-Activista del Combo 2600- A Bogotá la tienen bloqueada la polarización y los vaivenes electorales entre un extremo político y el otro. Hay pocos temas que hacen parte de una agenda de ciudad y que los políticos se comprometan a sacar adelante sin importar su partido. Creo que el proyecto de acto legislativo aprobado en la Cámara de Representantes para que haya una segunda vuelta en las elecciones de alcalde en la ciudad será útil en superar esa parálisis. Al requerir mayorías más grandes para salir elegidos, los candidatos tendrán que buscar acuerdos con otras fuerzas políticas y se le cerrará la puerta a los extremos que prometen volver a construir la ciudad desde ceros y desconocer todo lo que han hecho sus antecesores. Creo que eso impedirá que sigamos con la absurda dinámica de dar un paso hacia adelante y dos hacia atrás.
¿Es conveniente la segunda vuelta para elegir Alcalde de Bogotá?
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-Gestor Urbano- Sí es conveniente que haya una segunda vuelta para la elección de Alcalde Mayor. Y no solamente en Bogotá, Bogotá puede ser piloto y ejemplo para las principales ciudades del país en esta materia que es un refuerzo a la gobernanza de los mandatarios. La medida debería ser aplicada a las ciudades con más de un millón de habitantes, para garantizar la representatividad de quien gobierna. Históricamente, en Bogotá, un Alcalde se elige con la votación de aproximadamente el 15 o 20 por ciento del censo electoral, teniendo en cuenta que vota del 40 al 50 por ciento de los habilitados. Quien gana con esta minoría de representatividad tiene problemas de gobernabilidad, sobre todo en sus primeros meses de gobierno, donde la falta de consensos y apoyos no le permite iniciar su gestión de la mejor forma. Una segunda vuelta, en la que se elijan acuerdos programáticos sobre un candidato, tiene un efecto de un respaldo a la representatividad del Alcalde. Esta reforma constitucional debe estar libre de agendas políticas y no debe depender de ninguna coyuntura política en especial. Se debe hacer porque exista una convicción democrática de que la medida trae unos beneficios sustanciales para gobernabilidad de la ciudad. Debe, eso sí, priorizarse que las reglas para la contienda que empieza para 2019 sean muy claras. Por lo mismo, debe darse celeridad en el trámite legislativo. El tema de costos debe ser replanteado, los costos, si se optimizan los eventos, son razonables si partimos de la idea de que estamos eligiendo a quien direccionará toda la administración distrital, con un mejor impulso de gobernanza. Si nuestro argumento como sociedad es que las elecciones son un costo injustificado, deberíamos replantear nuestro modelo democrático. Son esos costos los que nos garantizan nuestro derecho a elegir libremente nuestros gobiernos, eso sí, asumiendo la racionalidad de los gastos. Por último, es muy importante que se puedan definir muy bien los tiempos para que su realización concuerde con los periodos de elección del Concejo Distrital. La implementación de la segunda vuelta es un impulso a la democracia local y una oportunidad interesante para seguir madurando nuestro sistema democrático. Bogotá siempre se comporta distinto al resto del país y debe ser modelo para la implementación de estas nuevas herramientas en otras ciudades principales del país.
