¿Qué tanta fuerza tendrá el partido de las Farc?

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Expertos

Luis Eduardo Celis
Luis Eduardo Celis

El partido político que surja de las Farc tiene retos, déficits y vida por delante Hemos llegado al momento por el cual trabajaron miles por 35 años: apoyar el cierre negociado del conflicto armado y ver a las Farc transformada en un partido político que compita en esta precaria democracia. Ese día llegó y muchos no lo vieron. Desafortunadamente es el transcurrir de la vida, recuerdo a Manuel Cepeda Vargas y Augusto Ramírez Ocampo, de los muchos ausentes, pero presentes en la memoria de este largo trasegar por una paz política. En más de medio siglo de guerra se ha derramado mucha sangre. Las Farc tienen responsabilidades, lo cual le genera un déficit de opinión enorme. Ellos tienen la oportunidad de ir a la Jurisdicción Especial de Paz, reconocer sus crímenes y responsabilidades y tratar de buscar un camino de reconciliación con las personas y comunidades a las que afectaron. Si las Farc siguen el camino de reconocimiento y cumplimiento de sus compromisos, ganarán espacio y posibilidades de remontar los déficits de reconocimiento y credibilidad con los que salen de la guerra. El acuerdo de paz negociado por las Farc es un importante aporte a la transformación del mundo rural, de la política y para enfrentar con alternativas el tema de los cultivos ligados al narcotráfico. Si el partido político en el que se transforme las Farc sigue liderando el cumplimiento del acuerdo y su concreción, tiene aire para crecer. Las regiones que las Farc conoce, con todas sus complejidades, son un enorme reto para la acción política. Es ahí donde se van a concretar los Programas de desarrollo con enfoque territorial, los PDET, y es ahí donde las las Farc son y serán protagonistas. Allí se disputaran las nuevas curules para la Cámara de representantes en las elecciones parlamentarias del 2018, y allí las Farc tiene como buscar nuevos espacios desde las organizaciones sociales que le son afectas. Una Colombia tan inequitativa, con tantos conflictos por tramitar y una sensación de que la tradición política tiene poca voluntad de alejarse de la corrupción, las trampas y ese ánimo híper-concentrador de la riqueza que la caracteriza, tendrá en el partido político en el que se transforme las Farc un contradictor interesante. Si las Farc asumen sus responsabilidades, logran proteger su vida (porque como dice Marco Calarca, dirigente de las Farc “los muertos no hacen política”), si ajusta sus tesis maximalistas con una acción de logros en el día a día y mantiene su gran capacidad de organización será una fuerza política con perspectivas de crecimiento en la próxima década. ¿Qué tanto crezca? Está por verse.

Juan Sebastián Arango
Juan Sebastián Arango

Creo que el partido va a tener mucha fuerza en materia de publicidad electoral lo que les va a permitir sacar más de las cinco curules otorgadas en el acuerdo de paz. Además, su estrategia va ser apoyar a los grupos que se lancen a las circunscripciones especiales de paz y a los grupos de extrema izquierda con base comunista en Colombia. Creo que van a formar una gran coalición de la extrema izquierda. El problema no es el partido de las Farc, sino lo desacreditados que están todos los partidos políticos. No hay partidos políticos fuertes ni con una imagen lo suficientemente respetable que les haga peso, salvo el centro democrático que tiene una base ideológica y ciudadana fuerte. Por lo tanto la gente va a recibir al partido de las Farc con el rechazo natural que recibe a los demás partidos.

Gonzalo Agudelo Hernández
Gonzalo Agudelo Hernández

El nuevo partido que surge del Proceso de Paz con las Farc tiene un antecedente electoral muy importante en el Meta, en particular, la UP obtuvo un senador, varios diputados, concejales y alcaldes aquí. Es de conocimiento la tragedia que ocurrió. No obstante, en tiempo reciente las Farc "orientaron" a las comunidades hacia determinados candidatos locales, sin mayores logros. Además, si las Farc hacen campaña con ese nombre van a perder mucho en el Meta porque hombres como Romaña le hicieron mucho daño a la población. Sin embargo, este nuevo partido tiene un envidiable escenario para disputar una contienda altamente política con éxito. Todo dependerá de su capacidad de comunicar sin odio y sin pretensiones mesiánicas. Pese a que las Farc salen a hacer política en el peor momento de la izquierda en América Latina, pueden constituir un referente nuevo desde Colombia.

