Para los expertos, lo que viene en Venezuela pinta peor

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Los resultados de ayer en las elecciones de la Asamblea Nacional ya avizoran un escenario en el cual el Gobierno de Nicolás Maduro va a controlar todos los poderes, y el 2021 va a estar signado, va a estar caracterizado, por una ofensiva política que va a tener una de sus sedes privilegiadas, el Parlamento venezolano. Y esta ofensiva política, creemos desde una organización de derechos humanos como Provea, va a legislar normativas regresivas en materia de derechos humanos y leyes que van a servir para continuar el acoso y la persecución a la disidencia en nuestro país.

En segundo lugar, creo que estos resultados le van a permitir a Nicolás Maduro tener un discurso de sobre representación política, que él supuestamente sería el representante de las mayorías dentro de Venezuela. Y ese discurso de sobre representación política, que no es tal, va a intentar disimular, eclipsar, toda la situación de crisis económica que en Venezuela se va a mantener durante el año 2021. Además, este discurso de sobre representación política va a estar ligado a un discurso sobre las sanciones financieras contra Venezuela como responsables de todos los problemas.

Pero además, también creemos que en materia económica, esa presencia mayoritaria en el Parlamento le va a permitir al Estado venezolano privatizar, vender algunas empresas del Estado venezolano con el objetivo de: 1) tener recursos y 2) intentar detener la crisis de los servicios básicos en nuestro país.

Lamentablemente estamos en el peor momento de crisis de representación política de los venezolanos. Esta carrera parlamentaria ha dinamitado todos los puentes que vinculaban a los diferentes sectores del campo democrático. Así que en el 2021 van a tener que hacer un esfuerzo importante por empezar a recomponer esos puentes. Pero seguramente eso les va a limitar cualquier iniciativa política concertada dentro del país. Es posible que las personas salientes de la Asamblea Nacional se tengan que ir del país como consecuencia de esa campaña de persecución y que la sociedad civil, las organizaciones ciudadanas, sea las que mantengan la denuncia y la visibilidad sobre las diferentes problemáticas que existen en Venezuela, especialmente de cara al monitoreo que están haciendo organismos internacionales de protección a los derechos humanos.

Este es el inicio del 2021 (este 7 de diciembre comenzó temprano para los venezolanos); un año de hegemonía política, donde se va a intentar promover un modelo chino de progresiva liberalización económica bajo un autoritarismo político. Entonces, a mi juicio, el 2021 empezó para los venezolanos el día de hoy.

Bueno, finalmente, sobre el papel que debe jugar Colombia, creo que tiene que continuar apostando a las acciones multilaterales sobre Venezuela. Ahora creo que pudiera tener bastante incidencia en la política exterior estadounidense que está en un momento de recomposición para que apueste al multilateralismo, la coordinación internacional de las medidas de presión sobre nuestro país. Eso en primer lugar. Y en segundo lugar, seguir tomando acciones: quizás ser líder en las acciones regionales para la atención a la emigración venezolana que va a continuar saliendo, ni cantidades importantes debido a la profundización de la crisis económica y del mantenimiento de la crisis política.

sebastian
sebastian sanabria

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Ronal F.
Ronal F. Rodríguez

Es una situación difícil. La democracia venezolana prácticamente termina cerrada con la elección de la Asamblea Nacional. Con esto, la última institución que quedaba con legitimidad y reconocimiento por el mundo occidental ha caído. Y, lo que se prevé o se espera de Venezuela es una situación en la cual con esta nueva Asamblea Nacional el gobierno de Nicolás Maduro busque legitimar varias de las acciones que ha venido desarrollando en el marco de estrechar lazos con sus aliados internacionales y así poder evadir las sanciones que se han puesto desde Estados Unidos y desde algunos países de la esfera democrática. Es predecible que en la misma dirección en la cual se dio la ley contra el bloqueo, o la ley antibloqueo, que esboza el señor Nicolás Maduro, en el marco de esta nueva Asamblea Nacional se creen acuerdos, convenios internacionales entre Venezuela y terceros Estados o terceras potencias para explotar los recursos de Venezuela y así poder conseguir algunos fondos que le permitan permanecer al chavismo en el ejercicio del poder.

