Es una baja de un mando estratégico regional pero que no afecta en nada las dinámicas nacionales del ELN. Por otro lado, creería yo, se deben estar replanteando mucho el tema de la seguridad en el Chocó, en la medida en la que la operación en la que le dan de baja evidencia que la Inteligencia del Ejército logró infiltrar su cuerpo de seguridad. Y me imagino que también habrá algún tipo de debate interno sobre los mandos de nueva generación, que son muy apegados a redes sociales, de cómo Uriel fungía más como relacionista público que como comandante guerrillero.
No cambia la dinámica del conflicto porque hay que entender dos cosas. La primera es que en Colombia, ahora mismo, no hay un conflicto sino múltiples conflictos. Y él era mando de estructuras que están en un territorio específico que es el Chocó, del sur del Chocó. Él no era un mando nacional; no era parte del COCE -Comando Central-, ni de la dirección nacional del ELN. Entonces, esto afectaría dinámicas muy locales de esa organización armada.
La segunda es que puede afectar ciertos trabajos político-ideológicos y de propaganda, que eran al parecer las áreas en las que se destacaba Uriel, porque no era un mando militar. Finalmente, es posible que facilite las negociaciones, los acercamientos con el Gobierno. Esto, en la medida en que él era uno de los mandos que asumió públicamente su resistencia a la negociación.