Los 10 puntos en los que Cárdenas cedió al lobby de los poderosos

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El texto de la reforma que debatirán las plenarias del Senado y la Cámara será más suave que el proyecto inicial, excepto el aumento del IVA.

Ayer las comisiones terceras del Senado y la Cámara aprobaron la reforma tributaria, a la que ahora solo le falta que las plenarias de manera conjunta hagan lo mismo. En su aprobación, aceptaron la ponencia de la coalición de gobierno, que en general cedió en las propuestas que le subían los impuestos a un grupo organizado de presión, y mantuvo los aumentos para los que tienen un doliente menos claro.

 

El cambio más grande, que afecta a más gente y que recoge más plata, quedó intacto: la tarifa general del IVA va a seguir subiendo del 16 al 19 por ciento.

Ese cambio afecta a todos los colombianos porque el IVA se paga en la mayoría de compras de bienes y en la de muchos servicios (por lo menos cuando son formales) y se espera que arroje entre 7 y 7,5 billones de pesos anuales extras para la Nación, que son tres de cada cuatro de los pesos que plantea recoger la reforma.

En cambio, varias de las propuestas de la reforma que afectaban a sectores más concretos, se cayeron o salieron mucho más débiles de las comisiones.

Además, varias de las normas anti elusión y los aumentos en las sanciones se redujeron; por ejemplo, ahora quienes creen esquemas que permitan reducir los impuestos solo deben contarlo si logran ahorros por 3 mil millones (antes era por mil) y no tendrán que dar los nombres de las personas a las que ayudaron a lograr esos ahorros.

Todo eso hizo que se redujera tanto lo que puede recaudar la reforma que uno de sus ejes, que las empresas paguen menos y las personas más, terminó afectado: la tarifa de renta de las empresas va a bajar un punto menos.

La final, que se aplicará en 2019, ya no será de 32 sino de 33 por ciento, y las sobretasas temporales subirán en 2017 de 5 a 6 por ciento, y en 2018 de 3 a 4 por ciento.

Estos son los principales cambios en los que un gruupo específico salidó ganando con el nuevo texto.

1

El visible impuesto a las bebidas azucaradas

El caso más visible es el del impuesto a bebidas azucaradas que fue objeto de una polémica muy fuerte, con la oposición declarada de Fenalco (el gremio de los comerciantes), de la Andi (el de los industriales) y particularmente de su Cámara de bebidas, de la mayoría de la clase política y empresarial del Valle del Cauca, del uribismo y, sobre todo, de los ingenios cañicultores y las empresas productoras de bebidas endulzadas, especialmente Postobón (y RCN TV).

Del otro lado el ministro de Salud Alejandro Gaviria, tanques de pensamiento como Dejusticia y académicos lo defendieron.

Pero el lobby ganó la batalla de forma contundente: de la reforma desaparecieron de raíz todos los artículos que se referían a este impuesto, algo que no ocurrió con ninguna otra propuesta

 
2

Vargas Lleras se salió con la suya

Los constructores, que se opusieron muy elocuentemente a algunos cambios a través de Camacol y del vicepresidente Germán Vargas Lleras, lograron reversar el principal de esos ajustes: quedaron exentas definitivamente las utilidades a la venta de predios para hacer proyectos de vivienda de interés social, algo que anulaba el proyecto inicial.

Por eso, aunque por ahora perdieron la batalla del IVA del 5 por ciento a la primera venta de las viviendas de más de 800 millones, su mayor preocupación sí se resolvió.

 
3

Las iglesias siguen tranquilas

Otro sector que hizo un lobby fuerte y que ganó la partida son las iglesias.  En el proyecto inicial, como a la gran mayoría de entidades sin ánimo de lucro, se les exigía demostrar que sus actividades son ‘meritorias’ para no tener que pagar renta.

Ayer se decidió que van a seguir como están hoy declarando renta pero sin tener que pagar nada, a diferencia de miles de fundaciones, y con el mismo tratamiento de sindicatos o partidos políticos. Es decir, ganaron totalmente la pelea.