Obviamente esto juega en contra de Colombia porque la pauperización y el deterioro ambiental que se está viendo en Venezuela es de forma acelerada y lo que las sanciones han hecho es que el régimen de Nicolás Maduro esté dispuesto a hacer cosas que ningún otro gobierno en el área latinoamericana estaría dispuesto a permitir en materia de explotación de dichos recursos.

Se ve poco probable, por el momento, la salida del chavismo. Por el contrario, con este ejercicio logra asentar las bases para mantener una relación más fluida, por ejemplo, con Rusia, quien siempre le había exigido al régimen de Nicolás Maduro que le diera garantías, que los acuerdos que se establecían entre el Estado ruso y el gobierno de la Revolución Bolivariana pudieran prevalecer en el tiempo, cosa que no había sucedido en estos últimos cinco años. Ahora, con el dominio de la Asamblea Nacional, esa variable, por lo menos de forma discursiva, es garantizada por el gobierno de Nicolás Maduro.

Respecto a la relación bilateral. Lamentablemente, lo que se prevé es que se siga deteriorando, aunque lo deseable sería todo lo contrario. Independientemente de las diferencias con el régimen de Nicolás Maduro, Colombia mantiene relaciones con muchos regímenes no democráticos: con la misma Rusia, con China, con Turquía. Y lo deseable sería establecer nuevamente relaciones consulares, dadas las particularidades que se están dando en materia de movilidad humana entre los dos países. No obstante, por lo menos por los próximos dos años, es poco probable que ello suceda. La posición de Colombia le ha restado capacidad de maniobra.

Si bien Colombia tiene un discurso duro como lo tienen Estados Unidos, como lo tiene Brasil, la posición de Colombia debería estar más en el orden de lo que ha sido la posición europea o la posición de Alemania, que si bien mantienen un discurso duro frente al gobierno de Nicolás Maduro, mantienen relaciones diplomáticas y consulares porque consideran que no se pueden dejar desamparados a los ciudadanos que están en ese territorio.

En el caso particular de Colombia, Colombia tiene la mayor contingencia de ciudadanos en ese territorio. Colombia es un país de una diáspora importante. Una diáspora que está entre los 5 y los 8 millones de habitantes fuera del país y particularmente nuestra mayor diáspora se encuentra, precisamente, en Venezuela. Y eso lo que remarca es la necesidad de establecer esas relaciones consulares, sobre todo en momentos de la pandemia del covid: no darle una respuesta es dejar desamparados a los 12 millones de habitantes que viven entre los 7 departamentos colombianos y los cuatro estados venezolanos en el área de frontera y donde hay más de 4,9 millones de ciudadanos venezolanos en una situación de pendularidad.

Se prevé que la migración continúe creciendo en momentos en los cuales el discurso migratorio pierde atractivo para los actores políticos en Colombia y se empieza a instrumentalizar como una herramienta para atraer sectores populares, porque es muchísimo más fácil responsabilizar a la migración venezolana de los problemas de seguridad o de los problemas en materia de economía y empleo, que decir que los gobiernos no han tenido la capacidad para poder hacer frente a estas dinámicas. Y con una campaña que puede ser altamente politizada, el tema migratorio podría aparecer en el discurso colombiano como un tema de campaña, como lo ha hecho en Europa, como lo ha hecho en Estados Unidos y como lo ha hecho en Centroamérica. 

