El terrorismo es la última estrategia de quien se ve debilitado para una guerra formal. El tiempo del ELN guerrerista se terminó hace mucho. La sociedad no puede dejarse intimidar, ni manipular por una estrategia de terror que solo prueba la afirmación inicial. En este orden de ideas, es fundamental que los medios de comunicación y la oposición al Gobierno no ayuden a la guerrilla magnificando la importancia de sus acciones delictivas ni echando más combustible a la hoguera. Pero también es importante que los negociadores del Gobierno entiendan que las negociaciones con una guerrilla fundamentalista como el ELN exigen respeto a la dignidad del otro, además de firmeza.
¿Qué debería hacer el gobierno frente al ELN?
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Expertos
Si bien es cierto el proceso con otros grupos al margen de la ley ha dado como resultado una reducción de los hechos de violencia y/o hechos de terrorismo, no podemos olvidar que en medio de las diferentes negociaciones estos hechos se han dado aparentemente con el fin de demostrar que aun se tiene poder o solo presionar momentos de las mesas. Desde ningún punto de vista puede ser valido ese accionar pero si se debe continuar con las mesas de trabajo. es importante mostrar el total rechazo por parte de todos los grupos sociales, administraciones y gobiernos pero se debe continuar con las mesas.
Debe seguirse conversando; por ningún motivo suspender las negociación. Previo a un necesario Cese al Fuego bilateral, es menester desescalar la confrontación bélica. El ELN es una guerrilla distinta a las FARC. Por ello, resulta inapropiado desear o aplicar el esquema, el método y los momentos del proceso que fue necesario determinar en las conversaciones con aquella guerrilla.
La sociedad civilizada es la sociedad del diálogo, de los acuerdos, de la negociación. Es simplista suponer y en efecto hallar un proceso libre de dificultades. En Colombia no únicamente existe el terrorismo del ELN. También hay terrorismo de Estado. El Estado ha enfrentado y está enfrentando al ELN.
El gobierno debe suspender inmediatamente los diálogos con el ELN. De lo contrario estaría siendo cómplice de los secuestros, asesinatos y demás crímenes que los miembros de este grupo continúen cometiendo. Si el gobierno continúa siendo condescendiente con los actos violentos del ELN pone en peligro el relativo apoyo popular que aún tiene el proceso con las FARC, que ahora entrará en sus etapas más controversiales.
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