La seguridad en Bogotá va mal y la relación de López con su secretario también

La seguridad en Bogotá va mal y la relación de López con su secretario también

El año pasado, el secretario de Seguridad, Hugo Acero, intentó renunciar por diferencias con la alcaldesa de Bogotá, Claudia López. Hace pocos días, según dos fuentes que tienen cómo saberlo, el funcionario volvió a plantear esa posibilidad.

Las últimas cifras que se conocen de seguridad son de abril de 2021. En el corte de esos primeros cuatro meses del año, comparados con 2020 y  2019 la seguridad empeora en varios delitos. En el homicidio, por ejemplo, hay un aumento del 3,6 % comparado con el año pasado y del 0,9 comparado con 2019. En el hurto a bicicletas también hay un aumento en ese delito del 23 % y 19 % respectivamente. 

Cuatro fuentes dentro de la Alcaldía aseguraron que el informe de mayo, que está por ser publicado, también es malo. (El informe de mayo debía ser publicado hoy, pero para la publicación de este artículo las cifras no habían sido actualizadas).

Pero la posibilidad de Acero de irse no se dio solo por estas cifras. Según explicaron dos fuentes a La Silla, la tensión en esta ocasión se dio porque la alcaldesa López quería intervenir unos edificios en el centro de Bogotá donde hay ollas de microtráfico. El operativo se pudo hacer en ollas que estaban en predios del Distrito, como se registró en medios. Pero el procedimiento en lugares privados es distinto y por eso el secretario se negó. El comandante de la Mebog, el general Óscar Gómez Heredia, respaldó a Acero y finalmente no se hizo esa intervención. 

Dos fuentes aseguraron a La Silla que se llegó a ese acuerdo tras una acalorada discusión “en la que la mandataria desautorizó al secretario y le habló de una mala manera en el consejo de seguridad delante de todo el mundo”. Por eso, el secretario Acero le recordó que ella podía disponer del cargo cuando quisiera. 

Lo que tienen en común los dos intentos de renuncia de Acero es que el secretario no concretó su intención de renuncia y la mandataria tampoco le ha pedido que se vaya. 

Le preguntamos al secretario al respecto y dijo que el trabajo con la alcaldesa es coordinado y permanente. Sobre las discusiones y su segundo intento de renuncia dijo que no se quería referir “a rumores”. Intentamos hablar con la alcaldesa López, pero no lo logramos antes de la publicación de este artículo. 

De fondo, las discusiones que tienen el secretario y la mandataria están atravesadas por la difícil situación de seguridad de la ciudad. 

Cifras problemáticas

El panorama de seguridad en la administración de López ha estado atravesada por la situación atípica de la pandemia. Pero, a pesar del impacto de los confinamientos en delitos claves, López y Acero se atribuyeron los descensos que se empezaron a ver el año pasado a su gestión, y no tanto a la pandemia. 

En un corte de cuentas de agosto pasado, López afirmó: “incluso desde enero y febrero tuvimos una baja histórica de los hurtos sistemáticos en el transporte público que había crecido”, dijo la alcaldesa, y atribuyó la baja al trabajo interinstitucional de la Alcaldía, la Policía y la Fiscalía. 

Hacia el final del año, cuando hubo un pico de hurtos y homicidios, López señaló a los migrantes venezolanos, “No es por estigmatizar a nadie, pero algunos venezolanos nos están haciendo la vida a cuadritos”. 

Cerca al cierre del 2020, los datos empezaron a mostrar una situación de deterioro. En noviembre, las cifras de homicidios aumentaron en un 1,5 % frente al 2019, como contamos . Al final, el delito de mayor impacto, el homicidio, sólo se redujo 1,3 %, en un 2020 muy atípico. 

En la Alcaldía, sin embargo, estas reducciones fueron celebradas, a pesar de que la percepción de los ciudadanos sobre seguridad se deterioraba. En enero de este año, la Alcaldía publicó un comunicado titulado “Histórica reducción en la tasa de homicidio de los últimos 59 años”. Adentro, un intertítulo afirma que la reducción “No fue por la pandemia”.  

