no variará los planes de esa empresa.

Entre otras, porque según sondeos internos (no nos entregó soportes), el 75 por ciento de los empleados apoya que los pilotos se pongan en marcha y pronto. 

“(La negativa) no afecta el proyecto, ni el cronograma, ni los planes de inversión. Habrá que seguir con la pedagogía”, aseguró esa fuente. 

Ecopetrol ya está extrayendo crudo vía fracking en Estados Unidos tras una alianza con la Occidental Petroleum y ha aumentado la destinación de la inversión a proyectos extranjeros. 

Además, esta semana la ministra de Minas y Energía, María Fernanda Suárez, anunció el primer semestre del otro año planean tener listos los protocolos para poner en marcha los pilotos de fracking.

Sin embargo, como con el paro encendido la decisión de la Asamblea de la USO le mete gasolina a la pelea ambiental, que está en el punto 13 del pliego de peticiones del comité, hacia afuera del sector petrolero es más probable que tenga eco.

Por ejemplo, Carlos Andrés Santiago, cabeza de la Alianza Colombia Libre de Fracking, celebró la decisión y le dijo a La Silla que “era muy importante y diciente que la USO se uniera a la petición”

Así, que seguramente de ahora en adelante el principal sindicato petrolero del país se convertirá en una de las puntas de lanza del movimiento anti fracking en Colombia con el paro como telón de fondo. 
 

Compartir
0