El sector ambiente y desarrollo sostenible es uno de los sectores estratégicos y transversales para el Estado colombiano. Los retos son innumerables tanto en el plano nacional como en le plano regional y local. Creo que el principal reto está en la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la agenda 2030 que ha trazado Naciones Unidas junto a diferentes organismos internacionales, para lograr la meta de esos objetivos de desarrollo sostenible. Eso en el plano global frente al país.
Y en el plano regional, creo que la noticia reciente de que Colombia va a ratificar el acuerdo de Escazú es un reto determinante para la democracia ambiental. El acuerdo de Escazú garantizaría que Colombia tiene que iniciar un proceso de estandarización como es el acceso a la información, la participación ciudadana y el acceso a la justicia.
También tenemos que empezar a hablar de una jurisdicción ambiental. El aumento de los conflictos ambientales a lo largo y ancho del territorio nacional evidencian la necesidad de consolidar una jurisdicción en lo ambiental que sea especializada, que cuente con peritos especializados para poder reducir las diferentes cargas y obstáculos que tiene hoy el ciudadano y las diferentes autoridades ambientales para resolver conflictos ambientales.
Otra prioridad también debería ser iniciar una reforma, o por lo menos una discusión, del Sistema Nacional Ambiental. El sistema fue creado desde la ley 99 del 95, es un sistema que en mi opinión ha quedado viejo y es vetusto para afrontar la protección a la biodiversidad que tiene el territorio colombiano. Se necesita un sistema que sea más eficaz, que piense más en lo regional o en lo local, que el ministerio sea un verdadero ente y gestor de política pública ambiental y se cuente con autoridades ambientales robustas, sólidas, que puedan tomar verdaderas decisiones basadas en un carácter científico, pero también en un carácter participativo. Ahí hay un gran un déficit de participación ciudadana en materia de toma de decisiones.
El cumplimiento de los ODS, Acuerdo de Escazú, la reforma del Sistema Nacional Ambiental y la Jurisdicción Ambiental son los retos para un país como Colombia, que tiene una diversidad y un recurso hídrico infinito, varias reservas seaflower, un sistema robusto de áreas protegidas y unas regiones que necesitan la acción estatal. Una acción que sea integral, que sea participativa, que sea integrada con las comunidades porque, al mismo tiempo de que tenemos una diversidad natural impresionante, tenemos una multiculturalidad que hay que proteger y que hay que amparar, y que además hay que escuchar para poder generar protección ambiental.
La implementación de estos cuatro retos dependen primero, de una voluntad política del gobierno nacional. Tenemos un sistema hiper presidencialista, es decir, muchas de las decisiones del país no dependen ni del parlamento, sino del presidente, porque es él quien impone el rumbo de la agenda política.
También depende mucho de la presión que se haga desde las ONGs y desde la sociedad civil. Creo que el anuncio que ha hecho el señor presidente de la ratificación del acuerdo de Escazú es un logro de la sociedad civil, de la academia que generó presión, que presentó los beneficios y la necesidad de ratificar el acuerdo.