Para analizar las encuestas es mejor saber no solamente cómo se hicieron sino que es muy importante conocer quién es el que las paga
Guerra de Morcillas
"Las encuestas son como las morcillas, son muy ricas pero es mejor no saber cómo se preparan" Con esta frase lapidaria describía punzantemente Alvaro Gómez Hurtado una realidad que, pese al paso de los años y de la supuesta modernidad del marketing político, tiene plena vigencia.
Para analizar las encuestas, diferente a lo que hacemos cuando probamos las deliciosas morcillas, es mejor saber, no solamente cómo se hicieron sino que es muy importante conocer quién es el que las paga. De esa manera, es mucho mas fácil determinar la confiabilidad de las mismas y sobretodo, los intereses que se mueven detrás de cada una de ellas.
Una de las cosas que aún me sorprende en el ejercicio de la asesoría política es la ligereza de la clase política, que pese a haberse dedicado durante décadas al oficio de conseguir votos, sale presurosa a construir agenda política con base en los resultados de encuestas cuyas fichas técnicas desconocen y hacen especulaciones con base en resultados publicados en los grandes medios, viralizados a través de cadenas de whats app o en las redes sociales, sin previamente hacer una lectura técnica de las mismas.
El consumo de morcilla entre los políticos, con contadas excepciones, se basa en el impacto que tienen los titulares y no en el conocimiento de cómo se obtuvo la data y cómo se tabularon los resultados, es la egoteca la que le hace la agenda al político.
La semana que termina y esta que comienza hemos conocido cuatro encuestas en las que se mide, con un año de anticipación, la intención de voto para las elecciones presidenciales del 2018 con lo cual se afianza en la agenda-País la sucesión presidencial, con una campaña que será mas larga que las anteriores, en tanto que ya arrancó en los medios.
En su mayoría, las encuestas que agitan el cotarro político, corresponden a mediciones encargadas por los grandes medios a las encuestadoras tradicionales, una suma de elementos tienen en común: siguen siendo realizadas con las mismas técnicas y bases de datos con las cuales fallaron estrepitosamente en las predicciones de los resultados del plebiscito en Octubre pasado y por supuesto, responden a intereses claros del establecimiento político y económico que históricamente han controlado a los medios de comunicación tradicionales. En medio de esa lluvia de mediciones que nos bombardeó en estos días, hay que reconocer una excepción en la encuesta realizada por una asociación de encuestadores regionales alejados del bogocentrismo, en una alianza autodenominada Los Mosqueteros, que es una excepción a esta descripción, sin que ello quiera decir que es mejor o peor que las demás, simplemente, diferente en cuanto a que se financió con recursos propios según se lee en la ficha técnica.
Una vez dicho esto y teniendo en cuenta que las fichas técnicas de Opinómetro y de la encuesta de los Mosqueteros parten de mediciones telefónicas, vale decir que la primera se realizó sobre una muestra de 900 llamadas, mientras que la segunda tiene un récord de llamadas de mas de 19 mil para llegar a un resultado final de 2270 encuestas respondidas en su totalidad; de otro lado, las únicas que recogieron las muestras de manera personal, fueron las de la Polimétrica de Cifras y Conceptos, con 1700 entrevistas cara a cara, habiendo además, sumado a los resultados, una medición cualitativa realizada mediante la técnica de grupo focal y la de Invamer Gallup que se realizó con 1200 encuestas personales en hogares.
Es decir, cualquier análisis que se haga sobre las cuatro encuestas, debe partir del principio de que cada una es diferente, con técnicas de recolección de datos distinta y por supuesto, no son comparables entre si; por el contrario, cada una responde a los requerimientos técnicos, estadisticos y científicos exigidos por las diferentes técnicas que se utilizaron. Tampoco pueden ser comparables en tanto que los cuestionarios, la forma en que se indagó y la manera en que se recogieron las muestras, son también diferentes.
Por lo anterior, tanto la defensa de ellas, como las críticas, no tienen ningún peso si parten de la premisa de comparar unas con otras; craso error se comete y por lo tanto, se tiende a confundir a la opinión, en tanto que cada medio, cada campaña, cada candidato y los analistas que pertenecen a los distintos grupos de interés buscan posicionar la encuesta que mas les convenga a sus intereses, mediante la vieja y conocida táctica de desprestigiar aquellas que les sean menos favorables, comparando únicamente los resultados de una y de otra, cuando en realidad, están mezclando peras con manzanas.