-Veedor Distrital- Una ciudad como Bogotá necesita una administración con mayor gobernanza, condición necesaria para sacar adelante grandes proyectos. Los últimos gobiernos de la ciudad se han elegido con alrededor del 30 por ciento de los votos, es decir, del 15 o 20 por ciento del censo electoral. Su carencia de gobernanza se ha evidenciado en los últimos dos gobiernos, con tendencias opuestas. Es deseable que las elecciones, a partir de una segunda vuelta, se puedan plantear sobre acuerdos programáticos, más que sobre condiciones personales de los candidatos. Esto, puede surgir por medio de los acuerdos y alianzas interpartidistas sobre puntos clave de la administración, que refuercen las propuestas y no se remita a elementos personalistas. Sin embargo, esta reforma constitucional debería estar acompañada de una reforma estatutaria a las alcaldías locales del Distrito. Las alcaldías de las localidades deben ser reformadas para que adquieran mejores condiciones de gobernabilidad y autonomía. De nada sirve, mejorar las condiciones de gobernabilidad del Alcalde Mayor, si no se extiende esta condición a las localidades. La realidad del desarrollo pasa por las administraciones de las 20 localidades. Adicional a eso, otro elemento fundamental para alcanzar ese fin, sería el de adjudicar mejores funciones de control político al Concejo de la ciudad. Por eso, si bien la Segunda Vuelta puede ser un impulso significativo para la gobernabilidad de la ciudad y la representatividad, es necesario resolver el problema de carencia de estas condiciones de manera integral frente a la administración de la ciudad, que pasa por unas alcaldías locales sin gobernabilidad y con limitación estricta de recursos.
-Director de Bogotá Cómo Vamos- La segunda vuelta para elección de alcalde en Bogotá es una discusión importante para la ciudad por cuanto los últimos alcaldes han sido elegidos por la tercera parte del electorado y eso en la práctica tiene efectos en la gobernabilidad del distrito. Con esta figura, se tendría un mayor respaldo electoral, la posibilidad de hacer coaliciones desde un principio, y los candidatos finalistas podrian ajustar su programa de gobierno para cumplir con los compromisos de las alianzas. Sin embargo, no necesariamente esas alianzas, podrían ser las mismas o mantenerse una vez se defina la composición del Concejo, pues el contexto y las dinámicas políticas pueden cambiar una vez sea elegido. Pero más allá del objetivo de gobernabilidad, también es necesario reflexionar sobre la baja participación de los bogotanos en la mayoría de escenarios que la ley contempla y la débil confianza en las instituciones que los representan, como lo evidencian las encuestas. Temas que no se resuelven necesariamente con una segunda vuelta, pero que hay que tener presente. No se puede pasar por altos los impactos económicos que conllevan este ejercicio y el tiempo que tendrían los candidatos entre una elección y otra. Además, se debe considerar que sucede si en la segunda vuelta aumenta la abstención y quien resulte ganador al final no tenga variaciones significativas en su número de electores con relación a la primera vuelta.
-Directora de Gobierno y Política Pública de ProBogotá Región- Como ProBogotá creemos que el tema de la gobernabilidad es muy importante. Por eso, hemos venido impulsando este proyecto que busca implementar la Segunda Vuelta. Hemos venido revisando este tema desde hace algo más de dos años. Este proyecto no es nuevo: ha habido por lo menos 7 intentos por reglamentar una segunda vuelta para elegir al alcalde de Bogotá. Bogotá es centro más poblado y centro político. En Bogotá se hace necesaria la medida y hoy por hoy, tiene apoyo en el Congreso, de por lo menos 16 de los 18 representantes a la Cámara que tiene la ciudad. Es, hasta el momento, el proyecto que más lejos ha llegado, hemos trabajado conjuntamente con el Senado para que haya buen debate sobre el tema. Dentro del estudio que hemos hecho sobre la medida, hicimos un análisis de cómo se estaban eligiendo los alcaldes y vimos que en los últimos 20 años, ninguno se ha elegido con el 50%; y que, además, la tendencia al porcentaje de la votación con que se eligen, va a la baja. Los últimos dos alcaldes mayores, de tendencias opuestas, se han elegido con el 32 o 33 por ciento del total de votos, que son, apenas la mitad del