 
4

Las fundaciones lograron un apretón menos fuerte

Las entidades sin ánimo de lucro en general no lograron evitar el cambio de reglas (de estar por derecho propio en un régimen especial a tener que demostrar sus méritos para entrar a él), pero sí se hicieron más laxos varios puntos de ese régimen.

Por ejemplo, un tope que ya existe para que solo puedan pagar a sus directivos el 20 por ciento de sus gastos, ahora solo aplicará para las relativamente grandes (con ingresos de más de 105 millones de pesos al año); ya no tendrán que registrarse ante las cámaras de comercio; solo serán excluidas del régimen especial si su directivos son condenados por delitos económicos que tienen que ver con el funcionamiento de la entidad (la propuesta inicial era sacarlas así esos delitos no tuvieran que ver con ellas); y el tope del 30 por ciento de pagos a sus fundadores, donantes, administradores y familiares de éstos ahora obliga a reportar los contratos ante la Dian para que ésta los estudie y vea si deben pagar renta (antes iban a tener que pagar renta por ellos siempre).

 
5

Los gobernadores y alcaldes, menos apretados

Los gobernadores y alcaldes lograron tumbar el artículo que ponía límites a las estampillas que le ponen municipios y departamentos a los contratistas para financiar hospitales y universidades.

 
6

La industria editorial, revistas y periódicos se salvan

La industria editorial logró que se mantengan exentos de IVA los libros, que iban a pasar a la tarifa general del 19 por ciento, y los periódicos, que iban a tener un IVA del 5 por ciento. Eso permite que un sector que está golpeado pero sigue siendo muy poderoso, sobre todo en los medios, no termine más apretado por impuestos.

 
7

Las zonas seguirán siendo francas, aunque algo menos

Las zonas francas lograron que se redujera el aumento de la tarifa de renta que pagarán sus usuarios (iba a subir del 15 al 23, y ahora llegará al 20). Eso permite que sigan siendo atractivas, aunque menos de lo que lo han sido hasta ahora, y que el camnbio de reglas de juego no sea tan abrupto

 
8

El sector financiero logró varios alivios

Los bancos lograron que se pusiera un tope a las sanciones que les puede poner la Dian por demoras y problemas en transferir el 4 por mil que ellos recaudan..

Las empresas que hacen factoring (compraventa de facturas de otras empresas) podrán usar más cuentas en bancos sin pagar 4 por mil.

E incluso los operadores de libranzas, que están en medio de una crisis y un escándalo por las quiebras de sus principales jugadores como Estraval y Élite, reciben una ayuda: mientras que en general las empresas tienen un límite a la cantidad de intereses que pagaron y pueden restar en su declaración de renta (para que no usen ese camino para pagar menos impuestos a través de lo que técnicamente se llama subcapitalización), ellos no.

 
9

Las cajas de compensación, a seguir igual

Las cajas de compensación lograron mantener que solo pagan renta por los ingresos de actividades industriales, comerciales y financieras, pues iban a tener que pagar por todas.

 
10

Menos apretón a los empleados con ingresos medios o altos

Uno de los ejes del proyecto es que las personas paguen más., Pero un grupo de ellos, los empleados, no van a resultar tan apretados con el nuevo texto.

Por ejemplo, el tope a los ingresos laborales que una persona puede sacar de su base para pagar renta ya no va a bajar de 150 a 105 millones de pesos, pero sigue siendo del 35 por ciento de lo que reciban por su trabajo.

Eso quiere decir que quienes reciban entre 300 y 430 millones de pesos en salarios al año (algo así como entre 20 y 30 millones mensuales, salarios que no son propiamente bajos), podrán seguir pagando solo sobre el 65 por ciento de esos ingresos.

En un grupo mucho más abajo en la escala de ingresos, ya no tendrán que declarar renta los empleados que se ganen entre 2 y 3 millones de pesos, como proponía el proyecto inicial, ni tendrán que declarar las otras personas de entre 3 y 4,5 millones de pesos.

Para todos los empleados, igual que los pensionados, sus tarifas seguirán siendo las actuales, cuando el proyecto las incrementaba (las que sí se incementarán serán las de los ingresos por rentas de capital y otras rentas no laborales).

Por último, en esa misma lógica, tampoco aumentará la retención en la fuente por ingresos laborales, como planteaba el proyecto inicial.

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