Con el cierre de casa de máquinas, Hidroituango gana, pero EPM no

Silla Paisa

Está más cerca saber si el proyecto se salva, pero EPM aporrea más a la población y al medio ambiente aguas abajo.

El cierre de la compuerta que faltaba en la casa de máquinas de Hidroituango, por la que viene pasando el río Cauca desde mayo pasado para evitar una avalancha, deja más cerca el día de la respuesta sobre el futuro de la megaobra, que tiene en juego la seguridad de las comunidades aguas abajo, las finanzas de Medellín y la solvencia energética del país.

Pero la decisión, que se hizo a contrarreloj, trae más líos para EPM, la empresa que la construye. Eso porque va a dejar seco por varios días uno de los ríos más importantes del país, le traerá más sanciones y acumula más dudas sobre la obra.

Un 2019 accidentado

Luego de los reveses de Hidroituango, que comenzaron en abril, el 2018 terminó con buenas noticias para EPM.

A comienzos de noviembre, pudo llenar el embalse por primera vez.

Eso era fundamental para poner a funcionar el vertedero y que el agua saliera por él y no por la casa de máquinas, que no está construida para servir de salida del agua del río, por lo que usarla para eso pone en riesgo el proyecto mismo.

Además, la última semana de diciembre logró más de un 98 por ciento de la impermeabilización de la presa que a mediados del año tenía filtraciones.

Lo que venía era terminar de cerrar los dos túneles de desviación, incluyendo el que se taponó y ocasionó la contingencia en mayo, dejar reforzada la presa, asegurar que el río pasara por el vertedero y así cerrar la casa de máquinas para evaluar si la hidroeléctrica es viable, y dado el caso, repararla.

También esperaban que a finales de enero estuviera listo el estudio que contrató con la firma chilena Skava para conocer la causa de la contingencia; estudio que se se había programado para mediados de diciembre y que aplazaron por 45 días.

Pero el 21 de diciembre tuvieron que volver a cerrar el vertedero porque bajó el nivel del embalse, y el agua solo quedó pasando por la casa de máquinas.

El 2019 comenzó con los requerimientos que le hizo la Agencia Nacional de Licencias Ambientales a EPM que debía cumplir en plazos cortos para no terminar sancionada, como contamos, y con el descubrimiento de un hueco de más de 18 metros cerca de uno de los túneles por los que entra agua a la casa de máquinas, que podría generar derrumbes dentro de la montaña que sostiene el proyecto.

Desde ese momento, los planes y tiempos que tenían cambiaron y EPM ha tomado una serie de decisiones a contrarreloj.

El 16 de enero tuvieron que cerrar la compuerta de acceso del túnel más cercano al hueco, aunque el nivel del embalse no permitía que el agua pasara por el vertedero. Esto con el fin de prevenir que siguiera creciendo el hueco o aparecieran otros, y aumentara el riesgo del colapso de la montaña.

Ese cierre, aunque fue exitoso en su operación, despertó las inquietudes en las comunidades aguas abajo.

En la rueda de prensa en la que EPM anunció públicamente la existencia del hueco, el alcalde de Valdivia, Jonás Darío Henao aprovechó para pedir más atención a las comunidades que se han desplazado debido a la contingencia.

“Veo que todo el mundo habla del proyecto, que se salve, pero nadie habla del bienestar de 7 mil personas evacuadas, donde todo el mundo ya está retornando, pero donde no se han prestado todos los servicios que se deben de prestar”, dijo.“Lo que queremos es que así como en la contingencia, que allá llegó todo el mundo, por qué no han vuelto a ver qué necesita la gente”.

Además, el cierre trajo otros imprevistos.

Dos días después de las operaciones encontraron que el hueco estaba conectando el otro túnel por el que seguía llegando agua a casa de máquinas, lo que significaba que por allí estaba corriendo agua y aire, y aumentaba las posibilidades de colapsos.

Con esa preocupación, empezaron a prepararse para acelerar el cierre de la otra compuerta -cosa que estaba programada para finales de febrero-, con el limitante de que, con el verano y la sequía del río Cauca, al embalse todavía le faltaban 10 metros para llenarse.

Como la licencia ambiental obliga a que el río no deje de correr por el impacto en aguas abajo, de entrada acelerar ese cierre implica daños y sanciones a EPM que casi siempre terminan en multas.

Para evitar que el río Cauca se secara, la Anla le pidió a la hidroeléctrica Salvajina que le inyectara agua al río, pues esta queda aguas arriba en el Valle y al abrir sus compuertas aumenta el caudal que llega a Hidroituango y acelera su llenado.