Como estamos aún tan lejos de las elecciones, la guerra de morcillas parece obedecer hoy a una estrategia de posicionamiento y mercadeo, no solo de las candidaturas en ciernes sino, de las empresas que se dedican al negocio de fabricarlas (las hay para todos los gustos, desde las tradicionales con capital extranjero, hasta las mas nuevas que buscan quedarse con un pedazo de la torta, como la de un ex registrador que mezcla variables y datos para lograr resultados que sean carnada para que los medios le hagan free press). Con esa salvedad, lo que vale la pena analizar son las tendencias que las distintas encuestas nos están mostrando de cara a lo que será la batalla presidencial en Colombia para el 2018 y las enormes contradicciones que se desprenden de la foto electoral del 2018 al día de hoy.
En todas las mediciones la intención de voto, salvo en la Polimétrica (en la que hay un empate técnico entre Petro que es primero, con Vargas que es segundo a un punto), existe una ventaja considerable de Vargas Lleras como el caballo que sale primero del partidor, pese a que es, entre los mas opcionados, uno de quienes mayor imagen negativa y rechazo causa entre los electores y aunque lo ven como el mas opcionado para ser presidente, su favoritismo no tiene como punto de apoyo el fervor de la gente. El coscorrón de Germán, su personalidad de déspota y sus comportamientos de reconocida patanería, le pasan factura y duro.
Otra tendencia que se desprende uniformemente de todas las mediciones, es que el País está desesperanzado; los colombianos estamos hastíados del Gobierno Santos, quien será el ex presidentes con mas mala calificación en la historia moderna de Colombia; sin embargo y he ahí lo mas sorprendente, en el ramillete de los opcionados están: su vicepresidente y ex ministro estrella, Germán Vargas; su ex representante en los diálogos de La Habana, Humberto De La Calle; su ex ministra Clara López y entran al partidor, su ex ministro de defensa Juan Carlos Pinzón y el que ejecutó en el congreso su agenda política, Juan Fernando Cristo. ¿Será que Colombia es tan contradictoria que elegirá el continuismo de un gobierno del cual solo espera que se acabe pronto?
Caso aparte es el de Petro, de manera consistente, en todos los sondeos marca compitiéndole en un cabeza a cabeza a Vargas LLeras. Petro es el Vargas LLeras de la izquierda, en cuanto a que su imagen negativa pesa mucho dentro de los colombianos y pese a ello, aparece de segundo en las encuestas -de tercero en la de Opinómetro-; sin embargo, ello no obsta para que, aún sin decir que va a ser candidato y con la duda jurídica que hay respecto a que incluso no pueda serlo por haber sido condenado fiscalmente -por el Contralor Vargas Llerista de Bogotá- a pagar mas de Doscientos Mil Millones de pesos al Distrito, siga siendo el gran rival del ex vice presidente. Petro barre, según resultados de la Polimétrica, en Bogotá y aparece en empate técnico con Vargas en el Caribe, tierra en donde la maquinaria de la Casa Char es el soporte de Germán.
Mas datos contradictorios para analizar son los del Centro Democrático, partido que es con el que más se identifican los colombianos y el único que ha definido un grupo de pre candidatos presidenciales, ellos son los únicos por los que se indaga en las mediciones, que ya iniciaron campaña, los únicos que han anunciado que correrán la carrera por la Casa de Nariño; pese a lo cual, ninguno de ellos marca mas allá del márgen de error en la mayoría de las encuestas. ¿A qué se debe ese fenómeno? Muchos factores pueden ser los causantes: que el Centro Democrático sea un partido caudillista en el que solo Uribe es figura nacional (es el único expresidente que aún conserva mas imagen positiva que negativa), la poca estatura política en cuanto a reconocimiento que tienen los aspirantes por ese partido, etc. Más sorprende aún el hecho de que, ante la pregunta espontánea de: ¿quién quisiera que ganara en las elecciones de 2018 para presidente?, el primer lugar lo ocupase en la polimétrica, la respuesta: ¨el que ponga Uribe¨, siendo la única medición en la que pierde abiertamente Germán Vargas LLeras.
