En el tercer pico, la vacunación se acelera y su impacto se empieza a notar

En el tercer pico, la vacunación se acelera y su impacto se empieza a notar

Por primera vez desde que empezó la pandemia, en abril de este año, los mayores de 80 años no fueron el grupo de edad que puso más muertos por el nuevo coronavirus. En medio de un tercer pico que no da tregua, el Gobierno renovó sus estrategias de vacunación masiva contra el covid. Y está dando resultado: en cinco de los últimos seis días, ha cumplido la meta de llevar el ritmo a más de 250 mil dosis aplicadas al día. 

Además, los efectos de la vacunación en las primeras etapas se hacen cada vez más evidentes. A pesar de las cifras sin precedentes de muertes y contagios totales, los grupos que ya recibieron el esquema de vacunación completo, los médicos y las personas mayores de 80 años, muestran una tendencia diferente.

Los mayores de 80 y el personal de salud están más protegidos

Los efectos más notorios son para las poblaciones que estuvieron priorizadas en la etapa 1 y se vacunaron entre febrero y marzo. 

“En el grupo de mayores de 80 años es donde se empezó a ver de manera importante la disminución de la mortalidad, que es lo que más se busca lograr. Y ya se ha empezado a ver también en mayores de 70”, señala la epidemióloga Silvana Zapata.

Mientras que en el primer y segundo pico los mayores de 80 se morían más que los otros grupos, en el tercer pico se mueren menos que las poblaciones de entre 40 y 80 años. 

Y mientras la tendencia del resto de los grupos de edad continúa en ascenso, entre los mayores de 80 las muertes ya vienen bajando. 

En cuanto al grupo de 70 a 79 años, aunque el impacto de la vacunación aún no es tan notorio como en los mayores de 80, sí se observa un cambio en las tendencias. También hay menos muertes en este pico que las poblaciones entre 40 y 70 años. Y aunque los casos aún no disminuyen, la pendiente de aumento entre marzo y abril es mucho menos empinada. 

Y en las tasas de mortalidad (número de fallecidos / población del grupo etario) también se evidencia el efecto de la vacuna.

Aunque la mortalidad sigue siendo mayor en los mayores de 80 que en las otras edades, ha disminuido comparada con la del segundo pico. Esto no ha sucedido con el resto de los grupos etarios, donde la tasa de mortalidad es mayor ahora de lo que fue en enero. 

En mayores de 80 años, la tasa de mortalidad en abril —el punto más alto del tercer pico para esta población— bajó en 24 por ciento respecto a la de enero. En cambio, para los de 40 a 49 años, la tasa de mayo aumentó en 97 por ciento frente a la del primer pico. Es decir, prácticamente se dobló. Para los de 60 a 69 años, subió 62 por ciento. 

Y el grupo entre 70 y 79 muestra, de nuevo, una tendencia más favorable: la tasa de mortalidad subió apenas 3 por ciento. 

Entre el personal de la salud, los efectos de la vacunación son incluso más evidentes en el número de casos: esta población ni siquiera tuvo tercer pico.

“Esos son los indicadores más fuertes de que la vacunación está funcionando”, le dijo a La Silla Gustavo Morales, presidente de Acemi, el gremio de EPS más grande del país.

Sin embargo, es una estrategia que tiene limitaciones. Grupos ya vacunados por completo, como los mayores de 80, siguen presentando tasas de mortalidad más altas que otros grupos no vacunados. “No se puede comparar entre los grupos, sino dentro del mismo grupo”, dice Hernandez, pues entre grupos hay diferencias demasiado grandes. 

Explica que, incluso vacunadas, las personas mayores son mucho más vulnerables al virus, tanto que la mortalidad no se elimina por completo, aunque sí tiene reducciones enormes.

Además, alcanzar los niveles máximos de inmunidad que da la vacunación toma tiempo. Hay que esperar, al menos, dos semanas para la segunda dosis, y luego otras dos semanas para adquirir niveles suficientes de inmunidad. En Colombia, según datos de MinSalud, hay 3.3 millones de personas vacunadas con las dos dosis. Esto incluye a todos los mayores de 80 años y personal médico, y a menos de 16 por ciento de los que están entre 79 y 60 años.

Pero aún con esta disminución en contagios y mortalidad de los grupos vacunados, el tercer pico está superando a los dos anteriores en casos y muertes. Y aún no da señales de aminorar. 

¿De dónde sale el tercer pico?

Según dos expertos consultados, el fuerte impacto del tercer pico se debe a que, antes de abril, más del 50 por ciento de la población en Colombia aún era susceptible al virus. Incluso después de los dos picos previos y más de un mes de vacunación.

“Eso es típico de las pandemias, porque se expanden hasta agotar susceptibles”, explica el salubrista Luis Jorge Hernández. “En realidad esta no es una pandemia sino muchas; cada grupo de edad tiene su propia pandemia”. 

