La salida del gerente de la Emab le crea un riesgo a Rodolfo Hernández

La salida del gerente de la Emab le crea un riesgo a Rodolfo Hernández

La semana pasada el alcalde de Bucaramanga, Juan Carlos Cárdenas, sacó a Pedro Salazar de la gerencia de la Emab, la empresa de aseo de Bucaramanga. Oficialmente, la salida se dio porque cumplía su período de un año. Sin embargo, La Silla supo que el trasfondo es la pelea que tiene el alcalde con su antiguo padrino político y ahora aspirante presidencial, Rodolfo Hernández.

 

Desde el año pasado, Hernández y Cárdenas rompieron relaciones. Y aunque el Alcalde nunca contesta públicamente los ataques de Rodolfo, internamente sí se ha hecho sentir al respecto. La salida de Salazar es un ejemplo de ello.

Por la camiseta de Rodolfo

Cárdenas, un empresario que nunca había participado en política, llegó a la Alcaldía de Bucaramanga en 2019 sobre los hombros de Rodolfo Hernández, con una campaña clonada  de la del exalcalde en 2015 y con un discurso de continuidad. 

Las diferencias empezaron desde la posesión de Cárdenas, a la que Hernández no quiso asistir. Sin embargo, buena parte del gabinete de la era de Rodolfo se mantuvo. 

Entre ellos, el gerente de la empresa de aseo de Bucaramanga (Emab) Pedro Salazar.

Salazar asumió el cargo en 2019, siendo el último de los tres gerentes que tuvo la Emab en la administración de Hernández. Fue escogido por la junta directiva tras un concurso de méritos que la Alcaldía contrató y en el que participaron 70 personas. 

Aunque no se conocía con Rodolfo, tras su nombramiento se volvió cercano a Hernández.
“Yo sí le tengo mucha gratitud al ingeniero, mucho aprecio, me parece un buen alcalde, por lo que compartí con él en la administración desde la Emab”, nos dijo el hoy exgerente de la Emab. 

Dos fuentes de adentro de la Alcaldía nos dijeron que al interior de la Emab había sospechas de que Salazar le rendía cuentas a Rodolfo y lo mantenía al tanto de lo que sucedía en la empresa y que eso pesó para su salida. 

“Pedro no se quiso quitar la camisa de Rodolfo y ponerse la de Juan Carlos Cárdenas”, nos dijo una de las fuentes. 

Al respecto, Salazar dice que no es cierto que le hiciera caso a Rodolfo. Pero que sí le atendía llamadas, sugerencias y comentarios. 

“Como llegué en el periodo de él, todos me asocian con el ingeniero Rodolfo. Y yo no puedo decir que si él me llama, yo no le contesto. Me llama a decirme qué cosa podría mejorar, ‘que mire Pedro qué ha pasado con esto’, cosas de ese tipo por las que me podría llamar cualquier ciudadano”, dijo Salazar. Aclaró que mantenía una buena relación con Cárdenas. 

Además de su relación con Rodolfo, la desconfianza de Cárdenas hacia Salazar —según las mismas fuentes y nos confirmó Salazar— se profundizó cuando en agosto del 2020 el alcalde le pidió que hiciera los procesos de contratación de la Emab mediante concurso y él se rehusó. 

Al igual que todas las empresas de servicios públicos del país, la Emab tiene un régimen de contratación especial que le permite contratar los bienes y servicios de forma discrecional. Eso permite una mayor agilidad en la contratación, pero puede terminar favoreciendo los intereses de unos pocos contratistas y políticos cercanos.

Salazar le dijo a La Silla que no abrió la contratación porque si lo hacía, ponía al descubierto información de las necesidades y planes de la empresa que podría aprovechar su competencia. El 28 por ciento del servicio de aseo en Bucaramanga lo manejan empresas privadas.

Su decisión crispó los ánimos. La junta directiva de la Emab —que preside el Alcalde y cuyos miembros son delegados por su administración— empezó a convocar reuniones más seguido y a solicitarle información con más frecuencia al gerente. 

Finalmente, en diciembre, Cárdenas le pidió el cargo a Salazar, cuando faltaban seis meses para que se cumpliera su período. 

“Me dijo que le entregara el cargo porque quería celeridad en ciertas cosas, yo le dije que con gusto, que no había problema”, nos contó Salazar. “Me dijo ‘véngase a trabajar conmigo de asesor, piénselo’ (...) me ofreció el grado más alto que hay pero yo le dije que no, que muchas gracias pero que prefería dedicarme a temas personales”. 

Y aunque el ofrecimiento podía leerse como señal de una buena relación entre ellos, responde más al carácter de Cárdenas que privilegia ante todo evitar conflictos en su administración. 

