Las iglesias: del estado de negación al telesermón

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Foto: Pastor Ricardo Rodríguez de la iglesia cristiana Avivamiento

Esta semana comenzaron a no hacer misas con público y cerrar iglesias.

Pocos días antes de que el presidente Iván Duque enviara de cuarentena a todo el país, las iglesias comenzaron a cerrar sus puertas para evitar ser focos de contagio, no sin algo de resistencia.

Mientras la iglesia virtual alrededor del Papa Francisco ha ido creciendo con sus misas online tras los estragos del Coronavirus en Italia, en Colombia, la Iglesia Católica inicialmente se sumió en un estado de negación frente al virus. Y solo hasta que salió la directriz del gobierno de prohibir reuniones de más de 50 personas, las parroquias -individualmente- comenzaron a tomar medidas y algunas, incluso, a cerrar sus puertas. Las iglesias cristianas igual, o peor.

La Conferencia Episcopal Colombiana, CEC, que agrupa a los 80 obispos del país, no sacó una directriz para cerrar las iglesias a nivel nacional; solo dieron unos lineamientos de prevención generales, como recibir la hostia de la comunión en las manos y no en la boca y no dar la paz con la mano.

 

Le dejaron, en cambio, la decisión de manera autónoma a cada obispo con el argumento de que eran ellos los que conocían las condiciones de los lugares, según le dijo a La Silla monseñor Elkin Alvarez, secretario general de la CEC. 

Cada iglesia, entonces, inicialmente se ajustó a la medida del Gobierno que el 12 de marzo prohibió hacer eventos con más de 500 personas; algunas pusieron antibacterial a la entrada, otras quitaron las bancas, y todas evitaron el saludo de la paz de mano.

Ninguna cerró.

Por ejemplo, el mismo 12 de marzo, la Arquidiócesis de Cali dijo en un comunicado que la declaratoria de emergencia sanitaria del Gobierno no implicaba “abstenerse de hacer celebraciones litúrgicas”. 

“No se trata de cerrar las iglesias, sino del manejo adecuado, con las medidas de aseo, antes y después de las celebraciones”, afirmó. 

Varias diócesis siguieron manteniendo sus misas con presencia de fieles hasta el viernes en Tumaco, Florencia y Santa Marta, esta última con menos de 150 personas

En Buga hubo misa habitual con 200 personas hasta el lunes pasado.  Pero desde el martes cancelaron todas las misas con público por las nuevas órdenes de la Gobernación del Valle de limitar los eventos con más de diez personas. 

Con la nueva directriz del gobierno de reducir las aglomeraciones a 50 personas, finalmente las iglesias comenzaron a entender que podían ser un foco de contagio grande, y a tomar decisiones más radicales.

Hasta el miércoles al menos 20 obispos habían comunicado a la CEC su decisión de hacer misas sin público. Es el caso de las diócesis de Popayán y Valle, Cartagena, Bogotá, Santander, Cúcuta, Ipiales, Ocaña en Norte de Santander (con la excepción de la realización de algunos eventos como matrimonios y exequias con no más de 50 personas), Neiva, Atlántico, Tunja, Pasto, Quibdó, entre otros. 

Como ya se ha contado, en Popayán también se suspendieron todos los eventos de Semana Santa, que el año pasado llevó a más de 18 mil turistas a la ciudad, al igual que en Mompox, Bolívar, que también congrega miles de turistas. 

Eso implicaba un cambio radical en los hábitos católicos, pero era una medida necesaria para contener el virus pues una misa de Semana Santa en Buga puede agrupar entre 3 y 5 mil personas y las misas de domingo entre 1800 y dos mil, según cifras de Orlando González, jefe de prensa de la Basílica.  

La mayoría de las iglesias que anunciaron misas sin público antes de que les tocara cerrarlas definitivamente por la orden de confinamiento general que dio Duque el viernes, dijeron que las transmitirán por sus redes sociales.  

