Todas las fuerzas de izquierda apoyan el paro de educadores, que por eso ha vivido una tregua en la competencia interna.
La campaña de la izquierda para 2018 también está en paro
Foto tomada de: fecode.edu.co
El paro de maestros, que ya cumplió un mes, ha obligado a postergar las elecciones para escoger los directivos tanto de Fecode como de la CUT, que son una suerte de primarias internas de la izquierda. Por eso, la competencia interna de la izquierda para aclarar su panorama para el 2018 solo arrancará en forma cuando se resuelva el paro, algo que podría ocurrir hoy mismo.
La puja por la remuneración de los maestros entre Fecode y el Gobierno, que es el punto de debate ahora, se da justo cuando los directivos del gremio de maestros y de la principal central obrera del país (CUT) cumplen el período de 4 años para el que fueron elegidos en junio de 2013 en unas elecciones internas simultáneas.
En esa ocasión hubo una fuerte puja entre las dos grandes fuerzas en las que estaba partida la izquierda: los fieles al Polo y los progresistas de la línea del ex alcalde Gustavo Petro, para ir definiendo sus fuerzas para las elecciones de 2014. Esta vez se espera una lucha similar pero entre más vertientes.
Eso también explica que pese a que hoy la izquierda está dividida en dos partidos con representación en el Senado (el Polo y la Alianza Verde) y otros grupos y otras aspiraciones (como las presidenciales de Piedad Córdoba, Petro y Clara López, que están por fuera de esos partidos) la competencia entre ellos por el 2018 no haya arrancado. Incluso, la pelea entre el senador Jorge Enrique Robledo y López ha amainado.
Como están enfocados en el paro, todavía no han definido fechas para las nuevas votaciones sindicales, que requieren una logística grande pues votan cientos de miles de sindicalistas en todo el país. Solo para tener una idea, en las pasadas elecciones de Fecode votaron más de 150 mil maestros y en las de la CUT casi 270 mil, el equivalente a la mitad de la votación de toda la lista del Polo al Senado en 2014.
Estas elecciones sindicales son particularmente importantes para la izquierda porque con la irrupción de las Farc en la política, el fin de la unidad que representó el Polo hace diez años, sin Bogotá y sin Robledo jalonando una lista al Senado, está en duda incluso que logren pasar el umbral. En este contexto, cada voto extra que logren asegurar entre los maestros, les ayuda.
Por eso, solo cuando arranque la carrera por representar esa gran base que son Fecode y la CUT, arrancará en forma la campaña electoral de la izquierda.
La fuerza de los maestros
Fecode agremia a unos 220 mil docentes en todo el país a través de 23 sindicatos regionales como la Asociación Distrital de Educadores (ADE) de Bogotá o la Asociación de Institutores de Antioquia (Adida). Eso lo convierte en el sindicato más grande del país y en una fuerza trascendental en la izquierda.
Aunque no todos los educadores son de izquierda, a juzgar por sus directivos, la mayoría sí lo son pues de los 15 miembros del comité ejecutivo solo dos no tienen esa tendencia política.
Su tamaño también hace a Fecode el sindicato más influyente en la CUT (la principal central sindical, con alrededor de medio millón de afiliados). Los educadores ponen casi la mitad de los afiliados de la CUT y de los 21 miembros de su comité ejecutivo, por lo menos ocho son maestros.
Ese músculo electoral de los educadores es tan claro que tienen uno de los cinco senadores del Polo (Senén Niño, quien fue elegido en 2014 cuando era parte del comité ejecutivo de Fecode) y podrían haber tenido uno de los cinco de la Alianza Verde si sus dos candidatos se hubieran puesto de acuerdo (Witney Chávez, quien tenía el apoyo del ex senador Luis Carlos Avellaneda y es parte del comité ejecutivo de la CUT; y Jorge Guevara, ex senador petrista y ex presidente de Fecode) en vez de dividir su caudal.
Con esa fuerza y un Fecode que salió fortalecido del paro de 2015, el paro actual podría darle más oxígeno a sus candidatos porque todavía tienen espacio para conseguir más votos dentro de los mismos maestros.
En 2014, sus tres candidatos del magisterio sumaron 65 mil votos, menos de la mitad de los maestros que votaron en las elecciones internas en 2013.
Si al paro le va bien, los maestros de base tendrían un incentivo mayor de votar por los representantes y ninguno de los directivos quiere ser el primero en ceder porque sabe que eso se les podría devolver en las urnas después.
La presión creciente en el paro
Cada día que pasa la apuesta de Fecode al mantener el paro es mayor.
Lo es por motivos naturales: el apoyo de los padres de familia a la huelga está más en juego, pues no es lo mismo tener a los hijos sin colegio una semana que un mes, y para el resto de la gente los cierres viales son muy molestos.
Pero también lo es porque el Gobierno aumentó su presión la semana pasada. Santos anunció que exigirá que los maestros que han dejado de trabajar repongan todos esos días una vez se levante el paro o se los descuenta del sueldo, lo que llevó a Fecode a anunciar una estrategia jurídica para evitarlo.
Pero ellos creen que pueden salir victoriosos: en 2015 lo hicieron cuando Juan Manuel Santos apenas arrancaba su segundo período y no estaba en el ocaso de su poder, no tenía una imagen tan deteriorada, la economía hasta ahora entraba en las vacas flacas y la coalición de gobierno funcionaba bien.
Además del obvio motivo de que no ha habido acuerdo, eso y el interés de las directivas de Fecode de presentar un resultado victorioso para mantener su fuerza en las elecciones sindicales (de los 15 siete pueden reelegirse y otros 3 suenan para saltar a la CUT), explican que el lunes la junta nacional de Fecode haya decidido seguir en paro con movilizaciones en todo el país. Es decir, aumentar su esfuerzo.
Del lado del Gobierno, tampoco se ve una salida fácil. La situación fiscal es apretada y no puede ofrecer mucha plata dado su compromiso de mantener la regla fiscal y la pretensión de entrar a la Ocde, especialmente con cifras de crecimiento muy bajas
Además, la ministra Yaneth Giha ha argumentado que el esfuerzo para financiar la educación ya se nota tanto en la remuneración de los maestros (que viene creciendo más que la de los demás funcionarios gracias a los compromisos del paro de 2015) como en que desde 2015 desplazó a Defensa como el mayor rubro del presupuesto de la Nación.
A pesar de esas realidades enfrentadas ayer la mesa de negociaciones estuvo cerca de llegar a un acuerdo, pues solo falta acordar cuándo se empieza a pagar una bonificación a los maestros y qué tan estricto será el compromiso del Gobierno de aumentar sus salarios en 2020 y 2021.
Si hoy se sientan y resuelven esos dos puntos, al finalizar este puente de día del padre los niños volverían a sus colegios, y los sindicatos y la izquierda seguramente pasarían de la lógica de la unidad a la de la competencia interna.