Este año van 342 homicidios en Medellín, 81 más de los que hubo en el mismo periodo del 2017.
La estrategia de seguridad de ‘Fico’, que elogia Duque, hace agua
Con balaceras y cuatro asesinatos en la última semana en la Comuna 13, el emblema histórico de la violencia y la resistencia en Medellín, la estrategia de seguridad de Federico Gutiérrez, centrada en capturar integrantes de los combos, le está quedando pequeña a la ciudad.
Este año van 342 homicidios en Medellín, 81 más de los que hubo en el mismo periodo del 2017. De esos, 207 fueron causados por organizaciones criminales.
Ese aumento de los homicidios obedece a un reacomodo dentro de los más de 250 combos que tiene la ciudad, tras los golpes que la Fuerza Pública le ha dado a sus cabecillas y a sus miembros visibles.
Golpes que muchas veces son presionados desde Estados Unidos contra los líderes de la Oficina de Envigado, según le dijo a La Silla Jeremy McDermott, director del think tank de crimen organizado InSight Crime.
“Mutan, cambian y se adaptan” en torno a las rentas criminales que heredan de sus jefes dados de baja o capturados, como nos dijo Jesús María Ramírez, quien fue secretario de Gobierno del exalcalde Alonso Salazar. “Uno se puede pasar 20 años capturando jefes y siempre va a encontrar detrás gente del combo haciendo fila”.
“Al día de hoy -le dijo a La Silla otro experto en crimen organizado- pareciera que los más de cinco mil bandidos que tiene la ciudad se quedaron sin jefes” y eso explica que, dentro de los combos, mandos pequeños vean la oportunidad de manejar las plazas de vicio, los mercados de la canasta familiar, las extorsiones a comercio, construcción y transporte.
Son reacomodos que superan los golpes de la Fuerza Pública y la política de seguridad de Gutiérrez porque estas capturas no han sido acompañadas por una estrategia efectiva que prevenga que las movidas internas para suceder a los que van a la cárcel o son extraditados desaten más violencia y tampoco para evitar que más jóvenes se integren a los combos, según nos explicaron las 15 fuentes que consultamos para esta historia.
Los indicadores de Gutiérrez
En lo que va del cuatrienio, 113 cabecillas de bandas han sido capturados, entre ellos diez jefes de organizaciones delincuenciales dedicadas al narcotráfico, según datos de la Secretaría de Seguridad.
Durante la administración de Gutiérrez han caído alias ‘Tom’, heredero de la Oficina de Envigado; ‘Chatán’, jefe de la banda ‘Los Chivos’; Elkin Triana, cabecilla de la banda Los Triana; y alias ‘Sombra’, cabecilla de la Odín Robledo, presunto responsable de los 45 desmembrados en bolsas que aparecieron por todo el Valle de Aburrá a raíz, según la Policía, de la captura de ‘Tom’.
Uno de los últimos fue ‘Juancito’, jefe de la banda ‘Betania’ en la Comuna 13, que en parte ha desencadenado la ola de homicidios de los últimos días. También, durante la alcaldía de Gutiérrez van más de 2.600 integrantes de combos capturados.
Eso hace parte de la estrategia de “no perseguir solo cabezas, sino mandos medios y pequeños”, como nos dijo Hugo Acero, exsecretario de Seguridad de Bogotá y actual asesor de la Secretaría de Seguridad de Medellín.
Además, la inversión en seguridad ha ido en aumento desde que Fico recibió la Alcaldía.
El presupuesto de seguridad -con las modificaciones que se le hicieron en el año- pasó de ser un 3,5 del presupuesto de inversión general de la Alcaldía en 2016 al 6,6 en el 2017.
Las adiciones significaron un aumento en el presupuesto, para el 2016, de un 158 por ciento, y en 2017, de un 141 por ciento en relación con el presupuesto asignado para el año, cinco veces más de lo que creció la inversión en educación el año pasado.
