Políticas de incentivo a la competitividad: de los acuerdos en el aire a la implementación territorial.
Por Oskar Nupia
Durante las dos últimas décadas se han implementado en Colombia diferentes programas de alianzas estratégicas entre el sector público y privado con el fin de incentivar la competitividad y la productividad. Como lo expongo en los párrafos de abajo, la mayoría de estos programas han quedado en el aire y no se han materializado. Desde el año pasado se está implementado en el país el programa de Rutas de Competitividad (RC), el cual se basa en dos componentes interesantes: Regiones y Clusters (definición de cluster). Espero que este programa empiece a aterrizar una política que no ha logrado aún materializarse. A continuación una breve reseña de la política de alianzas estratégicas y lo bueno y lo malo del programa de RC.
Los primeros programas de alianzas estratégicas fueron los Acuerdos de Competitividad (AC), desarrollados entre 1994 y 2004, y la Agenda Interna (AI), desarrollada a partir del 2004. Estas alianzas se concentraron en crear acuerdos entre el sector público y algunas cadenas productivas/sectores con el fin de identificar y resolver sus principales obstáculos para el desarrollo productivo. En total se firmaron 38 AC y con la AI se identificaron 4,753 apuestas productivas ¿Qué ha ocurrido con estos acuerdos? Que se quedaron en el aire. Los AC nunca se materializaron (Ver CONPES 3439 del 2006). Sobre la AI no conozco ninguna evaluación, pero existe la impresión de que tampoco se ha materializado.
Las Comisiones Regionales de Competitividad (CRC), una por departamento, se crearon en 2008 (anteriormente, Comités Asesores Regionales de Comercio Exterior, CARCEs). A 2012, las 32 Comisiones habían definido sus Planes Regionales de Competitividad. Sin embargo, no se ha pasado de ahí. Con algunas pocas excepciones, las CRC no han servido para desarrollar e implementar políticas efectivas, principalmente por la falta de coordinación entre los grupos involucrados (fundamentalmente gobiernos regionales y sector privado) lo cual ha generado una baja fortaleza institucional (ver aqui). Como veremos más adelante, estas comisiones aún podrían encontrar donde aterrizar.
El programa de Sectores de Clase Mundial fue impulsado a partir del 2008. Este programa se concentra en planes de negocios para 16 sectores considerados de alta productividad y vocación exportadora. El programa es de largo plazo y aunque el gobierno ha tratado de relacionarlo con el crecimiento de las exportaciones y la productividad en dichos sectores (ver aquí), aún hace falta una evaluación seria de su efectividad. En fin, que aún no se sabe si ha aterrizado.
El año pasado se creó el programa de Rutas de Competitividad (RC), cuyo objetivo principal es fortalecer dos clusters en cada uno de los 18 departamentos involucrados en el programa y construir capacidades locales para el análisis y fortalecimiento futuro de clusters. El programa pinta bien por varias razones: (1) Tiene un enfoque territorial, lo cual incentiva el potencial de los departamentos y brinda oportunidades para su desarrollo; (2) Se centra en dos clusters por departamento (¡y no en cuatro mil apuestas productivas!), lo cual hace más viable su implementación y seguimiento; (3) el programa no incluye subsidios directos ni gabelas tributarias a los clusters, subsidios que nunca han ayudado a mejorar la competitividad. Sin embargo, existen algunas dudas: (1) A la fecha hay departamentos que no han sido capaces de definir los clusters que quiere desarrollar, lo cual muestra los problemas de acción colectiva que se afrontan al interior de las regiones; (2) Las CRC, llamadas a ser la pieza clave del proceso, no han funcionado debidamente y aún se espera que se involucren definitivamente en la política de competitividad regional; (3) Evaluar su efectividad será difícil porque no es claro cómo se eligieron los 18 departamentos donde está siendo implementado ¿Cómo de escogieron?
PD. SOBRE LA SITUACIÓN AGRARIA: Sin información es muy difícil tomar buenas decisiones de política pública. En Colombia, el último censo agrícola se realizó en 1970. Al parecer, entre este año y el próximo se hará uno. Tener buena información es indispensable para diseñar políticas y evitar oportunismos y politiquerías en situaciones como las actuales. Desde la izquierda, con Robledo culpando a los TLC de la situación agraria, hasta la derecha, con Lafaurie diciendo que son los gremios (los cuales ponen de seguro el interés general sobre el particular) los que saben qué hacer en términos de política agraria.