El empalme entre la alcaldesa electa y Enrique Peñalosa fue más fluido de lo esperado. Sin embargo, eso no cambió las prioridades de ella, y son las recientes marchas las que le están ayudando a soportar su propuesta de cambio.
La cacerola, más que el empalme, le tira línea a Claudia López
Claudia López, cuando se dirigía a la Plaza de Bolívar el 21 de noviembre, primera jornada del paro nacional. Foto: Tomada de Noticias Caracol.
La Alcaldesa electa de Bogotá, Claudia López, se casa hoy con la senadora Angélica Lozano, un asunto de su vida privada que tiene una connotación pública porque se convierte en un elemento más que se suma a su ya simbólica elección como primera mujer en ese cargo y que además es abiertamente lesbiana.
Lo hace a dos semanas de su posesión, cuando ya ha dado a conocer buena parte de su gabinete y está prácticamente terminado el empalme con el alcalde Enrique Peñalosa.
A estas alturas, ya tiene una visión general sobre la ciudad y la Alcaldía que encontrará el primero de enero. Y, según lo averiguado por La Silla Cachaca con cinco fuentes que la han acompañado desde la campaña, en el derrotero que se está marcando han incidido más las sensaciones que le ha dejado casi un mes de movilizaciones por el paro nacional en contra del presidente Iván Duque, que los mismos resultados del empalme.
La cacerola, al final, le ha permitido reforzar su apuesta por cambiar la relación que tiene Peñalosa con los ciudadanos, y mantener su intención de cambio a pesar de que el empalme fue menos traumático de lo que se preveía tras una campaña de mucha confrontación entre ambos.
Un empalme fluido que no cambió sus prioridades
El empalme entre Enrique Peñalosa y Claudia López está terminando en calma y en buenos términos después de una campaña en la que él fue el principal blanco de ataques de ella.
A lo que hubiera podido ser un nuevo escenario de confrontación (como lo fue hace cuatro años el empalme entre Peñalosa y Gustavo Petro), López le imprimió el cambio de tono de uno confrontacional que la ha caracterizado en toda su carrera política, a uno más ponderado que comenzó a aplicar desde antes de ser elegida, cuando vio de cerca la posibilidad de perder las elecciones.
“La campaña le sirvió para hacer un ejercicio de serenidad. Este mes ha sido cero impulsiva y ha salido perfecto. Por ejemplo, cumple todas las citas puntuales, siempre escucha brevemente, toma decisiones y todo el mundo las acoge y se va a trabajar”, nos dijo una alta fuente del empalme que pidió no ser citada.
(Desde hace dos semanas llamamos y le escribimos a Adriana Córdoba, la coordinadora técnica del empalme, para hablar sobre el proceso, pero no respondió).
Esa actitud se la transmitió a su equipo de empalme que, como nos dijo un integrante, recibió la indicación de “no ir a juzgar, sino a entender y a escuchar”, a lo que otro agregó: “Fue cordial (el empalme) porque Claudia lo dispuso de esa manera y fue enfática en que así fuera”.
Supimos por una fuente de la administración Peñalosa que, antes de la presentación formal ante los medios de los equipos de empalme, Adriana Córdoba, que lideró el de López y será su Secretaria de Planeación, llamó a Raúl Buitrago, el Secretario General de Peñalosa y que lideró el proceso desde allí, y se tomaron un café para hablar de la forma como lo llevarían a cabo y así comenzar luego el proceso distensionados.
“A Claudia la acompañan dos sectores: uno que quiere acabar con todo lo hecho, y otro que quiere construir sobre lo construido, y en el empalme nos encontramos con el segundo”, nos dijo una alta fuente del empalme de Peñalosa para referirse, en el primer caso, a la izquierda del Polo y alguna petrista que respaldó a López en campaña, y en el segundo, a diversas personas de perfil técnico que también la acompañan.
A eso se sumaron dos elementos, nos explicaron fuentes de lado y lado: uno que suele ser común en estos procesos, y es que casi siempre los que entregan y los que reciben, al trabajar en las mismas áreas, se conocen entre sí. Y otro, que el gobierno de Peñalosa también mostró mucha disposición para hacer la entrega.
Ese buen entendimiento ha dado para pensar en el equipo de Peñalosa, de acuerdo con dos fuentes que hicieron parte de él y nos hablaron fuera de micrófono, que posiblemente López vaya a ser una Alcaldesa que represente más una continuidad que una ruptura.
“Recibimos muy buenos comentarios, como alguien que me escribió que Peñalosa había sido un alcalde más progresista que la misma izquierda”, señaló una de esas dos fuentes.
