La verdadera “clase A” de la coalición del Centro Democrático no son los conservadores ni los liberales. Son los cristianos.
El uribismo da cuatro pruebas de que tiene fe
Esta semana quedó claro que el uribismo no tiene una aplanadora en el Congreso y que es muy difícil que la tenga si el gobierno de Iván Duque no da mermelada. Sin embargo, tienen en el bolsillo a los dos partidos cristianos -el Mira y Colombia Justa Libres.
“Estamos totalmente integrados”, le dijo a La Silla el senador del Centro Democrático Santiago Valencia, una comunión de la que cada vez hay más pruebas
La economía cristiana de Uribe
En el proyecto de ley que presentó ayer el senador Álvaro Uribe para subir el salario mínimo con bombos y platillos, dejó clara su cercanía con los cristianos en una frase de la exposición de motivos. “Queremos una economía cristiana, solidaria, sin confrontación entre empleadores y trabajadores” (negrillas de La Silla Vacía).
Uribe empezó a usar, ocasionalmente, esa expresión después de la victoria del No en el plebiscito de octubre de 2016, cuando se alió con varios sectores religiosos para obtener la victoria.
El primer registro que encontramos es en la marcha uribista de abril de 2017 y luego la usó esa expresión en un texto sobre economía el 1 de mayo, día del trabajo.
Aunque por eso un congresista uribista le dijo a La Silla Vacía que no había guiño a los cristianos, en campaña la retomó justo tres días antes de que la ex candidata cristiana Viviane Morales adhirió a la campaña presidencial de Iván Duque, a pesar de que antes había estado más cerca de Germán Vargas.
De hecho, al defender ese apoyo Uribe habló que las coincidencias incluían la de una “economía cristiana”.
El único político no uribista del gabinete
El único político no uribista que ha designado el Gobierno Duque es el nombramiento del ex senador del Mira, Carlos Baena, como viceministro de Relaciones Laborales e Inspección del Ministerio de Trabajo, que a su vez es uno de los pocos en manos de un uribista 1A, la ex directora del Centro Democrático y secretaria de Palacio de Uribe, Alicia Arango.
En contraste, los conservadores y los liberales, que en principio son los aliados del Centro Democrático en el Congreso, no tienen representación política, por lo menos hasta ahora.
El voto clave en comisiones fundamentales
La alianza de uribistas y cristianos puso a congresistas cristianos en las comisiones más pedidas, a pesar de no tener la trayectoria usual para llegar a ellas.
En la Primera, la más mediática porque tramita las reformas constitucionales, quedó el senador del Mira Carlos Eduardo Guevara, que venía de una de las comisiones menos apetecidas, la Séptima, de la Cámara de Representantes. Usualmente solo llegan a la primera del Senado senadores fogueados, representantes que vienen de la primera o figuras muy mediáticas.
En la Tercera y en la Cuarta, fundamentales porque tramitan presupuesto, el Plan de Desarrollo y las reformas tributarias, quedaron dos Senadores de Colombia Justa Libres.
Edgar Enrique Palacio Mizrahi, nuevo en el Congreso y llegó de último tras la decisión del Consejo Nacional Electoral de darle cuatro curules a este partido, estará en la Tercera. De hecho, su voto le da la mayoría justa a la suma de uribistas, conservadores y cristianos.
El pastor y senador John Milton Rodríguez, jefe de ese partido y novato en el Congreso, también llegó de un tacazo a la apetecida Comisión Cuarta, y también es el voto que asegura la mayoría de uribistas, cristianos y godos.
La suma para el CNE
Según un senador conservador y otro del Centro Democrático, uribistas y cristianos arrancan como un bloque las negociaciones para definir los magistrados del Consejo Nacional Electoral, el órgano que rige las elecciones y tiene poderes tan grandes como declarar inhabilitado a un candidato. Eso significa que los magistrados que elijan y que tendrán un período de cuatro años los representarán en conjunto, una prueba de que la alianza va en serio.
Los 8 votos cristianos le aseguran a los 51 congresistas del Centro Democrático que tendrán dos de los nueve cupos de esa corporación, pues matemáticamente con 31 votos se asegura un magistrado (es lo que da el total de votos divididos por los nueve cupos, el llamado cuociente), y con 27 más tienen en la práctica asegurado el otro (los cupos que no se llenen por cuociente se reparten por los votos sobrantes, llamados residuo, y es imposible que haya tantos residuos mayores a los 27).
Al arrancar con dos magistrados fijos, los uribistas y sus aliados cristianos podrán negociar con otra bancada, como la conservadora, para tratar de ganar un puesto más en ese juego matemático de cuocientes y residuos.
Por ahora, según tres congresistas de diferentes partidos, lo más probable es que el martes, cuando se define la plancha definitiva de los magistrados del CNE, conservadores y liberales armen un bloque que sume tres magistrados, pero las negociaciones siguen abiertas.