OPINIÓN

La cosa política

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En eso devino la política, en una cosa, que es un chisme que una presentadora actúa. La política es, así, una cosa casi sexual. Ella, la presentadora, no la cosa; ella realmente alcanza orgasmitos, breves pero contundentes, cada vez que menciona la palabra Uribe, el presidente o uribito, su imitación. Su boca se queda sin aire, su cadera se mueve a la derecha, sus labios buscan la pose natalia parís, el tono de voz es casi apagado, susurra. ¡Im-pe-ca-ble! Sí, la cosa política es erótica. Basta una nombre, una palabra, un giño para llegar a sentir orgasmitos múltiples. Y no es culpa de ella. Así andamos todos en Colombia, sintiendo éxtasis y alucinaciones casi sexuales cada vez que mencionamos ciertas palabras: Uribe, Patria, Guerra. La cosa es sexual, no política.

Rincón  
 

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