La otra, cercana al Alcalde, agregó: “Peñalosa se dio cuenta de que cuando la Alcaldesa entiende el fondo de los proyectos, es receptiva. Vimos receptividad en temas que creíamos que no le iban a gustar. Por ejemplo, yo creo que ella no es tan enemiga de hacer más Transmilenio, además porque eso no riñe con hacer la segunda línea del metro que ella propone y que nosotros habíamos planteado en el POT con el mismo trazado”.
Peñalosa, de hecho, dijo en una rueda de prensa que “a la alcaldesa electa le gusta la mayoría de nuestros proyectos”.
A eso se suma que López, antes de hacer comentarios públicos que puedan armar zambra sobre las contrataciones que está haciendo Peñalosa en los últimos días, le ha dicho a su equipo que es preferible esperar a ver qué decisiones toman. Por otra parte, solicitó dejar contratados hasta marzo procesos en los que es necesaria la continuidad para que no se afecte la prestación de servicios ni se paralicen procesos. Por ejemplo, la fumigación de las plazas de mercado.
Los planes de cambio de Claudia López, sin embargo, se mantienen.
“Que el empalme haya sido fluido no quiere decir que todo esté perfecto”, nos dijo Luis Ernesto Gómez. “Es un ritual muy protocolario y ahí ellos no iban a salir a decir, por ejemplo, que en tal tema había un problema de corrupción. De eso nos daremos cuenta en los primeros días de enero. Sigue habiendo políticas con las que no estamos de acuerdo y por eso mantenemos nuestra propuesta de campaña, no sólo porque estamos convencidos de que es mejor, sino porque es nuestra obligación”.
Y es que el empalme les sirvió para ratificar sus diferencias con la visión de ciudad de Peñalosa.
Dos fuentes del equipo de López, por aparte, nos mencionaron el mismo ejemplo: en la primera reunión Peñalosa les dio a conocer a “sus hijos más queridos”, esos proyectos que quedan en ciernes y él considera que ella debe ejecutar.
“Era pura infraestructura. Ahí mostró una vez más que él ve el mundo desde la perspectiva de los ladrillos y desde la ocupación del suelo para el desarrollo de negocios inmobiliarios”, dijo una, algo que completó la otra así: “lo que hizo fue mostrarnos más de 20 proyectos que no ha podido contratar, sea por tiempo o porque las licitaciones quedaron desiertas. Ahí están el Cable a La Calera, las obras en el Bronx, el nuevo Centro Administrativo Distrital y las troncales de Transmilenio”.
Les extrañó que, por ejemplo, no hubiera invitado a funcionarios de la Secretaría de Integración Social para que expusieran políticas como la de embarazo adolescente o de reducción de la pobreza multidimensional, algo en lo que a Peñalosa puede mostrar indicadores positivos.
Gómez, el nuevo Secretario de Gobierno, ratifica, de hecho, que las apuestas de López “implicarán un recorte en la inversión en Transmilenio, una visión urbanística que vele por el cuidado del medio ambiente y no privilegie los intereses inmobiliarios, y un aumento en el gasto de corte social”.
Es decir: el empalme, con toda la buena impresión que le dejó al gobierno de Peñalosa por la actitud de Claudia López y los suyos, le sirvió a ella más para ratificar la apuesta de cambio que prometió en campaña.
Algo que se ve repotenciado por la coincidencia de este periodo de engranaje entre el gobierno saliente y el entrante con la ola de marchas del paro nacional, que han tenido a Bogotá como epicentro de las movilizaciones más grandes, que son el espejo de la sociedad urbana y que tienen a los jóvenes entre sus principales protagonistas.
Y es esto, más que el empalme, lo que Claudia López y los suyos consideran que les da un derrotero más claro para gobernar, y que puede marcar la diferencia frente a Peñalosa.
La nueva visión
Para sus primeros 100 días de mandato (un corte que suelen usar los alcaldes para mostrar pequeñas ejecuciones que muestren la línea que quieren seguir de ahí en adelante) el énfasis será en hacer notar que se comienza a “mejorar la comunicación con la gente”, nos dijo una fuente que estuvo en la reunión del equipo de empalme del sábado pasado.
Eso muestra una prioridad de López que va más allá de las obras de infraestructura: cambiar la relación distante y de desconexión que ha tenido Peñalosa con los ciudadanos, que se refleja en que terminará con una desaprobación del 62 por ciento.
El ejemplo hasta ahora más palpable de cómo ella quiere comenzar a aterrizar esa idea tiene que ver con la Policía.
Primero, porque ya es una decisión tomada que hará un uso del Esmad diferente al que ha hecho Peñalosa, para que intervenga estrictamente como última opción (que es como ordenan los protocolos que rigen a ese escuadrón) en medio de una protesta social.