Así las cosas, para el Centro Democrático es claro que tiene todo en sus manos para poder pelear el Solio de Bolivar, excepto que no tiene un candidato viable a un año de las elecciones; por lo tanto, no es descabellado pensar que el candidato de Uribe, que aún no se conoce, será factor importante a tener en cuenta. Uribe se guardará hasta el final su carta ganadora que escogerá de entre quien mejor lo represente, se haya posicionado entre el electorado y le asegure que no resutará otro Santos. Además de sus pupilos de partido, esperan tener esa bendición, Alejandro Ordóñez, Luis Alfredo Ramos y Marta Lucía Ramirez, sin contar que exista un gallo tapado que aún no se vislumbre en el panorama.
Una cosa es clara, los números de los candidatos demuestran que, salvo el caso de Uribe -que no puede ser candidato-, el País no está buscando personalismos, ninguno de los que están en la pelea mueve las fibras de los electores, se desprecia a la clase política, a los partidos, las mayores cifras corresponden al no sabe / no responde y a las de no va a votar; con lo cual, el terreno estaría abonado para un "out sider"; que hasta ahora, tampoco aparece en el espectro electoral.
En ese sentido, esta será una campaña de alianzas políticas, no necesariamente entre partidos sino entre corrientes ideológicas, la encuesta de Los Mosqueteros es la única que hace una medición entre pre candidatos de ideologías afines. El panorama político de los electores según se refleja en las diferentes encuestas, se atomiza en grupos de candidatos de distintas vertientes políticas sin que surjan, hasta ahora, cabezas visibles que triunfen claramente sobre otras. Claramente, desde la perspectiva del elector, que no es la misma de la "real polik" se alinean al menos cuatro fuerzas asi: la oposición de derecha (el CD, los conservadores, Alejandro Ordóñez, Luis Alfredo Ramos); la izquierda (Petro, Robledo, Piedad, Clara López); el oficialismo santista (Vargas LLeras, De La Calle, Cristo, Pinzón, hasta Roy Barreras entra allí) y una corriente de centro que está marcando muy bien en todas las mediciones pero que está solitaria -por ahora- en esa posibilidad de alianzas, que es la de la dupla de Sergio Fajardo y Claudia López, en la que él recorre el País calladamente creando una red electoral y ella, agita los medios y las redes.
Es de cómo se acomoden esas alianzas y de cómo se sepan vender ante los colombianos de donde saldrán las candidaturas definitivas que por ahora no se desprenden de las multiples mediciones, en tanto que, los números de los candidatos son perfectamente insuficientes como para que alguien pueda afirmar que tiene asegurado el tiquete a segunda vuelta; salvo, aparentemente, German Vargas LLeras, lo cual tampoco le garantiza un triunfo sin alianzas.
Respecto a los asuntos que moverían hoy al elector, parecería que la agenda se centra en la economía, el empleo, la salud y la lucha anticorrupción; en ello no hay sorpresa en tanto que, la calificación de cómo están esos asuntos en la vida diaria de los colombianos, es pésima y concuerdan con la desaprobación a la gestión del actual gobierno, que se raja en todos los indicadores. La sorpresa parecería estar en que ya no es el proceso de paz con las FARC, ni su implementación -con la cual se está cambiando la estructura del Estado-, asunto que interese a los ciudadanos pero, si lo es el temor de llegar a la Venezolanización del País. Amanecerá y veremos si no vuelven a ser las FARC las que nos impongan la agenda electoral en 2018 como lo han hecho en las últimas diez gestas presidenciales.
De manera que, el miedo, la desesperanza, la situación de crisis económica y el rechazo al gobierno actual, serán caldo de cultivo para la creación de las estrategias de campaña de los aspirantes y en ese contexto, dificil les quedará a quienes han sido soporte del actual estado de cosas, romper de manera convincente con el mal rumbo del País y ofrecer agendas de recomposición y cambio.
Viéndolo bien, Alvaro Gómez Hurtado se quedó corto, no solo son las encuestas las que se asemejan a las morcillas, es toda la política la que se puede comparar con ellas, pese a lo cual, aquí seguimos hastiándonos de rellenas en un banquete electoral que durará un año y del cual ojalá no salgamos intoxicados.