Con esa decisión el caudal, hasta el lunes en la noche, era de 484 metros cúbicos por segundo, que es poco frente al usual, que son al menos 700, como se registraba antes del cierre de la primera compuerta, según nos dijo Juan Fernando Morales, gestor del equipo de recursos naturales del proyecto.

Pero la semana pasada ocurrió algo más.

Con el cambio de la corriente y la extra presión del agua, se empezaron a deformar las rejas por las que pasa el agua hacia la casa de máquinas e impiden que se cuelen sedimentos.

Un estudio de la firma Integral, interventora y contratista del proyecto, arrojó que si esas llegaban a desprenderse, no habría cómo cerrar el paso de agua a la casa de máquinas, que es el corazón de la hidroeléctrica.

Es decir, si no se cerraba, se acababa la esperanza de salvarla. EPM decidió seguirle apostando a no perderla, con el costo que tenga. 

 Con todo eso, lo que ha hecho la empresa en este mes largo de 2019 da cuenta de que está lejos de tener el control total del proyecto y de que es incierto el futuro del mismo.  

Lo que trae el cierre de casa de máquinas

Desde el año pasado, el gerente de EPM, Jorge Londoño, ha sido claro en que solo se sabrá si Hidroituango es viable cuando se saque el agua de la casa de máquinas, se limpie lo que el río haya metido y se evalúe el estado de los aparatos.

Esa operación estaba calculada cuando el agua de la presa llegara a los 410 metros sobre el nivel del mar, y luego se pudieran tapar los dos túneles de desviación para poner a funcionar la presa.

Aunque ninguna de esas dos cosas han pasado, cerrar las compuertas significa que a partir de ahora empezarán a prepararse para desinundar esa caverna.

Así, según Londoño, a inicios de abril se sabrá si Hidroituango es viable, que era la fecha estimada inicial del cierre de compuertas.

Eso parece ser lo único positivo que trajo ese cierre anticipado de la casa de máquinas.

Hace seis días la Anla le inició un proceso sancionatorio a la empresa por no garantizar, aguas abajo, el caudal suficiente para “asegurar la integridad de los servicios ecosistémicos y los bienes de protección del medio ambiente que hacen parte de la fuente hídrica río Cauca”.

Antes de que cerraran la primera compuerta el caudal, aunque golpeado por el fenómeno del Niño, superaba los 700 metros cúbicos por segundo. Luego de la operación bajó a unos 420, por debajo de la exigencia de la licencia ambiental que obliga a que no baje de 450 durante el llenado del embalse.

Con el cierre total, el río Cauca no fluye desde el embalse del proyecto y no lo hará hasta que se llene. Es decir, la hidroeléctrica está cortando casi en un cien por ciento el flujo del río aguas abajo.

Esa afectación va a implicar daños ambientales, empezando por la muerte de peces, y socioeconómicos, como la menor o nula actividad comercial de los pescadores y la movilidad fluvial en el Bajo Cauca y Sucre. De hecho, ayer en la tarde la Anla anunció una nueva sanción por eso.

Desde el medio día del martes hasta la media noche del viernes el caudal será de apenas 35 metros cúbicos por segundo, un nivel que los ribereños no recuerdan haber alcanzado nunca.

Esa agua saldrá de un túnel de desviación, del río Ituango y de las quebradas que alimentan al Cauca más abajo del embalse.

El gerente Londoño ha dicho que espera que el fin de semana el embalse termine de llenarse, para abrir el paso del agua por el vertedero y que el río vuelva a fluir. Eso si el fenómeno del Niño permite que se llene a tiempo.

Para mitigar los daños en el río, EPM contrató a 700 personas para que se dediquen a rescatar a los peces, y Londoño pidió disculpas por las afectaciones que va a generar la empresa durante estos días.

Eso no ha evitado que EPM sea foco de críticas por la decisión de cerrar las compuertas y secar el río por unos días.

Con todo eso, el 2019 no le ha traído buenas nuevas a EPM en ninguno de los hitos que tenía planeado para su megaobra, y menos a quienes habitan cerca de la hidroeléctrica; lejos de eso, vuelve a estar en el ojo del huracán por ser el responsable de secar uno de los ríos más importantes del país, y sin saber todavía si el proyecto se salva.

Del estudio de la firma chilena que va a determinar la razón de la contingencia a finales de este mes, y de lo que quede de la casa de máquinas, va a depender el futuro del que quería ser el proyecto de generación de energía más grande del país.

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