Este ensayo propone una reflexión sobre los patrones de violencia contra el Otro, constitutivos de la modernidad. Responde, ante todo, a la necesidad de revisar la obliteración persistente del vínculo entre modernidad, colonialidad y genocidio. Dado que la palabra genocidio se inscribe dentro del marco jurídico internacional de “crímenes contra la humanidad”, particularmente de las responsabilidades legales y éticas de quienes participaron en el holocausto de los judíos bajo el gobierno Nazi, su utilización para denotar procesos de exterminio masivo dentro de circunstancias históricas distintas ha sido polémica. Sin embargo, el hecho de que los pueblos indígenas de las Américas demanden la necesidad de reconocer y dar respuesta a su historia de opresión en términos de genocidio cultural, y a partir de la afirmación de su derecho a la auto-determinación, introduce una premisa de politización a la discusión jurídica. Se reestablece, así, la historicidad del dilema sobre la resolución jurídica y la reparación de traumas colectivos de opresión y racismo, los cuales se han convertido en injusticias sociales persistentes del capitalismo (Ward, 1997; Laban Hinton, 2001 y 2002; Charnela, 2005; Oliver-Smith, 2005).