Monseñor Héctor Epalza, el obispo emérito de Buenaventura ha sido, sin duda, una de las grandes figuras del Pacífico por denunciar los excesos del conflicto armado y por manifestar la situación de abandono a la que esta región es sometida. Nació en el Municipio de Convención (Norte de Santander) el 14 de junio de 1940. Pasó aquí los primeros años de su vida y, posteriormente, se mudó a Ocaña en donde comenzó el bachillerato en el Seminario Menor de Ocaña. Después, terminó sus estudios en el Seminario Menor de la Arquidiócesis de Cali donde también hizo el ciclo institucional teológico-filosófico.
Años más tarde, estudió Licenciatura en Misionología y Licenciatura en Historia de la Iglesia en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. También tiene varias especializaciones: entre éstas, una en Teología Litúrgica en el Instituto Teológico Pastoral del CELAM (1968), una en Teología espiritual en la Pontificia Ateneo Teresianum de Roma (1989) y la misma especialidad en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma (1999).
Fue nombrado Obispo de Buenaventura en 2004 y, desde esta fecha, es reconocido por su trabajo y entrega a la comunidad. Como cuenta en una entrevista con Semana anda, desde 2006, con escoltas ya que fue amenazado de muerte por denunciar los problemas de corrupción y narcotráfico que azolaban al mayor puerto del país. Se lo contó al ex presidente Álvaro Uribe en privado y éste después habló con los medios. Después, recibió un mensaje en el que le preguntaban si recordaba lo que le sucedió a Monseñor Isaías Duarte Cancino, asesinado el 16 de marzo de 2002 por ser crítico de las guerrillas y de los grupos narcotraficantes.
En 2013, fue de los primeros en hablar sobre las 'casas de pique' que existían por todo el municipio. Además, el 19 de febrero de 2014 lideró una marcha contra la violencia en Buenaventura y el 12 de marzo apoyó el plantón que hicieron los comerciantes. A raíz de las denuncias que había venido haciendo desde hace algún tiempo sobre la crisis humanitaria y social en Buenaventura, el Gobierno decidió, en 2014, hacer un proceso de intervención especial para la región.
Por su entrega a la comunidad bonaverense, recibió en 2015 un reconocimiento por parte de diversas organizaciones sociales -como el Comité Interorganizacional por la defensa del territorio de Buenaventura -(PCN Fundescodes), el colectivo Juvenil 'Transformando mentes', el Comité del Agua, la Junta de acción comunal del barrio La Cima, líderes comunitarios, y movimientos sociales- que tenía el nombre de "El Obispo del Pueblo".
Monseñor se despidió de Buenaventura el 14 de julio de 2017 y pasó a ser obispo emérito del principal puerto sobre el Pacífico.