María Fernanda Rojas

Nació en Villavicencio, Meta, el 12 de mayo de 1974. Esta concejal de Bogotá es comunicadora social y periodista de la Universidad de La Sabana, con una especialización en Opinión Pública de la Universidad Javeriana. Fue miembro del Polo Democrático hasta 2011, cuando se cambió a Progresistas, y desde 2013 hace parte de Alianza Verde, cuando el Partido Verde y Progresistas hicieron una alianza.

Rojas se ha desempeñado como asistente de investigación del CIDER en la Universidad de los Andes, investigadora del Centro de Estudios Sociales de la Universidad Nacional, fue promotora de Voto Inteligente de 1997 a 1998, hasta que en ese año pasó a ser directora ejecutiva de la Corporación Causa Común. Allí duró poco tiempo, y luego de 1998 a 2000 fue gestora comunitaria del Programa Misión Bogotá.

A la Veeduría Distrital llegó como Profesional de la Veeduría Delegada para la Participación Ciudadana, en donde estuvo de 2000 a 2003.

Ha sido asesora de Carlos Vicente de Roux, primero en su campaña al Concejo en 2003, y luego en el Concejo los siguientes dos años. Luego en 2005 asesoró a Antonio Navarro en el Senado, y un año después llegó a la Alcaldía de Bogotá de Lucho Garzón como consultora. Finalmente fue edil de Teusaquillo entre 2008 y 2011 por el Polo Democrático, y ese año buscó sin éxito un lugar en el Concejo avalada por Progresistas.

Fue uno de los miembros de la Comisión de Seguimiento a la Contratación Distrital de Petro, Avellaneda y de Roux, que destapó el escándalo del Cartel de la Contratación en 2010.

En enero de 2012, el alcalde de Bogotá Gustavo Petro la nombró directora del Instituto de Desarrollo Urbano (IDU). Allí, Rojas tuvo el difícil reto de manejar una de las entidades que ejecuta un mayor presupuesto en Bogotá, y que estuvo en el corazón del Cartel de la Contratación, escándalo que tiene bajo medida de aseguramiento a Liliana Pardo, ex directora de la entidad.

En este cargo, Rojas estuvo al mando de más de mil funcionarios y un presupuesto anual de un billón de pesos. Se enfrentó además a más de 200 frentes de obra cuyo valor se calcula en tres billones de pesos, así como graves incumplimientos en contratación y, por supuesto, la calle 26. Como dijo El Tiempo, su falta de experiencia gerencial, jurídica y técnica fue uno de sus puntos débiles. Sin embargo, es reconocida por su lucha contra la corrupción.

Fue recibida tanto con el apoyo como el escepticismo de los concejales. Mientras Juan Carlos Flórez, de la ASI, declaró que no veía en ella los requisitos necesarios para el cargo, otros como Roberto Hinestrosa, de Cambio Radical, defendieron la trayectoria de Rojas.

Ella renunció en septiembre de 2013, una decisión que, según ella, había pactado con el alcalde Petro.

En diciembre de ese año llegó al Concejo en reemplazo de Angélica Lozano, quien renunció para lanzarse a la Cámara de Representantes. En 2015 intentó la reelección por la Alianza Verde, pero volvió a quemarse con 8.900 votos.

El 5 de diciembre de 2017, sin embargo, se posesionó de nuevo para ocupar la curul que dejó Antonio Sanguinio, que renunció para lanzarse al Senado.