En bicicleta estática y sin un norte claro han transcurrido estos tres primeros meses de mandato de la gobernadora guajira Oneida Pinto.
Oneida Pinto: 100 días en bicicleta estática
En sus primeros 100 días de gobierno, Oneida Pinto se ha dedicado más a apagar incendios en La Guajira que ha gobernar con una hoja de ruta clara.
En bicicleta estática y sin un norte claro han transcurrido estos tres primeros meses de mandato de la gobernadora guajira Oneida Pinto. Desde que llegó a la silla departamental, se ha dedicado la mayor parte del tiempo a enfrentar la emergencia humanitaria del pueblo wayuu y a defender su investidura, demandada desde el año pasado.
Hasta ahora, el gobierno de la llamada ‘princesa negra guajira’ se ha caracterizado más por eventos mediáticos, como su posesión ante la población indígena con la Nobel de Paz Rigoberta Menchú entre los invitados, y por promesas de mejorar las condiciones de salud, alimentación, acceso al agua y educación del departamento, pero sin planes de acción que vislumbren ejecución para los próximos meses.
También durante este primer trimestre no ha dejado de repetir que encontró un departamento quebrado, aunque todavía no muestra intención de someterlo a una ley de reestructuración de pasivos.
Sin rumbo claro y calamidad pública
En este arranque de mandato, la gobernadora Pinto no ha podido dedicarse por completo a gobernar porque ha tenido que invertir parte de su tiempo en defender su investidura. Y para ello viaja con cierta frecuencia a Bogotá para reunirse con sus abogados y atender los requerimientos del Consejo de Estado, como la audiencia celebrada, el 30 de marzo, en la Sala Quinta.
Desde el semestre pasado la elección de Pinto está demanda porque, supuestamente, estaba inhabilitada cuando inscribió su candidatura a la Gobernación de La Guajira, por no haber renunciado un año antes a la Alcaldía de Albania como lo exige la ley.
Las próximas semanas, el Consejo de Estado deberá definir si anula o no su elección.
A eso se suma que desde sus primeros días de mandato, Pinto comenzó a actuar erráticamente. Recién posesionada anunció como miembro de su equipo a Salustio Solano Cerchiaro, primo del investigado exgobernador Juan Francisco Kiko Gómez. Sin embargo, terminó retractándose por las críticas en redes sociales y en medios de comunicación y reconociéndoles a los periodistas guajiros, como contó La Caribe, que esa presión influyó en su cambio de decisión.
Y si bien no le dio cabida al primo de Kiko, sí le dio representación al grupo político del polémico exgobernador al nombrar como titular de Obras al ingeniero Lorenzo Iguarán.
Cien días después, sigue haciendo nombramientos (las últimas dos semanas posesionó a su secretario privado y al director del Instituto de Deportes) y aún le falta definir quiénes harán parte de los equipos de gestión, ya que la planta de personal de la Gobernación es insuficiente, pese a las contrataciones vigentes por órdenes de prestación de servicios, le contó un funcionario a La Silla.
En este arranque, su equipo de trabajo ha estado más en modo 'apagar incendios', porque ha tenido que enfocarse en atender la emergencia que vive el pueblo wayuu, por la falta de agua y alimentos. Lo que tiene al departamento, desde enero pasado, en calamidad pública.
Este año, según los casos atendidos en hospitales, van 22 niños muertos por desnutrición. Pero, el subregistro podría ser el doble porque las comunidades wayuu no suelen reportarles a las autoridades sus muertos.
Como parte de la respuesta de Pinto a esa crisis, desde enero comenzó a recorrer las rancherías en la alta y media Guajira para llevarse a los niños desnutridos a los hospitales. También lideró varias reuniones con la directora del Icbf Cristina Plazas y visitó en febrero al presidente Juan Manuel Santos en Bogotá. Después de esa reunión, el mandatario anunció la elaboración de un Documento Conpes para impulsar el desarrollo de La Guajira.
Con esa plata es que el gobierno de Pinto podría demostrar margen de acción, ya que hoy no dispone de mayores recursos para grandes proyectos de inversión.
Todas esas acciones son vistas en La Guajira como paliativos y no como medidas que apunten a generar cambios estructurales a mediano plazo.
Hasta ahora, Pinto le ha presentado a la Asamblea dos proyectos de rutina, que le fueron aprobados en febrero: facultades para celebrar contratos y convenios, y para modificar el presupuesto de 2016. Tiene pendiente la presentación del Plan de Desarrollo, que su equipo todavía está construyendo.
Un periodista guajiro, que pidió no ser citado, le dijo a La Silla que, a juzgar por los anuncios, a Oneida se le ha visto llena de “buenas intenciones, pero sin logros ni rumbo”.
Esa misma fue la lectura que nos hicieron dos funcionarios públicos de La Guajira, quienes para evitar comprometer las entidades en las que trabajan pidieron la reserva de su nombre. También opinaron igual un político activo y otro periodista que cubre a diario las noticias de la Gobernación.
“Le hace falta más preparación. No es lo mismo ser gobernador de La Guajira en estos momentos sin regalías, que ser alcalde de Albania con toda la plata del mundo”, nos dijo el político activo consultado, haciendo referencia a los resultados que Pinto suele mostrar como logros cuando estuvo al frente de Albania, un municipio de menos de 14 mil habitantes y que hasta antes de la reforma de las regalías, en 2012, recibió millonarios recursos por la explotación del carbón.
Lo que le resaltan
Más allá de los nombramientos que sigue haciendo y del ruido que generó la llegada del kikismo a su gabinete, lo que sí le resaltan es su esfuerzo por armar un equipo con personas más técnicas que políticas, como se lo contaron en febrero pasado a La Silla dos políticos activos de La Guajira.
Por ejemplo, le reconocen como positivo los nombramientos de Stevenson Marulanda, en la Secretaría de Salud; Gladys Foliaco, en Educación; María Margarita Pimiento, en Asuntos Indígenas, y Mauricio Ramírez, en Planeación, porque tienen en común una larga trayectoria profesional en las áreas que dirigen y una buena preparación académica, que incluye maestrías y hasta doctorados.
A Pinto también le resaltan el mensaje de reconciliación política que envía al haberle dado participación en su gabinete al grupo Nueva Guajira, que históricamente se ha enfrentado con la fuerza que hoy la tiene a ella en la Gobernación: la Gran Alianza del exgobernador Jorge Ballesteros.
A la gobernadora Pinto le queda un largo camino por delante para convencer a sus coterráneos de que con ella el barco guajiro terminará en buen puerto. Sin embargo, por como ha sido el arranque de su gobierno, allí no auguran que el mandato de ‘la princesa negra’ tendrá cambios sustanciales a mediano plazo.