Ahora las iglesias, que viven principalmente de las donaciones de sus fieles, deberán montar también un sistema virtual para que sus fieles hagan sus limosnas en línea porque para ellas cerrar las puertas no solo es un problema espiritual, sino también económico.

Los cristianos

Las iglesias cristianas han vivido un proceso de negación similar, e incluso peor.

La organización Cedecol, que agrupa a 200 iglesias, hasta el viernes tampoco había sacado una postura respecto del coronavirus, más allá de restringir los cultos con más de 500 personas obedeciendo el decreto presidencial.. 

Tan solo el pasado 15 de marzo, el mensaje entregado a sus 200 mil fieles por la iglesia Misión Carismática Internacional, cuya líder es la senadora de Cambio Radical, Claudia Rodríguez, era seguir asistiendo porque “nuestra seguridad viene de Dios”.

“Como iglesia no nos vamos a detener, no es el tiempo de cerrar la iglesia, sino es el tiempo donde la iglesia estará más abierta que nunca, escuchando la palabra de Dios”,  dijo desde el púlpito el 16 de marzo, la pastora de esa Iglesia Janeth Barrios.

En la misma línea, Gustavo Páez, del Centro de Alabanza Oasis de Bogotá, con cuatro mil fieles, y líder de una red de 150 iglesias pequeñas en todo el país, dijo en Twitter que el virus “está sentenciado a extinguirse ANTES DE 30 días”. 

Casa Sobre La Roca, conocida por ser una de las iglesias cristianas más tradicionales, había anunciado el 15 de marzo que “tiemble, llueva o relampaguee Casa Roca no para”.  Pero finalmente decidió cerrar la presencia de gente en los cultos. 

Lo hizo luego de que una fiel que asistió a un culto a una de sus sedes el domingo 1 de marzo en Bogotá salió positivo para Covid 19 y Casa Roca tuvo que compartir la ubicación de la persona ese día para que las que habían estado cerca se reportaran ante las entidades de salud. 

Después de ese caso, y ante el crecimiento de casos positivos en Colombia, que hasta el cierre de esta nota iban en 196 casos, unos días antes del anuncio del Presidente, muchos líderes cristianos habían comenzado a tomar decisiones más radicales.

Las iglesias cristianas más grandes del país decidieron cerrar sus cultos al público: La Iglesia Misión Paz, del senador Jhon Milton Rodríguez, En Lugar de Su Presencia, Misión Carismática Internacional, MCI.  

En el caso de esta última, en sus 85 iglesias, se reunían cada fin de semana 50 mil fieles, según le dijo a La Silla Jhon Cuervo, gerente de MCI, por lo que el cambio de postura de sus líderes frente al contagio es muy significativo.

A esa decisión se sumó la asociación Asmicev, que agrupa a 400 pastores cristianos del Valle y cerca de 200 iglesias, que también cerró sus puertas al público desde el martes pasado. 

La Iglesia de Dios Ministerial, de la pastora María Luisa Piraquive, y que congrega aproximadamente 300 mil fieles, comenzó cerrando donde los alcaldes o gobernadores lo habían ordenado como Quindío, Cali, Cartago, Sucre, Barranquilla, Acacías, Pereira y Popayán, pero el miércoles cerró en todo el país.

Avivamiento, una de las iglesias cristianas más grandes del país, que recibe 70 mil personas en sus reuniones cada semana, hasta el fin de semana pasado hizo sus cultos en Bogotá con normalidad como se ve en sus páginas y videos.  

Incluso ya había preparado 30 salones con un aforo de 50 personas para sus cultos. Pero a última hora, el pastor se arrepintió por la crecida en los casos del virus y decidió cerrar también.

Los que ya habían dado el paso de cerrar los cultos prometieron transmitirlos por internet, y esperan recibir los diezmos en línea. 

Con la cuarentena nacional decretada por Duque el viernes en la noche, las que estaban abiertas darán su última misa y culto de domingo hoy. Y, como en Italia, las iglesias católicas y cristianas terminarán dando también un salto digital si quieren trascender mientras pasa el Coronavirus.

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