En primer lugar es descorazonador pero no es tan sorprendente. Desde la captura de Santrich ya teníamos un momento de sabor amargo de cómo podría llevarse a cabo este proceso. Y desde antes, Márquez había sido una de las personas mas escépticas de la posibilidad de terminar este conflicto de manera negociada: teníamos advertencias, incumplimientos con la JEP, el no posicionarse en el Congreso, etc. Verlo con armas es un golpe visual muy fuerte y genera preguntas sobre qué sigue.
Lo que a mí me preocupa son las personas en proceso de desmovilización ¿qué va a pasar con ellas y su futuro en la vida civil?
También la autoridad del partido Farc queda en duda, así como que todo esto le quita oxígeno y margen de maniobra a los sectores que dentro del gobierno están avanzando en la implementación.
También me preocupa que, si bien no sería la primera vez en que las Farc se alíen con el ELN, todo eso se ve agravado con el hecho mismo del conocimiento de que estos grupos estén en Venezuela y su activa participación de los grupos en el narcotráfico. Es un desafío que tenemos que presentarle mucha atención.
Al mismo tiempo , muchos procesos de paz presentan retroceso y crisis, justo con la captura de Santrich tuvimos una experiencia. Pero creo que eso se entiende si se tiene en cuenta que el proceso que inicia es un proceso de negociación sobre la negociación, donde participan actores y acciones que no estaban contempladas al principio, pero que en el procesos de la implementación es importante
Mi llamado es a mantener la calma y evitar las visiones catastróficas: no se puede echar para atrás, no veo que estén en riesgo los proyectos ni desarrollos como atención a víctimas o los programas de participación.