El asunto es que en el caso de Colombia y Venezuela la relación se ve muchísimo más matizada por toda la dinámica de la zona de frontera y lo que puede representar la necesidad de atender esto en un contexto de pandemia. Las posiciones políticas que están manejando Nicolás Maduro y el presidente Iván Duque hacen que la situación o que la relación marque un aislamiento muy fuerte entre los dos países y particularmente en momentos en los cuales deberíamos coordinar esfuerzos para manejar las dinámicas entre Colombia y Venezuela. No hacerlo ha dado lugar a que dinámicas como el crimen y particularmente el delito de trata de personas se haya disparado en los últimos meses en esta área de frontera binacional.

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Anonimo

Yo pienso que lo más importante es hacer una lectura correcta de lo ocurrido ayer 6 de diciembre.

Yo creo que la ciudadanía en general se expresó. Se expresó, además, de una manera contundente. El régimen, a pesar de haber hecho todo un esfuerzo por inflar las cifras de manera oficial, es más del 70 por ciento que no participa, pero sabemos que de manera extraoficial esto pudiera llegar casi al 80 por ciento. Hubo toda una manipulación, chantaje de la gente, la utilización de todos los mecanismos de control social con los que cuenta un régimen autoritario y violador de Derechos Humanos. Y con todo y eso, no fue capaz de movilizar a la mayoría de la población para votar, ni por ellos ni por la falsa oposición.

Este tema de la falsa oposición, yo creo que quedó muy claro. Y la población comprendió que se trataba de un constructo a la medida que Maduro requería para para procurar cierta legitimidad, lo cual fue absolutamente infructuoso. Tampoco lograron movilizar la voluntad de la gente.

Frente a eso, yo creo que lo que viene es una actitud de facto: viene una arremetida por parte del régimen de tratar de tomar la Asamblea Nacional. Muy probablemente lo van a hacer: van a instalar esa Asamblea Nacional írrita, que es el único de los poderes públicos que no se encontraba sometido a los designios del poder, a pesar de todos los mecanismos jurisdiccionales que utilizaron para tratar de anularlo. Viene también la toma física de las instalaciones de la Asamblea Nacional. Viene la modificación de toda la estructura jurídica del país para la creación de un Estado comunal, la supresión de las pocas libertades públicas que todavía se mantienen en el papel pero que no hay forma de materializar. Y viene, por supuesto, más persecución de una arremetida hacia cualquier forma de disidencia. Uno ve los discursos que implementaron los líderes políticos del Partido Socialista Unido de Venezuela durante la campaña: en cada uno de ellos se hizo énfasis en la necesidad de perseguir, encarcelar, incautar bienes de todos los opositores y todo aquel que haya pregonado o hecho esfuerzos por el mantenimiento de sanciones internacionales, por que se dictaran más sanciones y por el procesamiento judicial de los autores de crímenes de lesa humanidad, y de distintas tropelías a los Derechos Humanos. Entonces eso es lo que viene.

Y frente a eso, se van a encontrar a una sociedad civil, aspiramos más movilizada, con mayores capacidades de capitalizar este nuevo impulso que significó dejarlos solos en el fraude electoral. Una capacidad, además, que tiene una expresión importante en los eventos que empiezan del 7 al 12, que es la consulta popular y un respaldo importantísimo de la comunidad internacional.

Colombia tiene un rol fundamental y complejo, porque la situación de crisis humanitaria que sigue ocurriendo en Venezuela mantiene un ritmo importante de expulsión de venezolanos del territorio. Yo creo que, durante los meses por venir, la crisis migratoria se va a acrecentar. Y esto, con toda la conflictividad y toda la problemática que genera - problemáticas y oportunidades, también - que genera a toda la región en donde no hay unas normas armoniosas en materia migratoria de toda Latinoamérica. Creo que Colombia va a llevar en gran medida el peso del éxodo y el desplazamiento de venezolanos por la frontera.

