En 2017, la iniciativa Casa Grande Caribe identificó que la región necesita 16.548 millones de dólares por los próximos 12 años para erradicar la pobreza extrema y superar el atraso social relativo de la región Caribe con respecto al país. Esta inversión sería para nutrición, educación, salud, agua y alcantarillado. El gobierno Duque tiene la oportunidad de contribuir a este cierre de brecha y a mejorar la calidad de vida de millones de colombianos que viven en el Caribe, si se compromete con que la distribución de los recursos de regalías sean específicamente para resolver las necesidades insatisfechas de los más vulnerables de la región, acogiendo las recomendaciones de carácter técnico que ha presentado Casa Grande, entre las que se encuentra una reforma de la ley de regalías para lograr un uso más funcional y eficiente de los recursos de los Fondos de Compensación y Desarrollo Regional Para avanzar de manera contundente en la eliminación de la pobreza, Casa Grande Caribe propone que en los próximos 12 años (2018-2030) años se inviertan recursos equivalentes a 16.548 millones de dólares en los siguientes sectores: 1) Nutrición: 3.002 millones de dólares 2) Educación: 6.275 millones de dólares 3) Salud: 2.158 millones de dólares 4) Agua y alcantarillado: 5.113 millones de dólares
¿Qué le espera al Caribe con Iván Duque?
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De Duque el Caribe debería esperar un apoyo en tres aspectos. El primero podría se la consolidación de su economía naranja. La región tiene un potencial en las economías creativas y debería lograr el apoyo del gobierno nacional para desarrollar emprendedores en este sector y fortalecer la oferta turística. Este sector debería convertirse en un generador de empleo y valor agregado importante en nuestra economía. Otro aspecto fundamental para el Caribe debe ser el cierre de brechas sociales. A través de la inversión pública nacional, el Presidente podría apoyar las inversiones identificadas por la iniciativa Casa Grande Caribe en educación, salud, nutrición, acueducto y alcantarillado. Son áreas donde se requieren inversiones importantes que permitan superar el rezago social regional. Finalmente, la region debería esperar una política comercial que permita consolidar una economía más abierta a los mercados internacionales, lo que podría generar un mayor crecimiento en el Caribe a través de mayor actividad portuaria y la ubicación de empresas orientadas a los mercados externos.
La región Caribe, al igual que el resto del país, espera que Iván Duque sea un presidente presente y activo, que pase la página de la política partidaria, que no pase factura por los votos que obtuvo o que le faltaron en sus cuentas, porque existen temas que no dan espera entre los habitantes de los siete departamentos costeños. La pobreza y el desempleo son los temas supremamente urgentes, Riohacha y Valledupar son las ciudades capitales de la Costa con mayores índices en estos aspectos, y se supone deberían estar en la agenda del presidente Duque con un mayor énfasis. Sin embargo, lo que esperaría el Caribe es que el nuevo mandatario atienda de manera inminente los temas de seguridad (atracos callejeros, bandas criminales, microtráfico) y los migrantes venezolanos que llegaron a vivir en los barrios de invasiones y a pedir limosna en cada semáforo. El Caribe esperaría que el gobierno Duque no olvide a las víctimas, ni los procesos que muchas comunidades adelantan como reparación colectiva, ni a los jóvenes costeños, que en un buen porcentaje se convirtieron en NiNi (ni estudian ni trabajan), y a nivel de infraestructura, se supone que los proyectos viales, cómo Ruta del Sol, se reinicien y agilicen.
El Caribe con Duque debe insistir en mayores esfuerzos por solucionar nuestro principal desafío: la pobreza y pobreza extrema en la región. Para ello debemos, como región, exigir las inversiones necesarias en materia social que demanda el Caribe, principalmente en calidad educativa y acceso a servicios públicos. Por supuesto estas inversiones deben estar acompañadas del esfuerzo local de cada ente territorial, a fin de que puedan apalancarse proyectos mayor alcance y mayor impacto. En ese sentido, es importante la integración que exista entre los mandatarios locales y el Gobierno nacional, que ambos tengan una agenda común de inversiones priorizadas, así como la corresponsabilidad de la sociedad civil en ser veedora de los principales indicadores sociales del Caribe. Ciudades como Santa Marta y Cartagena están próximas a cumplir 500 años de existencia, y en ellas persisten grandes dificultades sociales. Creo que el Gobierno Nacional debe “desbarranquillizar” la visión que tiene sobre el desarrollo del Caribe y apostarle no solo a cerrar la brecha del Caribe con respecto a otras regiones, sino a las brechas dentro de las ciudades del Caribe. En el caso puntual de Santa Marta, la ciudad espera por parte del Gobierno Nacional el apoyo en iniciativas como la APP para la solución definitiva del Agua en la ciudad, la ampliación de la pista del aeropuerto, el apoyo a la Universidad del Magdalena y el apoyo a mejorar la calidad de los colegios públicos.
La complejidad que generan los múltiples ejes problemáticos de la región Caribe y el ser IVÁN DUQUE un Presidente sin propuestas sociales ni regionales explícitas y que sobresalgan por su sistematicidad nos conduce a los ciudadanos preocupados por el desarrollo del país, tanto como a los estudiosos e investigadores e incluso a las personas inquietas al escepticismo. Porque la corrupción, ligada al clientelismo político y al narcotráfico no son poca cosa. Pese a no ser el área de la Costa Atlántica el espacio predominante donde se producen y procesan los cultivos ilícitos por lo menos en los últimos 30 años, tal como sí ocurrió con la marimba en los años 70, de todos modos el tener como límite circundante el mar caribe hace que se creen corredores importantes para transportar la droga hacia el exterior. Sin embargo, los problemas de la región Caribe no se circunscriben al tema de la corrupción política y/o del narcotráfico; no debemos olvidar que la tenencia latifundista de la tierra constituye una avasallante realidad para que no sobresalga la agroindustria ni tampoco se destaque la producción agrícola de subsistencia llevada a cabo en los no tan numerosos minifundios. Esa circunstancia ha conducido a la escasez y por lo mismo a la carestía de alimentos. Para suplir esta limitación estructural, las políticas gubernamentales no ha trascendido la de los subsidios filtrados por la corrupción y el desconocimiento de la Ley. Lo ambiental resulta mal librado. Pues la contaminación de ciénagas y ríos, lo mismo que la de los arroyos, caños y otras vertientes de agua convierten a las principales fuentes de agua en focos de plagas e insectos generadores de vectores que provocan serias enfermedades a la población más pobre. La educación, especialmente la que se imparte en los corregimientos y veredas es de baja calidad quedando los jóvenes bachilleres sin expectativa alguna. Aunque las troncales principales han sido ampliadas con los proyectos Ruta del Sol, la multitud de vías secundarias y terciarias representan un caos para el transporte de la población que habita las áreas rurales. DUQUE carece de política social; difícil resulta imaginar que siendo Álvaro Uribe Vélez uno de los principales terratenientes pueda DUQUE impulsar algún tipo de reformas. El gran problema de la empresa ELECTRICARIBE afecta profundamente la calidad de vida de los habitantes y empresas de la Costa. El Ministro de Hacienda cree que lo decidido por SANTOS debe revisarse y que es importante elevar las tarifas para hacer sostenible esta empresa transnacional perteneciente al consorcio Gas Natural Fenosa
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