 

“Aún hay muchos susceptibles de contagio, y se está viendo en edades menores”, coincide Gerson Bermont, director de Promoción y Prevención del MinSalud. Bermont es el funcionario encargado de liderar el plan de vacunación dentro del Ministerio 

A esto se suman varios factores que resultaron en el aumento de interacciones y exposición al virus, según explica la epidemióloga Zapata: “No tiene que ver solo con el paro, también con la apertura económica. La gente tiene que ir a trabajar, ya está cansada de las restricciones, y muchos municipios empezaron a tener medidas más flexibles”.

Y tanto Zapata como Hernández mencionan la circulación de nuevas variantes del virus, que aumentan el contagio. “Todo esto ha hecho que la tercera ola haya sido tan compleja”, dice Zapata. En Colombia el sistema de vigilancia del INS ha detectado la presencia de las variantes de preocupación de Brasil y del Reino Unido, aunque, como contamos, aún no hay datos certeros sobre su prevalencia.

“La conclusión es que hay que continuar avanzando en vacunación para que la mortalidad se disminuya en estos grupos etarios que ahora se están viendo afectados”, resume Elisa Torrenegra, presidenta de Gestarsalud, gremio de EPS del régimen subsidiado.

Y desde la semana pasada la vacunación avanza más rápido que nunca.

Colombia frente a los países de la región

Aunque Colombia empezó a vacunar más tarde que varios de sus vecinos, si igualamos todas las fechas de inicio de la vacunación, el país ha mantenido un buen ritmo cuando se compara con el resto de América Latina. 

Durante los primeros 20 días se demoró en despegar, y el ritmo se mantuvo por debajo de todos los países a excepción de México y Chile. Pero desde que se completó el primer mes, la vacunación ha aumentado de manera constante y con un ritmo bastante competitivo, por encima de México, Perú, Argentina y Brasil, y ya casi igualando a Panamá.

El acelerador a la vacunación

Las primeras tres semanas de mayo el ritmo de vacunación estuvo flojo, con un promedio semanal entre 120 y 160 mil dosis diarias, a pesar de que el Gobierno había anunciado que su meta para mayo era mantener un ritmo de 200 mil.

Pero desde hace casi una semana, el 26 de mayo, le metieron el acelerador, logrando un promedio semanal de 217 mil para la última semana de mayo. Durante estos días, además, se establecieron tres nuevos récords de dosis aplicadas al día, en un lapso de cuatro días. 

Este aumento se debe, en parte, a la apertura de la vacunación a poblaciones más numerosas, como los mayores de 50 años, según Torrenegra y el MinSalud. Y a esto se suma la decisión del Ministerio de cambiar de estrategia. 

Al principio empezó con un esquema estricto de citas y agendamiento, que como contamos, generó un cuello de botella en la vacunación. Ahora el Ministerio decidió abrir puestos de vacunación masivos, donde las personas priorizadas pueden ir sin agendamiento previo. 

“La posibilidad de abrir sin agendamiento permite que todas las personas que se quieran vacunar lo hagan, sin quedarse atrás por aquellos que están indecisos o no se quieren vacunar”, explica Zapata.

Torrenegra aclara: “Dada la disponibilidad de vacunas, se puede dar apertura de esta manera sin que se descuiden los grupos etarios anteriores, que deben seguir siendo prioridad”. 

Sin embargo, hay quienes ven inconvenientes en esta decisión.

“Tiene sentido en algunas ciudades donde los puestos de vacunación están vacíos, como Barranquilla y Cali, pero esas son excepciones”, señala Morales, de Acemi. 

Comenta que, sin agendamiento, en varios puntos las personas están haciendo filas de hasta seis horas para vacunarse. “El control de multitudes es muy importante. No creo que la solución sea el no agendamiento generalizado, porque entonces nos vamos al otro extremo”. 

Mariño, el experto en logística, coincide: “Ahora se volvió desordenado, las filas han sido impresionantes. Es importante liberar las restricciones para subir el ritmo, pero hacerlo así de un momento a otro tampoco fue bueno”. 

Pero Torrenegra explica que se ha dispuesto mayor infraestructura para llevar a cabo estas jornadas, con más personal y acudiendo a espacios como polideportivos y grandes colegios. 

De todas maneras, las seis fuentes consultadas para esta historia —entre expertos, dirigentes gremiales y el Ministerio de Salud— coinciden en que el principal factor para mantener el ritmo de vacunación es que haya disponibilidad de vacunas. 

“Todo depende de que el biológico llegue”, le dijo Torrenegra a La Silla. “Los que van a entrar en los próximos dos meses van a hacer que Colombia haga un repunte muy importante en la vacunación”.

Pero estas entregas, como afirma Mariño, no están del todo aseguradas. El problema de escasez global persiste. Por ejemplo, Zapata señala que ayer debieron llegar 900 mil dosis de AstraZeneca que estaban programadas dentro de los envíos de mayo. Hasta hoy se confirmó una nueva fecha de llegada, para el 3 de junio. 

“Eso es algo con lo que vamos a tener que convivir, porque las farmacéuticas están bajo mucha presión, y eso no es culpa del Gobierno”, dice Mariño. “Tenemos que aprender a convivir con ese problema”.

No solo con el de la escasez de vacunas. En general, el consenso de expertos alrededor del mundo sugiere que, incluso con poblaciones altamente vacunadas, el covid-19 y sus variantes nos acompañarán por muchos años. 

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