Desde lo político aspiramos a que sigan arreciando, que siga siendo Colombia junto a los Estados Unidos y Brasil, quienes lleven el liderazgo de toda la red, de toda América, de todas las Américas, para tratar de seguir aumentando la presión que permita que el régimen se siga debilitando, como lo está haciendo en lo económico, lo político y lo social. A pesar de que parezcan en este momento más arraigados, existen unas graves deficiencias, sobre todo en lo interno, en lo económico, que le impiden el sostenimiento del funcionamiento. Y han recurrido a las economías oscuras y al crimen organizado.

Yo creo que Colombia debe fortalecer en gran medida todo lo que tiene que ver con la lucha de las bandas organizadas que tienen a Venezuela como aliviadero. Debe impulsar a toda Latinoamérica a una política migratoria que sea coherente y armoniosa, y que no genere cuellos de botella en los que Colombia lleve la mayor parte del peso y de la responsabilidad del tratamiento de esta crisis humanitaria.

Y desde lo político seguir liderando el Grupo de Lima, la Organización de Estados Americanos, todo lo que tiene que ver con el juzgamiento que ha venido impulsando en la Corte Penal Internacional. 

Creo que el año que viene puede ser un momento decisivo en cuanto al procesamiento penal de algunas de las altas figuras del régimen del chavismo. A eso aspiramos los venezolanos: que esto produzca algunos desenlaces, que tenga algún reflejo en lo político y que pueda haber un pronto desenlace que permita alguna negociación que nos conduzca a unas elecciones libres, transparentes, verificables a través de la comunidad internacional como veedores del cumplimiento de los estándares mínimos democráticos. Y que haya una transición hacia la democracia en Venezuela.

Héctor Galeano
Héctor Galeano

Primero, está la disyuntiva de si se puede afirmar que se cuestiona la legitimidad por la abstención tan grande. Sin duda alguna fue una abstención que se calcula que llegó al 70 por ciento. Sin embargo, cuando uno mira, Colombia ha tenido resultados muy parecidos, por ejemplo, la elección de Pastrana-Samper llegó al 74,73 por ciento o la misma elección de Uribe en 2002, que sobrepasó el 50 por ciento, igual la de Mockus-Santos.

Otra cosa es que creo que se ha debido hacer veeduría. Es decir, los países como Estados Unidos, como Colombia, los países de América Latina, han debido hacer veeduría frente al proceso electoral. Creo que están incurriendo en un grave error cuando se cuestiona la legitimidad del proceso sin hacer una verdadera veeduría, como sí lo hicieron los rusos, por ejemplo. Obviamente, los rusos tienen unos intereses en Venezuela, como también los tiene Estados Unidos en los países de América Latina.

Era supremamente importante que Colombia hubiese participado al lado de los Estados Unidos. Con eso, fundamentalmente, lo que yo puedo leer es que lo que se busca es una salida de Maduro y de todos los miembros del partido a como dé lugar. Y con esto, aclaro que no estoy defendiendo a Maduro, yo creo que Maduro es un presidente que fue elegido por un fraude electoral.

Entonces, en ese orden de ideas, creo que el papel que jugará Colombia será exactamente el mismo que viene jugando, o sea, ninguno.

Yo creo que puede cambiar con la llegada de Biden al poder. No veo a un Biden aceptando el régimen de Maduro, pero sí creería que llega un Biden buscando diálogo para una salida concertada de Maduro del poder. No imagino a un Biden proponiendo alternativas militares, con lo cual Colombia queda solo con respecto al grupo de Lima. Ha sido muy claro que los países de la región se han preocupado por sacar a los venezolanos de su territorio. Lo hicieron los chilenos, lo hicieron los ecuatorianos que los llevaron hasta la frontera.

Entonces Colombia queda muy sola en este, como lo denominó Duque, “cerco diplomático” cuya efectividad es nula. Entonces creo que el papel que va a jugar Colombia sigue siendo un papel mínimo y va a seguir reconociendo a un presidente interino Guaidó, sin ningún poder, sin ninguna capacidad de mando frente a los militares, por ejemplo, o frente al orden público y la situación fronteriza, que es la que más preocupa y que creo que se va a agravar. Ya la situación en el Norte de Santander es casi insostenible con el covid y se va a seguir agravando mientras Colombia decida no establecer algún tipo de canal de comunicación. Creo que es fundamental que se nombren o que se construyan unos canales de comunicación para atender temas primordiales, prioritarios como el covid, por ejemplo, que es muy claro que va para largo. Pero también para otros temas, como la pobreza o el crimen transnacional fronterizo.

