Pastora Mira García nació en San Carlos, Antioquia, el 13 de julio de 1956. Desde pequeña fue víctima de la violencia. Su padre, de filiación liberal, fue asesinado por los conservadores cuando Pastora sólo tenía seis años. Este fue el primero de muchos episodios violentos que ha vivido a lo largo de su vida.
Pastora estudió en el colegio de San Carlos. Cuando se graduó de bachiller en el 74, empezó a trabajar como auxiliar de la Registraduría del municipio. En esa época mataron a su primer esposo por razones políticas cuando su hija mayor sólo tenía dos meses de nacida. En ese entonces, no había llegado ni la guerrilla ni los paramilitares a San Carlos.
Dos años después, Pastora entró a trabajar en la inspección de policía rural. En esa época conoció a su pareja actual con quien tuvo cuatro hijos, dos de los cuales fueron asesinados por los paramilitares.
Después ingresó a la inspección de la Policía de San Carlos, donde estuvo hasta el 91, momento en el que tuvo que renunciar debido a las amenazas de la guerrilla y los paramilitares que ya se habían instalado en la zona.
Pastora se desvinculó de la policía y montó una juguetería en el pueblo. Ella estuvo a cargo del local comercial hasta que el Bloque Cacique Nutibara y el Bloque Héroes de Granada, que habían llegado a la zona bajo el mando de Ramón Isaza, empezaron a cobrarle vacunas. En ese momento, regaló su mercancía su y dejó la juguetería.
Pastora se desplazó con su esposo y dos de sus hijos a Medellín en 1998, época en la que comenzó la primera de las 23 masacres que perpetraron los paramilitares en San Carlos.
Estuvo dos años en la capital antioqueña hasta que tuvo que devolverse a San Carlos porque su madre había muerto y no había quién cuidara a dos de sus hijas que había dejado en San Carlos.
Cuando Pastora volvió, la mayor parte de la población se había desplazado: muchos de los predios estaban vacíos y casi no llegaban camiones con alimentos al municipio porque a la gente le daba miedo los retenes de la guerrilla. Pastora se dedicó a organizar a las mujeres para que sembraran alimentos en las tierras que habían sido abandonadas.
En el 2001, los paramilitares desaparecieron a Sandra Paola, la tercera de sus hijas. Pastora emprendió la búsqueda de su hija pero sólo hallaría el cadáver siete años más tarde con la ayuda de La Fiscalía.
A pesar de las contingencias, Pastora supo que su vocación era velar por las víctimas de San Carlos. Primero empezó a trabajar con los bomberos, que eran los únicos que se atrevían a ir a las veredas a recoger los cadáveres que dejaban los grupos armados.
En el 2003, se lanzó por al Concejo de San Carlos por el partido Colombia Democrática en una lista pluripartidista. Inicialmente perdió , pero luego reemplazó a una profesora que le seguía en la lista y que se tuvo que desplazar. Pastora se posesionó como concejala en febrero de 2004. Desde entonces, trabajó con las familias de las víctimas de desaparición forzada y con los desplazados.
En el 2005, el Bloque Héroes de Granada asesinó a Jorge Aníbal, su hijo menor. A pesar de esto, Pastora siguió trabajando en el Concejo con las víctimas de la violencia e inclusive, años después, le ayudaría al asesino de su hijo a conseguir el tratamiento médico que necesitaba al quedar gravemente herido por una mina antipersona.
Pastora se volvió a lanzar al Concejo por el Partido Liberal y fue elegida en el 2008 y en el 2012.
Actualmente Pastora trabaja en el Concejo y coordina el Centro de Acercamiento para la Reconciliación y la Reparación, un espacio para que los desmovilizados puedan escuchar a las víctimas y reintegrarse a la sociedad a partir del perdón.