Para hablar de los retos habría que ponerlos también en el contexto Latinoamericano y mundial de lo que está pasando con el feminismo y la agenda de las mujeres. Lo que quiero decir con esto es que ambas cosas están pasando por un momento de mucho vigor y mucha fuerza. No solo porque es una voz que está muy presente en los debates públicos, sino que también es una perspectiva necesaria frente a los distintos problemas. En el caso de Colombia, con todo lo que está pasando con el paro, las mujeres y las feministas salen a decir que esas denuncias y esas protestas deberían pensar también en cuáles son los desafíos desde una perspectiva de la agenda feminista.
Puesto eso en contexto, creo que uno de los retos que tenemos es mantener esa presencia activa de la voz feminista y la perspectiva feminista en las conversaciones públicas que son centrales para el país: desde el acuerdo de paz hasta las protestas que estamos viviendo en estos días en relación a distintos temas.
Otro desafío muy importante es lograr una consolidación de algunos de los asuntos más pendientes de la agenda de las mujeres, como por ejemplo, la participación paritaria en la toma de decisión, la lucha contra la violencia hacia las mujeres, el desafío que supone el trabajo de cuidado y la reducción del tiempo de trabajo total para las mujeres, en una perspectiva de que el trabajo de cuidado sea un trabajo compartido, co responsable con el Estado, con la sociedad, con las familias, y con las parejas. Eso implica un cambio cultural enorme, es decir, revisar los roles de género entre hombres y mujeres, pero también un cambio en las políticas y una reconfiguración del Estado.
Entonces estos desafíos y pendientes se deben ver reflejados en las políticas públicas que van a llevar adelante las nuevas alcaldías de todo el país, y en particular creo que la alcaldía de Bogotá con una alcaldesa como Claudia, que es una mujer inteligente y sensible a los asuntos de la desigualdad.
La igualdad para las mujeres, como bien lo ha dicho la OEA, es un bien para la humanidad. La igualdad como fin es un desafío muy grande porque hemos visto que, de la misma forma como hay un nuevo momento en lo público en cuanto a la presencia de las jóvenes y de la agenda feminista, también hay un recrudecimiento de los ataques contra esa agenda de la igualdad. Y esos ataques se han disfrazado bajo la idea de "ideología de género", que busca tergiversar, desprestigiar y, con informaciones falsas, impedir los avances en materia de igualdad para las mujeres.
Tenemos otra prioridad en materia de violencia contra las mujeres y violencia sexual. Otra prioridad es eliminar todas las formas de criminalización de la vida y los cuerpos de las mujeres, y eso significa eliminar el delito del aborto del código penal, entre otros desafíos.
Yo creo que resolver estos retos depende, uno, de la voluntad política, como siempre, y dos, creo que de que la sociedad y la clase política sepa leer los cambios que vienen con esta época. El feminismo está presente en todas las conversaciones públicas, está presente en las calles. Hay una generación que está creciendo con una conciencia y un acumulado de derechos que es enorme. Es un acumulado de derechos que resulta de los avances que hemos hecho en materia de derechos para las mujeres en las últimas décadas en América Latina, por no hablar de los últimos cien años. Pero muy intensamente en las últimas cuatro décadas: hay una generación de mujeres y de hombres que sienten que esos derechos les pertenecen y que sus subjetividades no están dispuestos a admitir ni la violencia, ni el acoso, ni la interferencia del Estado ni de ninguna otra voz o autoridad sobre sus propios cuerpos. Entonces, me parece también que depende de la habilidad que tenga la clase política para leer esto. Y si no lo van a leer, de todas maneras ese cambio va a llegar por las calles y por la vía del cambio que está teniendo lugar en el día a día de las personas.