Las dos versiones de la salida de los cristianos del uribismo

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La pelea muestra que dentro del uribismo hay espacio para disidencias, por lo menos cuando tienen votos propios.

 

Anoche, el expresidente Álvaro Uribe recibió una carta de la pastora y exsenadora Claudia Rodríguez de Castellanos en la que anuncia que su iglesia, la Misión Carismática Internacional (MCI) dará “un paso al costado” y romperá su alianza con el Centro Democrático, un golpe que si bien no le representa pérdidas electorales al expresidente, sí muestra que dentro del uribismo hay disidencias.

 

La carta que solo se conoce hoy es la prueba de que la MCI sí se fue o está a punto de irse del uribismo. Pero la ex senadora no explica por qué se va y con eso deja abiertas las dos versiones sobre sus motivos, que ha conocido La Silla de fuentes dentro del uribismo explicándolo.

La primera, que nos confirmó un militante del uribismo y está rondando en redes desde anoche, dice que MCI estaría rechazando la salida de Óscar Iván Zuluaga del ramillete de los precandidatos. Y que por tal razón amenazaron con buscar una alianza con Germán Vargas Lleras, quien en su batalla por la derecha está tendiendo puentes con el cristianismo a través de Viviane Morales y Carlos Alonso Lucio.

La MCI estuvo ya en Cambio Radical, el partido que maneja Vargas: en 2005 el Partido Nacional Cristiano, con el que arrancó en política (igual que Viviane Morales) entró a Cambio y con su aval la pastora fue elegida senadora en 2006. En 2009 se salió, al igual que todo su grupo político (tenía dos concejales y siete ediles en Bogotá) para irse a La U, en ese entonces el partido uribista. Y en las elecciones de 2014, entró al Centro Democrático, cuando lo creó Uribe.

La segunda versión, que confirmaron por aparte dos uribistas, es que la Iglesia desde hace varios meses venía presionando para que Uribe le diera más puestos en la lista a los cristianos, en contraprestación por el apoyo de esta iglesia al triunfo del No en el plebiscito.

Actualmente MCI tiene dos congresistas, el senador Orlando Castañeda y la representante Esperanza Pinzón. Esos puestos serían reemplazados por las bogotanas Clara Lucía Sandoval en el Senado y Claudia Wilches en la Cámara.

Un concejal uribista que conoce la movida nos dijo que desde junio la pastora Rodríguez había pedido más y mejores puestos en la lista al Senado y la cabeza de lista a la Cámara en Bogotá, puesto que quieren otros aspirantes como Gabriel Santos, hijo de Pacho Santos.

Todo indica que la segunda es la versión real. Tres fuentes nos dijeron, por aparte, que la ruptura se dio el viernes antes de la reunión en la que Uribe despachó a Zuluaga. Según esa versión, el ex presidente se encontró con Rodríguez y se negó a sus peticiones.

Independientemente de cuál sea la versión verdadera, con la carta se rompe una relación de más de 10 años, el apoyo irrestricto de la iglesia al Partido (la sede cristiana en Bogotá es muchas veces epicentro de eventos políticos) y un impulso al No en el plebiscito, que Uribe respondió llevando a Claudia Rodríguez como renegociadora del Acuerdo.

Como se conoce justo después de la despachada de Zuluaga y la molestia que ésta ha creado entre algunos uribistas, la versión de que la MCI se va a donde Vargas puede abrir la compuerta a la salida de otros uribistas y mandar el mensaje a los políticos de que les conviene más estar donde el ex vicepresidente, pues en su lista abierta al Senado los grupos que tengan votos propios pueden sacar más curules y no depender del orden que defina Uribe.

Por eso también cabe la posibilidad de que Uribe y Rodríguez hagan las paces. En todo caso, esta novela no se ha terminado.

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