Pero la senda de deterioro ha continuado en el 2021. Los datos consolidados de los primeros cuatro meses del año muestran que el delito más grave, el homicidio, tiene un incremento que superan los niveles pre pandemia. Incluso, con los cierres de los primeros meses del año, los indicadores de cifras como el homicidio y el hurto a bicicletas son peores que los dejados en el último año de Enrique Peñalosa. Entre enero y abril de 2019 hubo 316 homicidios. En 2021 en ese mismo periodo hubo tres asesinatos más. El robo a bicicletas también es un problema. En ese mismo corte de tiempo, se pasó de 2.721 casos en 2019 a 3.243 este año. 

Y si se compara con 2020, a corte de abril, hay aumentos en delitos como hurto a personas (1,8 %); hurto a celulares (6 %); lesiones personales (23 %) y hurto a motocicletas (29 %).

Para tres expertos en seguridad consultados para esta historia, el comportamiento de aumentos en delitos era esperable debido a la reapertura de la ciudad. Pero insisten en que fue un mal cálculo haberse acreditado la reducción de los delitos a la gestión de la Alcaldía cuando la ciudad estuvo en confinamiento. 

“La seguridad en el 2020 obviamente iba a mejorar si hubo periodos en los que el 80 % de las personas estaban encerradas. Ahora tienen que dar explicaciones sobre por qué hay malas cifras cuando no se reconoció que era por el confinamiento”, dijo a La Silla Daniel Mejía, exsecretario de Seguridad de Enrique Peñalosa, y crítico de la alcaldesa López. 

La secretaría de Seguridad justamente publicó un informe hace dos días para tratar de zanjar este debate. Se trata de un estudio en el que se calcula, según la tendencia, cómo se habría comportado el delito si no hubiera habido cuarentena. Un experto que pidió no ser identificado porque tiene que trabajar con la Alcaldía, describió el ejercicio predictivo como “arriesgado”. 

Según el informe, la reducción del hurto a personas, por ejemplo, no habría sido del 35 %, sino del 14. El hurto a automotores se habría incrementado en un 5 % y el homicidio es un delito que sigue preocupando con o sin pandemia. “No se encontró que las medidas de aislamiento decretadas por el Gobierno Nacional y Distrital tuvieran incidencia en la reducción de este delito en la capital durante el 2020”, dice el informe. Esto porque con o sin pandemia no habría tenido una reducción significativa.

En una entrevista esta semana, el secretario Acero reconoció a La Silla que “los delitos en parte disminuyen por el confinamiento, habría que ser bobo para negar eso”. También dijo que al comparar las cifras del 2021, en el periodo de enero a mayo, con las del 2020, en ese mismo periodo, no les iba bien. 

Acero, además, dijo que mayo es un mes particular por el paro. “Como efecto colateral a la protesta, no que sea la causal, se presentan desordenes que se convierten en una oportunidad para los delincuentes y por eso el crimen aumenta”, dijo.  

A esto se suma la situación de la Policía en estos momentos. La capital tiene un déficit de pie de fuerza de al menos 9 mil uniformados. Los que están en servicio han tenido que doblarse en turno y la fuerza disponible no da abasto para atender la protesta y al mismo tiempo la delincuencia. Eso, teniendo en cuenta que los permisos y vacaciones están suspendidas. Por ahora tienen turnos de ocho horas de trabajo, ocho de descanso y de nuevo entran a turno. 

Sobre el posible aumento de crimen por la crisis social y económica, Omar Oróstegui, de Futuros Urbanos, dijo que “no siempre hay una correlación entre aumento de la pobreza y los índices de inseguridad”. También aseguró que existen otras variables, como acceso a la justicia, la reincidencia, la confianza en la autoridad, el crecimiento de mercados ilegales y la demanda de objetos hurtados, así como otros patrones que explican el hurto y las oportunidades para cometerlo.

Los problemas de la gestión en seguridad

La alcaldesa López llegó al palacio Liévano con la promesa de que en Bogotá íbamos a vivir sin miedo y que ella sería la jefe de la policía: “Si el crimen no duerme la seguridad tampoco. Tendremos policía, inteligencia y justicia 24/7”, afirmó en campaña. 

