Yo veo ese problema a través del riesgo enorme que representan los cultivos ilícitos para la construcción de paz en Colombia. Es una amenaza fundamental. Yo creo que Colombia tiene que tener a disposición distintas herramientas que pueda utilizar de manera coordinada. La aspersión aérea es un recurso de última instancia para responder ante riesgos de seguridad para los erradicadores, y ahora incluso cuando hay movilizaciones sociales que impiden y se oponen a la erradicación manual. Ante la imposibilidad de la erradicación manual, el mal menor es la erradicación aérea. Frente a las condiciones actuales hay nuevos incentivos para producir coca en todos los niveles y esto amenaza a la paz, alimentado otras organizaciones que ocuparan el puesto de las Farc. El objetivo es lograr la transformación de los territorios, con presencia del Estado. Pero estamos ante una situación de emergencia. Llevar al Estado es un tema de mediano y largo plazo. Si no se logran contener los cultivos, la misma presencia del Estado se hará imposible como consecuencia de la acción de nuevos grupos ilegales. Necesitamos que el Estado llegue, pero primero necesitamos romper el círculo vicioso. No hay más camino que considerar la erradicación aérea cuando no se pueda hacer manualmente por temas de seguridad o de movilizaciones sociales que se opongan.
¿Está de acuerdo con la idea de volver a la aspersión aérea?
Debate
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Expertos
El debate que propone el Fiscal está fuera de foco porque el punto no es si debe haber aspersión o no. El debate que proponer es en torno a los anuncios del gobierno el año pasado de acciones para sustituir la aspersión aérea, porque hasta ahora no hay resultados.
A nivel agrícola esto no va tener ninguna incidencia. Es un efecto un poco irrisorio para las grandes producciones. Otra cosa es el efecto de la pequeñas producciones, que por supuesto se ven afectadas. Pero también hay que saber el porqué. Cuando hay coca en un lugar no hay otro cultivo que le de ganancias. El tema puntual es que es necesario erradicar. Es preferiblemente manualmente, pero el costo es infinitamente mayor, en vidas humanas, en dinero, etc. Suena muy bien dar empleo a la gente y hacerlo manualmente. Pero esto no está dando resultados.
Al estudiar las leyes básicas de la microeconomía del narcotráfico y de la economía de la agricultura se entiende que el núcleo duro de este flagelo y del cultivo de la coca (sacando de la ecuación a sus respetables usos ancestrales) es, en ambos casos, un asuntos de demanda. Atacar la oferta es desconocer los serios estudios que existen al respecto, hacerle el negocio a quienes venden los agro tóxicos para fumigar, continuando con una perversa política impuesta desde EE.UU que en lugar de disminuir los cultivos los ha aumentado. Y de paso preseguir con lo que académicos del peso de Noam Chomsky han calificado como "una guerra química" contra los habitantes del campo. De igual forma continuaría la generación de incentivos perversos para que los traficantes y distribuidores ganen más, pues aumenta el precio y por ende el riesgo que están dispuestos a asumir por hacer parte del negocio. Taca burro el señor Fiscal. Y este es solo el comienzo de su gestión. En lugar de opinar sobre asuntos que desconoce debería investigar los falsos títulos del señor alcalde Enrique Peñalosa ( ¡ah no! verdad que son del mismo partido "Cambio" "Radical") o decir algo del chicharrón (y el crimen) que implica la pérdida de 1.4 Billones de pesos de la Salud. ¿Seguirá el curso de su antecesor el señor Montealegre? ¿el mutismo como regla?
*Este es un espacio de opinión y debate. Los contenidos reflejan únicamente la opinión personal de sus autores y no compromete el de La Silla Vacía ni a sus patrocinadores.