Perfil
Anonimo

Hay zonas donde el partido de las Farc no van a recoger nada porque no sembraron nada positivo, pero en otros sí, pues hay zonas donde reemplazaban al Estado, fueron la protección de las comunidades del paramilitarismo y protectores de los territorios de los megaproyectos. Es necesario que las Farc creen una forma diferente de comunicar para hacerse entender, porque la forma como lo hacían, que era a través de las armas, no era la correcta. Si ellos construyen un nuevo lenguaje podrán acceder a esos espacios de poder. Crear nuevos canales de comunicación les ayudará en su camino hacia la política. No sabría decir con certeza qué tanta fuerza tendrá el nuevo partido de las Farc porque ellos tienen seguidores pero también detractores. Yo los prefiero en escenarios de discusión, de debate y no en los montes con un fusil haciendo daño. Sin embargo, no todos los colombianos lo vemos de esa forma, hay muchos que se quedan en la venganza, el odio, el rencor y no aceptan otro escenario. El apoyo que reciban dependerá de cómo se dirijan a los colombianos; del discurso dependerá si logran ganar o perder adeptos. En cuanto a sus banderas políticas las Farc van a ser coherentes con las causas que han defendido siempre y que los motivó a alzarse en armas: justicia social, anticorrupción, lucha contra la inequidad, y las seguirán defendiendo porque estos problemas sigues presentes en la actualidad. Lo que sí estoy segura es que a través de las armas no se logra cambiar nada y por eso las Farc están retomando el camino de la democracia para hacer en la política.

María Victoria Uribe
María Victoria Uribe

Por un lado, conservar la sigla de las Farc es un grave error, entiendo que lo hacen porque representa un capital político y social, pero al mismo tiempo es una sigla de la infamia para muchos colombianos. Esto espantará a mucha gente, por lo que han debido cambar las siglas y buscar algo nuevo. Por otro lado, la gente de las Farc quiere sacar su partido adelante, pero la sociedad le está dando la espalda todo el tiempo. Por ejemplo, al Congreso de las Farc, en el que crearán su nuevo partido, que comenzó este 27 de agosto y termina hoy en Bogotá, invitaron a mucha gente del senado, liberales, conservadores, pero no asistieron. Al concierto de cierre de este congreso invitaron a Poncho Zuleta, que sabemos que es uribista y rechazó la invitación. Estos son síntomas de una sociedad que prefiere tenerlos lejos y no acercarse a ellos, es cómo si las Farc estuvieran infectados y la gente no quisiera contagiarse. La gente no está dispuesta a escucharlos y darles un chance, por eso lo veo difícil lo que es muy preocupante en términos de reinserción de las Farc. Sin embargo, creo que el partido de las Farc puede llegar a tener fuerza porque son disciplinados, tienen muchas ganas de hacerlo, pero hay muchas cosas en contra. Hay muchos asesinatos y no sabemos si los van a seguir matando a ellos y sus familiares como pasó con la UP. Por otro lado, ésta es una sociedad muy cerrada, egoísta, individualista, no le da chance a las Farc para que armen algo nuevo, se expliquen, se manifiesten. Yo lo veo complicado, hasta los mismos sectores de izquierda se han hecho los locos. Lo que veo es que las Farc están muy solas.

