Convenciendo a las bases, el uribismo busca pisar fuerte en Córdoba

Silla Caribe

En el departamento considerado fortín del uribismo en el Caribe, y donde Álvaro Uribe tiene su finca, el Centro Democrático busca por fin ganar en las regionales.

La victoria de Iván Duque en Córdoba en segunda vuelta (en primera vuelta ganó allí su contendor Gustavo Petro) ha hecho que el uribismo prenda desde ya los motores para consolidar una estructura política que pise fuerte en las regionales del año entrante, en un departamento considerado fortín uribista del Caribe, pero sólo para el caso de presidenciales. A este propósito podría ayudarles el hecho de que varios de los principales grupos políticos locales se han debilitado en estos últimos años a peso de líos de corrupción y carcelazos.

Los rivales golpeados

Los otrora superpoderosos exsenadores de Córdoba Ñoños, Musa Besaile y Bernardo ‘el Ñoño’ Elías, están actualmente presos (Musa confesó que pagó dos mil millones de pesos para desviar una investigación por para política y Ñoño está condenado en el escándalo de Odebrecht) y sus grupos políticos debilitados.

El Ñoño perdió las curules que tenía en la Cámara y en el Senado. No pudo hacer que su exfórmula en la Cámara, Eduardo José ‘Joche’ Tous, llegara al Senado ni que su hermano Julio fuera elegido a la Cámara.

Los Besaile, aunque lograron que Johny (hermano de Musa) llegara al Senado por La U, perdieron temporalmente el principal botín del departamento, la Gobernación, pues su otro hermano, Edwin, está suspendido por la Procuraduría por su presunta participación en el llamado ‘Cartel de la Hemofilia’.

Del mismo modo, el clan liderado por el parapolítico Pedro Pestana, que en el 2014 logró la quinta votación al Senado del Partido Conservador vía su hermana Yamina, perdió el corazón de su poderoso imperio , la EPS indígena Manexka, que intervino la Superintendencia de Salud el año pasado y cuya liquidación avaló este año la Corte Constitucional.

Los Pestana encima perdieron su curul en el Senado con la quemada de Carlos Gómez Espitia en marzo  y Yamina está investigada por la Corte Suprema y la Procuraduría por el presunto saqueo de siete mil millones de pesos de Manexka para financiar su campaña en 2014.

También perdió su curul en el Congreso el tradicional grupo político liberal de los López que lidera el parapolítico Juan Manuel ‘Juancho’ López Cabrales. En marzo su esposa, la exsenadora Arleth Casado, no alcanzó a ser elegida, perdiendo así la curul que, por 32 años, tuvo esta familia en el Congreso.

Otra de las tradicionales casas políticas del departamento, los García Burgos, aunque conservan la Alcaldía de Montería y una curul en el Senado y otra en la Cámara, tiene a su figura prometedora, el alcalde de Montería Marcos Daniel Pineda, en juicio por presuntas irregularidades en la contratación del Coliseo Happy Lora. Por estos hechos, también está siendo acusado por la Fiscalía el exalcalde monteriano, Carlos Eduardo Correa, miembro del mismo grupo político.

En este río revuelto, el uribismo, que viene de obtener 228 mil votos en primera vuelta, quiere mantener esos apoyos para consolidar una estructura política lo suficientemente fuerte para dar la pelea el año entrante, y que hasta ahora le ha sido esquiva.

La estrategia 2019

Pese a que en las presidenciales el uribismo barrió en 2002, 2006 y 2010 (en 2014 no porque Santos se empeñó en quitarle el departamento a Uribe con la ayuda de Musa y Ñoño), en las elecciones regionales no lo ha podido repetir.

Así, por ejemplo, en el 2006 Uribe sacó casi el doble que sus rivales Carlos Gaviria y Horacio Serpa en las presidenciales, pero en el 2007 su candidata a la Gobernación  -Margarita Rosa Andrade, quien aspiraba por el extinto partido Colombia Democrática que dirigía su primo Mario Uribe- perdió frente a la candidata del grupo de Juancho López.

O en el 2015 su candidato a la Alcaldía de Montería, Carlos Alberto Ordosgoitia, perdió frente al actual alcalde Marcos Daniel Pineda.

Lo que ha logrado hasta ahora Uribe ha sido apoyar alianzas ganadoras como la primera Alcaldía de Marcos Daniel Pineda, en 2007, y la Gobernación de Alejandro Lyons en 2011.

Para que ahora pueda coronar candidatos propios, la principal estrategia del uribismo será recorrer el departamento para que las bases que los apoyaron en la presidenciales se queden en el Centro Democrático y no se devuelvan a donde sus políticos originales pues, como contamos, desde antes de primera vuelta algunas de las bases de los principales grupos decidieron irse con Duque.

Por ejemplo, el excandidato a la Cámara Óscar Doria, del grupo liberal de Juancho López, se fue desde primera vuelta con Iván Duque y no con Humberto de la Calle.

De la misma forma actuaron la exdiputada Leonor Teresa Martínez (del grupo de los García Burgos), el exdiputado Jairo López (del grupo de David Barguil), el exrepresentante Raymundo Méndez (del grupo de Musa Besaile) y los exconcejales de Sahagún Luis ‘Lucho’ Ramos y Dordy Verbel (del grupo del Ñoño Elías) que, aunque sus líderes estaban oficialmente con Germán Vargas, apoyaron a Iván Duque.

La idea es, entonces, como nos contó la senadora cordobesa del Centro Democrático, Ruby Chagüi, visitar en estos meses todos los municipios del departamento para mantener estas alianzas que se dieron en las presidenciales.

“Sabemos que tenemos una poca estructura política (un diputado y cinco concejales), pero tenemos mucho para crecer. Tenemos el apoyo popular que nos manifestaron en las presidenciales, una senadora y las alianzas que hicimos con las bases de los partidos”, nos dijo la senadora Chagüi.

Del mismo modo, nos aseguró que en el mes en que el expresidente Álvaro Uribe estuvo en Montería, tras fracturarse una costilla, recibió visitas de personas que apoyaron a Duque y que quieren apoyar al Centro Democrático el año entrante.

Por ahora no han definido candidatos, pero para la Gobernación suenan con más fuerza la directora del Centro Democrático en Córdoba, María Teresa Haddad, y el exprecandidato a la Gobernación en 2015 Pedro Jaller.

Con estos recorridos por los municipios de Córdoba, arrancará la campaña regional en la que el uribismo buscará no solo combatir a los caciques cordobeses, sino, también, al petrismo que, al igual que ellos, salió fortalecido en el departamento después de las pasadas presidenciales y que le apuntará, también, a fortalecerse en el poder local.

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