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Anonimo

Pienso que el escenario venezolano se complica mucho más pues si bien la mayoría de la comunidad internacional no reconoce las elecciones del 6D, que el régimen de Maduro obtenga el control del único poder que hasta ahora había sido elegido de forma legítima, no le traerá ninguna solución al venezolano de a pie que vive una dura emergencia humanitaria compleja. Por ello, solo continuará el sufrimiento de los venezolanos y su salida del país.

Además, la oposición se encuentra bastante fracturada y que el grupo del presidente interino Juan Guaidó no haya alcanzado aún las metas prometidas, solo ha generado una pérdida importante en el apoyo a su figura por parte de muchos venezolanos.

Como país vecino y mayor receptor de migrantes y refugiados venezolanos, el rol de Colombia es sumamente importante. Colombia debe mantener su rechazo hacia el régimen de Maduro, debe seguir apoyando a los migrantes y refugiados venezolanos y brindarles en el corto plazo opciones de regularización, debe plantear estrategias para reducir los brotes de xenofobia y buscar una estrategia para abrir los pasos regulares fronterizos y de este modo disminuir la vulnerabilidad de los venezolanos obligados a cruzar por las trochas en búsqueda de protección. No obstante, y aquí reside la mayor complejidad del tema, también es necesario que se creen canales para habilitar los consulados colombianos en Venezuela, pues los ciudadanos colombianos en el vecino país también padecen las consecuencias de la ruptura de las relaciones diplomáticas a la hora de solicitar documentos. Además, estas rupturas y cierres fronterizos también afectan el intercambio comercial.

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Anonimo

Se abre un nuevo ciclo en la lucha por la democracia en Venezuela, donde las estrategias ya no son de corto plazo. Para los partidos de oposición hasta ahora mayoritarios, se viene un tiempo oscuro de fuerte persecución y represión. Se van a debilitar más de lo que ya están, sus dirigentes pierden apoyo y relevancia dentro del país. Muchos se irán al exilio y desde allí intentarán reconstruir sus partidos y estrategias. La democracia se aleja.

Colombia será uno de los países receptores más importantes. El gobierno colombiano ha respaldado hasta ahora estrategias frontales contra el régimen de Maduro, apoyando el célebre tantra de la Asamblea Nacional y su presidente Juan Guaidó: cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres. Pudiera en esta nueva etapa repensar su política hacia el gobierno de Maduro.

Continuar sí, trabajando para darle alivio a los venezolanos que huyen y que están llegando en condiciones de penuria terribles al país. Pero ahora, en vista del debilitamiento de las fuerzas opositoras venezolanas, buscar acciones que hagan viables acuerdos con el gobierno de Maduro para aliviar las penurias de la población. Hay que cambiar la lógica frontal del todo o nada y buscar el de los pasos graduales, solucionando primero problemas urgentes. Pensar en volver a abrir una embajada o consulados en Venezuela, apoyar iniciativas para regularizar documentos de los venezolanos, o emprendimientos de desarrollo comunitario, políticas conjuntas de seguridad en la frontera, en fin, toda una gama de necesidades que den asistencia a esa población tan vulnerable. Hablar con el régimen de Maduro no significa apoyarlo, pero acuerdos sectoriales pueden beneficiar a Colombia y a los refugiados venezolanos que llegan en condiciones indignas, sin identidad y en total indefensión.

*Este es un espacio de opinión y debate. Los contenidos reflejan únicamente la opinión personal de sus autores y no compromete el de La Silla Vacía ni a sus patrocinadores.

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