Héctor Helí Rojas
Héctor Helí Rojas

A juzgar por los hechos históricos, las características particulares de las Farc y la experiencia latinoamericana, sin duda la fuerza política de esta guerrilla desmovilizada, vista en el espejo electoral de las próximas elecciones será insignificante. La gran fuerza del electorado colombiano se concentra en las grandes y medianas ciudades y es en éstas donde, excepto el voto de opinión habido en algunas de las elecciones de los últimos tiempos, la izquierda como la suma de las colectividades políticas no siempre ha tenido a su favor el voto ciudadano. No quiere decir lo anterior que en la mayoría de las cabeceras municipales y en las áreas propiamente rurales la gente vote por el nuevo partido que crearán las Farc. E incluso, excepto Arauca y Caquetá, ciertas zonas del Departamento del Cauca, Guaviare, Huila, Meta y Putumayo, la población de la mayoría de los miles de corregimientos y veredas colombianas no votará por la nueva fuerza política. La experiencia nacional reciente nos dice que una guerrilla mucho más abierta, menos esquemática y más creativa como el M-19 nunca estuvo cerca de elegir Presidente de la República ni de apoderarse del Congreso de la República, las Asambleas departamentales o los concejos municipales. Aparte de la Constituyente elegida en 1990, el M-19 paulatinamente estuvo acompañado de un descenso notable hasta desaparecer por completo. La mayoría de sus dirigentes fueron asesinados, únicamente quedaron Antonio Navarro Wolf y Gustavo Petro con su relativo triunfo en Bogotá en las elecciones regionales de 2011. En el Salvador, pequeño país centroamericano en el que la unidad de las distintas guerrillas constituyó una gran fuerza enfrentada a las fuerzas políticas tradicionales y a los EE.UU. que las apoyaban, sólo tuvo opción de poder electoral 20 años después con Mauricio Funes. Las Farc ya tienen planeado apoyar otras fuerzas. Corren el riesgo de volver a repetir el reduccionismo político con el Partido Comunista, lo que queda de la UP, la Marcha Patriótica y otros grupos menores. El nuevo partido político debiera jugársela con el apoyo a sectores progresistas y democráticos como la Alianza Verde, ciertos núcleos del Partido Liberal, candidatos como Clara o Claudia López. Les toca si no quieren morir en el intento. Además, si nos referimos al Congreso, aquí nadie elige senadores o representantes sin comprar votos o liderar por años movimientos sociales como ha ocurrido con Alexander López Maya o Alberto Castilla. El destino final de las Farc, una vez comience el círculo tétrico de los asesinatos será el de su desaparición. Por su fallida táctica de combinar las distintas formas de lucha, por no respetar la voluntad de las masas populares, por sus escabrosos métodos de acción como el secuestro o la retención de personas que nada tuvieron que ver con la confrontación y por no proteger del paramilitarismo a los campesinos que pusieron como carne de cañón del peor ejército de matones habido en la historia de Colombia.

Perfil
Anonimo

El partido de las Farc puede ir teniendo mayor fuerza en la medida que se rodee de los movimientos sociales, para ello deberá plantearse como una alternativa de poder. Sin embargo, a algunas organizaciones nos preocupa no tener claro qué significa para las Farc apoyar un gobierno de transición. No sabemos si eso significa apoyar a Humberto de la calle o qué significa. Seguramente una bandera de las Farc va ser defender los acuerdos, en lo que estamos de acuerdo y apoyamos como movimiento social. Pero nos estamos preguntando si esto implicará que nos pongan a elegir candidatos tradicionales a nombre de la paz y la implementación de los acuerdos. Esto se irá aclarando con el tiempo. Los movimientos sociales hemos puesto el debate sobre el modelo económico a través de la movilización de los movimientos de dignidades y la Cumbre Agraria. Por eso las Farc y los movimientos sociales estaríamos en sintonía si en la conformación del gobierno de transición se consulta con los movimientos sociales quiénes deben ser los candidatos, o incluso, si deben salir del movimiento social. Nuestra preocupación radica si los candidatos que apoyen las Farc serán de partidos tradicionales o de coaliciones de los mismos. Esto es lo que vamos a tener que empezar a discutir con el nuevo partido de las Farc para aclarar a qué se refieren con el gobierno de transición. Finalmente, creo que las Farc lograrán ser un partido político poderoso si saben leer el momento y se rodean de movimientos sociales, si interpretan y escuchan al movimiento social de indígenas, afros, campesinos, mujeres. Esto es lo que han buscado los movimientos en el Polo Democrático, pero los planes y programas de éste respondieron a necesidades del partido y no a los movimientos sociales. Lo anterior sería lo recomendable para el partido de las Farc, pero no para que representen al movimiento social sino para que escuchen y trabajen con el movimiento social, porque éste tiene sus propias dinámicas que las Farc no podrán suplantar, sino dialogar. Por último, si bien la bandera de las Farc será la implementación de los acuerdos, deberán ir más allá. En la Habana no se tocó el modelo económico de este país y hay que empezar a discutir ese modelo, hablar sobre cuál es el modelo no sólo económico, sino de sociedad que queremos.

*Este es un espacio de opinión y debate. Los contenidos reflejan únicamente la opinión personal de sus autores y no compromete el de La Silla Vacía ni a sus patrocinadores.

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