También dijo, además, que le pidió al presidente Iván Duque que el cambio de comandante de la Policía de Bogotá lo discuta con ella. “Hemos estado estudiando algunos nombres”, dijo López recientemente en una entrevista, con lo que dio a entender que está metida en un proceso en el que generalmente no se mete un alcalde.
Eso lo hace justo cuando el Comandante de la Policía de Bogotá, el general Hoover Penilla, ha quedado desgastado por las declaraciones que ha dado para justificar procedimientos cuestionados por quienes salen a marchar y han visto un uso excesivo de la fuerza, en casos que aún están en investigación y que van desde el del estudiante Dilan Cruz, a quien un agente del Esmad mató, hasta el traslado de una manifestante por parte de policías en un carro sin identificación oficial.
La Policía, y en particular el Esmad, no fue un gran tema de la campaña política que ganó López, y sólo se metió un mes antes de las elecciones, cuando comenzaron las protestas de los estudiantes de la Universidad Distrital para reclamar por el nuevo escándalo de corrupción que estalló allá.
Con el paro en medio, el panorama es diferente y hace que su agenda vaya más allá del cambio con el Esmad.
“Claudia piensa que esta ciudad necesita una mirada de largo plazo en temas ambientales, de acceso a educación superior, oportunidades de empleo y de cultura ciudadana. Y eso se fortalece con la movilización social de los últimos días”, agregó una fuente que no sólo estuvo en el empalme, sino que la conoce a ella de cerca.
También coge fuerza, nos dijo una tercera fuente del empalme, apuestas como la de hacer presupuestos participativos en las localidades, una propuesta que ella acogió de Antonio Navarro después de ganarle a él la candidatura verde a la Alcaldía, y que espera concretar por medio de un esquema en el que la tecnología juegue un papel importante.
Y se suman los cambios propuestos por los próximos secretarios de Salud, Alejandro Gómez, y de Ambiente, Carolina Urrutia.
Gómez, por ejemplo, ya dijo que hay que ver si “el cierre de algunos puntos de atención se concertó con la comunidad”, y “volver a los territorios saludables”, un modelo que venía de Gustavo Petro que llevaba médicos a los barrios, y que terminó Peñalosa porque al evaluarlo concluyó que era costoso e ineficiente.
Urrutia plantea dejar la confrontación que Peñalosa estableció con ambientalistas y parte de la comunidad por su enfoque de usar activos ambientales, como los humedales y los cerros, “para fines de entretenimiento y no para conservación y protección”.
Una fuente del empalme coincide en que, aunque López es consciente de que la seguridad y la movilidad son urgencias de la ciudadanía (son las principales preocupaciones que marcan encuestas como Bogotá cómo vamos y las de la Cámara de Comercio), con lo que ha pasado en las calles se confirma su hipótesis de que el énfasis debe estar en los jóvenes. “Ella todos los días coge su programa de gobierno para pensarlo como un pacto con los jóvenes”, agrega una de las fuentes.
De hecho, en medio del proceso de selección de su gabinete, un paso fue hacer un filtro de hojas de vida que les llegaron para todos los cargos, y lo hizo, según la misma fuente, con un equipo de jóvenes. “A mi juicio, muchos de ellos no tenían mucho criterio, pero con ellos sacó unas carpetas de tres o cuatro candidatos por entidad, que le pasó a la firma cazatalentos encargada del proceso”.
Esa conformación del gabinete desde afuera se ve como un intento por darles representación a los sectores que la acompañaron en campaña, ya que están personas cercanas a políticos que la apoyaron, como Adriana Córdoba en Planeación (esposa de Antanas Mockus), Xinia Navarro en Integración Social (concejal del Polo Democrático), Edna Bonilla en Educación (Secretaria de Hábitat de Lucho Garzón y lo asesoró mientras fue precandidato a la Alcaldía este año), Alejandro Gómez en Salud (cercano a Sergio Fajardo, con el que trabajó en la Alcaldía de Medellín y la Gobernación de Antioquia), y el mismo Luis Ernesto Gómez en Gobierno (un liberal disidente que con su movimiento Activista hizo un acuerdo para respaldar a López y eligió un concejal).
Desde adentro, sin embargo, ven en ese proceso que, por un lado, “Claudia tiene una estructura política con la que quiere mantener una alianza sobre la base de un trabajo técnico serio”, nos dijo una de las fuentes; y por otro, que “refleja una coalición ciudadana de mujeres, jóvenes y gente hecha a pulso”, agregó Luis Ernesto Gómez.
Todo eso es lo que se deberá empezar a ver desde el primero de enero, cuando López se posesionará en un picnic en el Parque Simón Bolívar, un acto que, de nuevo, quiere que sirva de símbolo de la relación cercana que quiere tener con la gente.