OPINIÓN

"¿Hace calor? ¡Hace calor!"

Html

 

En estos tiempos de incertidumbre, polarización, desfalcos verbales, plebiscitos innecesarios pero democráticamente reveladores e ideologías diversas, me atrevo a hacer un llamado a la democracia en forma de algo que nos hace mucha falta en colombia: hablar del clima*.

El clima es tal vez el tema más democratizante que jamás ha existido; no hay nada que divida menos que el clima: ni la selección Colombia, ni el humor, ni la atracción por el sexo opuesto, nada. Todo lo que rodee el clima es potencial: un día soleado o un día nublado, nada opaca el sentimiento de tener calor al mismo tiempo o congelarse de frío con alguien al lado.

Es un tema que permite abordarse donde sea, por ejemplo, en la parada del bus: “viejo, ¡qué calor!”...¿creen ustedes que el receptor de esta oración va a salir, indignación a flor de piel, cuchillo en mano diestra, a abalanzarse encima de nuestro interlocutor a reclamarle prudencia partidista y democrática porque “él es del frío”? No, queridos, el tipo va a responder: “¡joda, más!” y ahí acabará la intervención, dando por terminado tal vez uno de los paréntesis más insignificantes en el día de aquellos dos.

Lo que ellos no saben es que este paréntesis es repetido millones y millones de veces en todo el mundo por desconocidos y conocidos, y que este paréntesis, tal vez, muy remotamente, tenga la posibilidad de salvarnos del abismo de la falta de humor y la estupidez desenfrenada. El clima guarda en sí mismo, como tema, la clave para elevarnos de una democracia depredadora-llena de ilusiones de grandeza pero con limitaciones obvias de madurez, llena de inseguridades y que se toma peligrosamente en serio-a una democracia redonda y necesariamente imperfecta.

Desde tiempos prehistóricos, cuando el antropoceno nos agotaba con sus supuestas evoluciones y su manera de ser así todo errático y bipolar, pasando por las múltiples revoluciones oficiales y extraoficiales que han sobrevivido la amnesia científica, social e histórica, durante todo estos tiempos y hasta tiempos presentes, podemos decir que uno de los pocos constantes ha sido el clima (más allá de la volatilidad moderna del mismo).

Ahí está todo. Y lo bueno es que este es el tipo de clima que trasciende todo el despropósito del mal llamado “clima político” que además le da muy mala fama, porque eso no es un clima, es un ecosistema, que es muy diferente.  Un ecosistema trae consigo depredadores, agentes de cambio, clima, por supuesto, pero en fin, cosas varias. Pero el clima, ¡ah! , el clima como lo entendemos no trae consigo sino días soleados, días lluviosos, nieve, frío o calor. En realidad obedece a una simplicidad tanto del lenguaje, como de las capacidades cognitivas de quienes lo discuten. Si algo, las únicas capas que puede traer es de pronto las que necesitarías en días muy fríos en Siberia o en Vancouver durante el invierno. De resto no hay capas ni filosóficas ni metafóricas.

Con todo esto en cuenta, y sin darle tanta vuelta a mi petición, los invito a no solo hablar del clima sino a explayarse cuando lo hagan. Traten al máximo de extender el tema porque de pronto ahí encontrarán nuevos amigos, nuevos intereses o algún vacile, pero eso sí, no lo extiendan mucho porque correrán el riesgo de que el tema se torne deportivo o político y ahí sí nos fregamos.

*El clima: facilitador de democracias

 

 

Historias relacionadas

Compartir
0