El 5 de enero, Salazar convocó la junta para oficializar su salida, y aunque estaba en el orden del día, no se dio. En cambio, la junta convocó a la asamblea, que decidió bajar de 2 mil millones a 40 millones el tope máximo que podía contratar Salazar sin autorización de la junta . Cárdenas no asistió porque estaba de vacaciones. 

Eso, según una fuente directiva de adentro de la Emab, generó una coadministración. Aún así Salazar siguió en el cargo hasta la semana pasada, que se terminó su periodo sin que lo ratificaran.

Lo clave de la Emab para Rodolfo

La salida del último aliado que le quedaba en la administración de Cárdenas significa un riesgo para la candidatura de Rodolfo Hernández.

Primero, porque es el único sector de la Administración en el que existe una estela de sospechas de irregularidades, con denuncias penales y disciplinarias de por medio, sobre el manejo que le dio durante su Administración. 

Es lo que se conoce como el caso Vitalogic. En búsqueda de una solución novedosa para las basuras de Bucaramanga, a mediados de 2016 Rodolfo intentó contratar una tecnología distinta a la de tirarlas a un relleno sanitario (el que existe en la ciudad hace años que debió cerrarse). 

El negocio —de 250 millones de dólares— resultó con inconsistencias jurídicas y técnicas, la Procuraduría le puso el ojo y finalmente Hernández lo echó para atrás. 

Sin embargo, en diciembre de 2017 salió a la luz que uno de sus hijos, Luis Carlos Hernández, había firmado un contrato de corretaje con terceros, en el que se comprometía a intermediar a favor de la empresa Vitalogic. Justamente, la que casi se queda con el contrato. 

Ya desde antes, en junio de 2017, dos funcionarios de la Emab habían denunciado ante la Fiscalía que Rodolfo había intentado direccionar la contratación de un consultor específico —Jorge Alarcón— para que formulara las condiciones técnicas del contrato en beneficio de Vitalogic.  

El escándalo no impactó la popularidad de Hernández. Por el contrario, el entonces alcalde logró capitalizarlo como un ataque de “la politiquería” en su contra. Pero el chicharrón en la Emab quedó vivo. 

Vitalogic demandó a la empresa porque supuestamente los sacaron del negocio de manera injusta. El Tribunal de Santander falló a favor de la Emab en primera instancia, pero aún no se resuelve de fondo en el Consejo de Estado y las pretensiones de la empresa son de más de 500 mil millones de pesos. 

Por otro lado, la denuncia de los otrora funcionarios de la Emab —a quienes Rodolfo echó en 2018 acusándolos de politiqueros y fueron imputados como coautores del contrato que denuncian— está andando en la Fiscalía y ya hay varios imputados. 

Entre esos, el entonces gerente de la Emab, José Manuel Barrera, hombre de confianza de Hernández. Barrera le pidió a la Fiscalía un principio de oportunidad en noviembre del año pasado pero no se lo han aceptado. 

Además, hace un mes la Fiscalía acusó formalmente a Hernández y a otros cinco funcionarios por interés indebido en la celebración de contratos. Justamente por haber direccionado la contratación de la consultoría que mencionamos antes. 

Y en la Procuraduría ya le formularon pliego de cargos al candidato presidencial por esos mismos hechos. 

De modo que lo que suceda con esos procesos podría convertirse en un palo en la rueda para la aspiración del exalcalde, quien hace dos días se inscribió en la Registraduría para recoger las firmas y lanzarse a la Presidencia. 

Como la Emab es víctima en esas investigaciones, para Rodolfo tener en la empresa un amigo es mejor que no tenerlo. 

Dos fracasos de la Emab que también le pegan a Rodolfo

 Además de las investigaciones que podrían terminar inhabilitando a Hernández para ser candidato presidencial si lo encuentran culpable, dos fracasos de la Emab que vienen de su mandato podrían perseguirlo en 2022.

La primera es una de las promesas taquilleras de Rodolfo Hernández: construir el “Central Park de Bucaramanga” sobre las celdas clausuradas del relleno sanitario El Carrasco. En ese ambicioso parque invirtió 3 mil millones de pesos y aunque se inauguró hace dos años no se ha podido utilizar porque no cuenta con los permisos ambientales necesarios. 

La segunda data de finales de 2019. La Emab invirtió en maquinaria, transporte y contratación de personal para entrar al negocio del reciclaje. Hoy la Emab solo logra aprovechar 2 toneladas diarias, de las 16 que tenía proyectado para su cierre financiero. Esa línea de negocio le está dejando 1.700 millones de pesos en pérdidas anuales.

Ambas cosas, le pueden terminar pegando en la reputación de buen ejecutor que, sumado a la lucha anticorrupción, es lo que sostiene su discurso de campaña presidencial. 

 

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