Rosa Amelia Hernández vive en Planeta Rica, Córdoba. Desde que fue desplazada en 2007 Rosa se convirtió en la mensajera de otras víctimas.
Rosa nació el 1 de noviembre de 1952 en Colorado, un corregimiento antioqueño. Ahí vivió toda su infancia hasta que se fue al municipio de Caucasia a terminar el bachillerato. Cuando terminó sus estudios fue elegida por sus méritos académicos por el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar para que promoviera en los corregimientos y municipios de la región campañas de salud, cuidado infantil y desarrollo rural.
Después de esto, Rosa se fue al municipio de Cáceres a trabajar como ayudante de enfermería en el Hospital Isabel la Católica cuando el director era Rafael Ulises. En Cáceres trabajó durante cuatro años y conoció a su esposo Eulogio Trujillo. Rosa se fue a vivir a Planeta Rica, el pueblo natal de su esposo donde tuvo a sus cuatro hijos.
Cuando había terminado sus labores de crianza, Rosa se fue con su esposo a administrar una finca cerca de Planeta Rica. La finca tenía 535 hectáreas y prácticamente estaba abandonada porque su dueño había dejado de ir por miedo a la guerrilla.
Entonces, Rosa empezó a invitar a las personas que vivían en las veredas cercanas para que trabajaran la tierra. Al cabo de unos meses, 70 personas venían a cultivar la finca antiguamente desolada.
Unos años después, el dueño le pidió a Rosa que vendiera la finca y que cobrara un millón y medio de pesos por cada hectárea. Rosa se puso en la tarea y logró vender en 2 millones de pesos la hectárea . El dueño le pagó el excedente de la venta en tierra. Así fue como Rosa obtuvo su propia finca de 180 hectáreas de la cual sería desplazada brutalmente unos años después.
Cuando los paramilitares llegaron a la zona, Rosa empezó a ser amenazada. Ella denunció la amenazas pero no encontró respaldo de las instituciones.
En el 2004, Rosa inició su labor por las víctimas y la restitución de la mano de la líder campesina Yolanda Izquierdo. Las amenazas para Rosa continuaron, pero se materializaron para Yolanda, quien fue asesinada en abril de 2007.
El 26 febrero de 2007, Rosa Amelia Hernández y su familia fueron forzados por las autodefensas a abandonar las tierras que habitaban y cultivaban desde 1999.
Su desplazamiento sucedió dos meses después de que Rosa fuera atacada por paramilitares al mando de Salvatore Mancuso y algunos policías uniformados que se metieron a su finca y de la golpiza, le dejaron secuelas permanentes en un brazo y una pierna. Aún no sabe qué ha pasado con las investigaciones de su caso.
Rosa pidió protección ante Justicia y Paz en enero de 2008. Ese mismo año, la Fiscalía tomó sus declaraciones y las de sus familiares para evaluar la situación de riesgo de Rosa. El resultado fue que Rosa no ameritaba protección.
Después de que aprobaron la Ley de Víctimas promovida por Santos en 2011, Rosa decidió pedir de nuevo protección, esta vez ante la Unidad de Protección en octubre de ese mismo año pero no la obtuvo.
En agosto de 2012, La Silla Vacía, con el apoyo de los Súper Amigos, la escogió para ser la protagonista de Proyecto Rosa, cuya idea era rescatar a un personaje anónimo que por su trabajo y esfuerzo mereciera convertirse en un héroe nacional y no permitir que quienes luchan por recuperar sus tierras o por contar o conocer la verdad sobre la guerra sigan siendo asesinados sin que el país reaccione.
El 28 de agosto, Rosa fue galardonada como uno de los 10 Mejores Líderes 2012, un reconocimiento otorgado por la Revista Semana, la Fundación Liderazgo y Democracia y Telefónica.
En los primeros días de septiembre, la Unidad de Protección, dirigida por Andrés Villamizar, le aprobó a Rosa un escolta, un chaleco antibalas, un teléfono celular y un carro para su protección.
Rosa sigue luchando por las víctimas de Córdoba ayudándoles a recuperar las tierras de las que han sido desplazadas. Sin embargo, Rosa aún no ha podido recuperar su finca de 180 hectáreas, la cual se vio obligada a abandonar en el 2007.
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