La Alcaldía ha destinado, por ejemplo, 57 mil millones de pesos para 1.200 cámaras personales para grabar los operativos de la Policía, un sistema unificado con las cámaras para las emergencias del 123, y el año pasado le metió 6 mil millones al polémico equipamiento de un helicóptero para monitorear las calles de Medellín.
Todo lo anterior ha ido acompañado de una estrategia de comunicación (y de autobombo) del Alcalde que exhibe por redes sociales las capturas de criminales y va él mismo al lugar donde la Fuerza Pública las efectúa para mostrar que la institucionalidad está en las zonas ‘más calientes’.
En agosto de 2017, cuando recibió una amenaza de muerte por parte de un combo en el corregimiento Altavista, llegó rodeado de escoltas, policías, carabineros y cámaras de video para dar el mensaje a las bandas de que “pronto van a caer”; y en abril, cuando se dispararon los homicidios en la Comuna 13, su gabinete hizo consejo de seguridad allí y decidió aumentar el pie de fuerza en el territorio.
El miércoles pasado, al día siguiente de que los habitantes del barrio Las Independencias en San Javier hicieron circular videos de las balaceras, desde las escaleras eléctricas de la Comuna 13, entre turistas y niños que iban al colegio, el secretario de Seguridad Andrés Tobón, dijo ante las cámaras y los vecinos de los barrios Independencias 1 y 2 -que en lo que iba del año contaban 661 capturados en la zona y que “los únicos que tienen que temer aquí son los delincuentes”.
Ese mismo día, asesinaron a un joven de 23 años en uno de los barrios que controla el combo ‘Betania’, el que era antes de alias ‘Juancito’. El fin de semana cayeron otros tres.
La estrategia, un tiro en el pie
La estrategia de capturar miembros de combos está yendo en contravía de la meta que se planteó Gutiérrez en su Plan de Desarrollo de bajar la tasa de homicidios de 20,1, como se la recibió a su antecesor Aníbal Gaviria, a 15.
En 2016, Medellín tuvo una tasa de 21,8 homicidios por cada 100 mil habitantes, en 2017 de 23, y, según la proyección del Sistema de Información para la Seguridad y la Convivencia (Sisc) este año será de 25,9. Según Medellín Cómo Vamos, la percepción de seguridad en los barrios de estratos 1, 2, 3 y 4 viene bajando, y los motivos son especialmente la drogadicción -que se alimenta del microtráfico, uno de los negocios principales de los pequeños grupos criminales- y la presencia de combos.
Además, el nivel de victimización por delitos, que la Alcaldía espera dejar en el 12 por ciento, pasó de 12 a 15 por ciento entre 2015 y 2016, y se ha mantenido.
Las medidas del Alcalde cojean porque no se llega a esos nuevos jefes “hijos de narcos” -como los define InSight Crime- que controlan el narcotráfico. Su director McDermott explica que, sin quererlo, con estas capturas las autoridades le han abierto paso a una nueva generación de narcotraficantes con estructuras pequeñas y que se mantienen “al margen de las operaciones rutinarias de la droga” lo que hace que sean más difíciles de identificar, como cuenta su último estudio, “Los invisibles”.
Como le dijo a La Silla el académico que no quiso ser citado, “A ‘Fico’ le conviene mostrar una mano dura, mostrar que está logrando, pero no ha podido mostrar que está reduciendo el control de los que mandan, incluso de los que lo hacen desde la cárcel”.
A la dificultad para golpear a los que no son ‘reciclables’, la otra carencia que ven varios de los consultados es que la Alcaldía no ha logrado evitar el reclutamiento de nuevos jóvenes para estos grupos.
Por ejemplo, de los 36 asesinados que hubo hasta el 25 de junio en San Javier, 22 fueron jóvenes; y en Altavista, de los 23 que hubo hasta esa fecha, 16 eran menores de 28.