censo electoral. Ante la realidad de que menos de un cuarto de los bogotanos están eligiendo a su alcalde, esto se convierte en un problema de legitimidad. Una ciudad con las necesidades y problemas de Bogotá, necesita un alcalde capaz de convocar consensos que generen ideas a largo plazo. Otro punto importante, es que, además de la poca representatividad con que se elige el Alcalde, históricamente se ha visto que quien secunda al ganador en las elecciones, lo hace por un muy breve margen, por lo que ese respaldo debe ser reconocido con la oportunidad de generar acuerdos programáticos con otras fuerzas para reforzar las propuestas de gobierno. Las críticas sobre el proyecto han estado basadas en que la medida no soluciona los problemas de la ciudad. Sin embargo, si bien es cierto, es un aporte significativo para la gobernabilidad del Alcalde y eso, puede tener impacto en la eficacia que este puede tener en su administración. Ahora, con referencia a la estructura del proyecto, hemos propuesto que la figura de segunda vuelta no sea automática sino que se realice en ocasiones en que se justifique la necesidad de acentuar la representatividad. Por ejemplo, hemos planteado, bien sea, cuando ninguno de los candidatos alcance el 40 por ciente de los votos, o cuando entre el primero y el segundo el margen sea menor a 10 por ciento. Somos conscientes que no la elección con dos vueltas no es garantía de solución a los problemas de la ciudad. Lo que sí hace, es facilitar el ‘arranque’ de un plan de gobierno de un alcalde con mejor aceptación, aprobación y legitimidad. Su importancia radica en la mejor posición de arranque con que el Alcalde Mayor de Bogotá necesita arrancar con más legitimidad y con consensos fuertes. Por último ante su aprobación e implementación, lo mejor es que el congreso defina si es o no un cambio en las reglas de juego para las elecciones de 2019. Eso lo dirán los tiempos del trámite legislativo y el control de constitucionalidad. ProBogotá no se plantea en ninguna orilla o candidato y este debate debe darse por fuera de cualquier agenda política.
-Directora del Fondo de Promoción de Cultura y Exsecretaria de Gobierno y Seguridad de Bogotá- Es una medida positiva, es razonable que se busque su implementación, por la poca representatividad con que se han elegido los últimos alcaldes. Se han elegido con muy pocos votos. Eso, lo han compensado con la búsqueda de gobernanza por medio de “órdenes de prestación” para los concejales, política iniciada y fomentada desde la Alcaldía de Lucho Garzón. El Alcalde Mayor debe tener una mayor representatividad, es apenas razonable que en una ciudad con el presupuesto y la población de Bogotá haya una Segunda Vuelta en que se puedan lograr acuerdos programáticos más sólidos y sobre todo, más transparentes. Esta medida podría ser un importante insumo para lograr esos fines. Es importante que la gobernanza empiece a tomar un aire más transparente y se logre mediante acuerdos programáticos desde el inicio del periodo de alcaldía; y no, mediante subsidios no controlados e injustificados para lograr aprobación, así como del direccionamiento de órdenes de trabajo para el Concejo, como lo hicieron los gobiernos distritales del Polo, promoviendo corrupción.
-Director de Corposéptima- La segunda vuelta coloca a los ciudadanos en el mismo dilema de la elección presidencial, tener que decidir por el menos malo, la suposición de acuerdo para lograr un mayor número de votos indudablemente siempre deja por fuera a los ciudadanos y son acuerdo que se hacen entre "políticos" para favorecerse a si mismos, no a la ciudad. Estos "acuerdos políticos" se alejan de uno de los mayores problemas de la ciudad: CONFIANZA Y CREDIBILIDAD", para mejorar al gobernanza de la ciudad habrá que desarrollar estrategias distintas que acerquen a los ciudadanos a la ciudad, que lo involucren y le permitan ser parte de los asuntos de la ciudad y estos objetivos no se logran con UNA SEGUNDA VUELTA. La gobernanza de la ciudad hay que empezarla a construir generando un compromiso nuevo con lo público, incrementando el interés ciudadano por la ciudad, cambiando positivamente su visión y vivencia en la ciudad, para poder tener nuevamente confianza y credibilidad en la institucionalidad, esa no se gana con una segunda vuelta.
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