Había grandes expectativas en ese sentido. Primero porque ella es reconocida por haber denunciado en el Congreso a paramilitares y delincuentes. Y, segundo, porque nombró en esa cartera a Hugo Acero, quien ha trabajado con la Policía durante años y es reconocido por su manejo en temas de seguridad urbana en Colombia y en América Latina. 

Preguntamos a expertos y varios coinciden en que la alcaldesa es experta en temas de conflicto y no tanto en seguridad urbana. Y aún con alguien de las calidades de Acero, la seguridad en Bogotá es un problema que no se resuelve en una sola secretaría. 

Pero según los expertos a esta situación se suman otros inconvenientes. Por un lado, como mencionamos, hay una relación tensa entre el secretario y la alcaldesa. A esto se suman otros factores internos dentro de la administración. 

Daniel Mejía dice que “el secretario está desdibujado, maniatado. Luis Ernesto Gómez (secretario de Gobierno) lo está reemplazando cuando no tiene conocimientos en esa materia. Ese es el inicio del problema”. 

César Restrepo, director de Seguridad Urbana de ProBogotá, dijo que muchas de las funciones de Acero las estaban tomando otros funcionarios y que quizá eso podía impedir su alcance en temas de seguridad. 

Acero le dijo a La Silla que no era cierto que estuvieran relegando sus funciones: “Se acordó que el vocero en temas relacionados con la protesta sería Luis Ernesto y yo respeto eso”. Sin embargo, agregó, eso no significaba que no estuviera al frente de las situaciones de inseguridad que se han presentado. 

El secretario de Gobierno Luis Ernesto Gómez también le dijo a La Silla que no ha reemplazado las funciones del secretario Acero: “Esas declaraciones contra Hugo son injustas. Él ha estado en el PMU desde que inició el paro más de 18 horas diarias”. 

Oróstegui le dijo a La Silla que esa situación de invisibilidad del secretario se podía deber más bien a la forma en cómo comunica Acero: “El secretario es abierto como ningún otro con las cifras, pero es menos mediático y más reservado”. 

Otro inconveniente que tiene esta administración, según los expertos, es que la relación entre la Alcaldía y la Policía no es la mejor, y que ahí surge un obstáculo para Hugo Acero.  

“Los discursos que catalogan a la Policía como enemigo de los ciudadanos son benéficos para la discusión política, pero malos para la gestión de la seguridad en cosas prácticas: si la propia alcaldesa da la idea de que la Policía no es confiable, entonces hay menos ciudadanos que decidan denunciar”, dice Restrepo. 

En efecto, la alcaldesa López ha abordado los problemas en la Policía con propuestas amplias sobre la necesidad de reformarla, una facultad que escapa a sus funciones y depende del Congreso. Además, ha sido clara en señalar los abusos y se ha puesto del lado de los manifestantes durante las jornadas de protesta. En ese sentido ha respondido a las demandas de lo que pide la gente en la calle, como contamos aquí, con un costo para su gestión directa con el cuerpo policial del que, finalmente, depende la seguridad en la ciudad.

La defensa de Acero

El secretario Hugo Acero explicó que seguirán trabajando en su política de seguridad que consiste en enfrentar a las bandas delincuenciales. Hizo un mapeo de 250, de las cuales, dice él, ya les ha dado golpes a 200. Dijo que deberán hacer esfuerzos para que no se reconfiguren rápidamente, como sucede en muchas ocasiones.  

También se enfocarán en fortalecer a la Policía, con pie de fuerza y equipos, en mejorar los procesos de inteligencia que permitan la judicialización de los delincuentes y evitar la reincidencia, uno de los retos en seguridad.

“Gracias a esto hemos logrado que el 90 % de los detenidos terminen con medida privativa de la libertad”, dijo Acero. 

Además aseguró que se hará un esfuerzo para fortalecer la seguridad y la convivencia con trabajo desde las comunidades. Sumado a la estrategia social con otras carteras para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. 

Se trata de estrategias que darían frutos a mediano plazo, en el corto, las cifras aún no lo acompañan.

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