Jorge Giraldo, decano de la Escuela de Humanidades de la universidad Eafit y experto en conflicto y seguridad, le dijo a La Silla que “el fracaso está, además de las cifras de homicidios, en que hay muy pocas estrategias para acompañar a las comunidades y para prevenir. Además, los jóvenes tienen muy pocos incentivos para resistirse a la ilegalidad”.
Además, hace agua
Según siete de las fuentes que consultamos, la estrategia de seguridad no es integral, como lo planteaba inicialmente el Plan de Desarrollo de Gutiérrez.
Los líderes de las organizaciones barriales y culturales que trabajan de cerca en las comunas con los que hablamos aseguran que la estrategia de Gutiérrez no ha funcionado porque la Alcaldía tiene rota la conversación con las organizaciones sociales de vieja data en la ciudad y no hay espacios para el diálogo abierto ni la crítica a las intervenciones de los espacios públicos y a las medidas policiales.
“No se fortalecen procesos entre comunidad sino que nos ponen a competir entre nosotros mismos al momento de postularnos a una beca o un convenio”, nos dijo Miriam Páez Villota, coordinadora de la Corporación Cultural Canchimalos de la Comuna 12 y miembro de la Plataforma Puente Cultura Viva Comunitaria, donde una de las actividades es apropiarse y recuperar los espacios cooptados por el crimen como los parques usados para plazas de vicio.
Además, tres de los activistas que consultamos creen que en el afán por capturar cabecillas han descuidado la inversión social y es cierto que el presupuesto de Participación Ciudadana fue el único (entre Inclusión Social, Participación Ciudadana, Educación) al que se le recortó durante el 2017, con una reducción del 7 por ciento.
El Secretario de Seguridad dice que la estrategia de la Alcaldía sí es integral porque se ha articulado con la Secretaría de Inclusión Social, la de Juventud y la de Educación con proyectos como las becas para educación superior, ofertas de la Oficina Pública de Empleo, Capital Semilla para montar empresa y programas de búsqueda de talentos en los barrios, pero “lo que pasa es que en este momento también le estamos dando prioridad a contar la verdad de lo que sucede en materia criminal”, le dijo a La Silla.
Aún así y a pesar de que la Comuna 13 ha recibido medio billón de pesos en proyectos sociales en lo que va del cuatrienio, el miedo en el barrio es latente.
“Desde el 2013 (época de guerra interna de la Oficina de Envigado, y año en que esta firmó con el Clan del Golfo el famoso "pacto del fusil") no veíamos a los chicos tan angustiados”, nos dijo Daniela Arbeláez, voluntaria del colectivo cultural Casa Morada, que acoge semanalmente unos 300 jóvenes de los barrios en las tardes y las noches para que exploten sus talentos.
“Antes salían de aquí a las 10 de la noche para sus casas. Ya se van antes de las 6 o si se quedan, le piden posada a un amigo”. También nos contó que están llegando jóvenes nuevos porque en los lugares donde “parchan” ya los están amenazando. Y eso no pasa solo en San Javier.
Gerardo Pérez, coordinador del programa Bajo la Piel de Medellín, que hace recorridos históricos que muestran la transformación social de la ciudad, nos dijo que “en el corregimiento Altavista, les dicen permanentemente a los chicos que se tienen que ir si no entran al combo. Eso está pasando también en Villa Hermosa, La América, Robledo, en Aranjuez”.
Además, según le dijo a La Silla Juan Fernando Gómez, personero delegado para los derechos humanos, el 10 por ciento de los menores de edad que hay en la ciudad están en riesgo de reclutamiento, utilización para actividades económicas ilegales y explotación sexual, y la Alcaldía solo alcanza a atender el 1 por ciento de esa población.
Por eso, aunque el Alcalde ha batido récords en captura de cabecillas, a la estrategia de seguridad que está implementando -y que respalda y elogia el nuevo Presidente- Medellín le va quedando grande.