Los costos del divorcio entre Vargas Lleras y Rafael Pardo

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Los costos del divorcio entre Vargas Lleras y Rafael Pardo

“El liberalismo no tiene que seguir disfrazando sus acuerdos con el Polo. Que hagan su consulta, les queda el camino despejado. Nos vemos en primera vuelta”, dijo el viernes pasado Germán Vargas Lleras. Y enterró así la posibilidad de una consulta interpartidista con Rafael Pardo.

El acuerdo se rompió después de que el candidato liberal le pidió al candidato de Cambio Radical una declaración por escrito de los congresistas de su partido comprometiéndose a apoyar el acuerdo. Vargas Lleras había aceptado la condición y propuesto una reunión entre Javier Cáceres, el presidente del Senado de Cambio Radical, y Juan Fernando Cristo, el gerente de la campaña de Pardo. Sin embargo, poco después, Vargas Lleras anunció que no iba con Pardo por la carta que el candidato le envió al Polo invitando a Gustavo Petro a seguir conversando.

Lo más seguro es que tampoco se de una alianza entre los liberales y Gustavo Petro, dadas las diferencias ideológicas que los distancian. Pardo defiende la Seguridad Democrática, el acuerdo de las bases con Estados Unidos, el TLC y otros temas que rechaza el partido de Petro.

Pero aún si la alianza con la izquierda no se da, la fractura entre los liberales y Cambio Radical parece definitiva. Con ese divorcio prematuro, pierden los dos candidatos. Si Pardo y Vargas llegan por su lado a una primera vuelta se canibalizan porque se dividen el electorado de tendencia liberal que según la última encuesta de Ipsos Napoleón Franco equivale al 24 por ciento del país. Así, a ninguno le alcanza el pelo para el moño y solos serán fácilmente derrotados por el candidato único que lance el uribismo. En un matrimonio donde los dos se necesitan, estos son los costos del divorcio.

Lo que pierde Rafael Pardo

Lo que pierde Germán Vargas

  • No lograría llegar a la segunda vuelta: Si Pardo llega sólo a la primera vuelta,  contaría con los votos de la maquinaria liberal, algunos sufragios de opinión y de unos pocos uribistas antireeleccionistas, que según lo muestra su 7 por ciento de intención de voto en la última encuesta de Ipsos, no lo hacen suficientemente competitivo. Tendría pocas posibilidades de ganar.
     
  • Pierde los congresistas: El Partido Liberal tiene encuestas internas que muestran que muchos de los que votarían por Vargas no votarían por Pardo. Entonces, más que votos, el verdadero costo del divorcio está en los congresistas. Cambio Radical tiene muy buenos senadores y representantes que podrían darle un impulso importante al Partido Liberal con miras a las elecciones. Por eso, Pardo le exigió el compromiso por escrito de que los senadores y representantes de Cambio lo apoyarían en caso de ganar la consulta interpartidista. Una condición que en todo caso era difícil de cumplir para Vargas Lleras, que escasamente controla a varios de los más uribistas como Nancy Patricia Gutiérrez y Javier Cáceres.
     
  • Se arriesga a aliarse con el Polo: Si después de partir cobijas con Vargas, Pardo decide irse a una consulta interpartidista con el Polo, puede perder con Gustavo Petro, que hoy en día le gana en las encuestas por un par de puntos. Algunos liberales de centro pueden interpretar este giro a la izquierda como una traición de Pardo y quitarle su apoyo.  Y como lo mostró Petro en la consulta interna, él tiene más votantes de opinión que pueden salir a última hora a votar, mientras que a Pardo le toca cargar con el estigma de estar en un partido tradicional. Y si los liberales se asustan y salen a votar masivamente por su candidato y Pardo le termina ganando a Petro en la consulta, suma voto de opinión, pero sólo parte de la maquinaria del Polo. Hay dudas de que el Partido Comunista y la Anapo les cumplan con su voto. Si Petro no es capaz de manejar su partido, ¿cómo va a lograr domarlos para que apoyen a los rojos en primera vuelta?
     
  • Pierde votos de los semi-uribistas: con el solo fantasma de una eventual coalición Polo-liberales, Pardo se arriesga a quedarse sin los votos de los uribistas antireeleccionistas, que no aceptarían una alianza con una izquierda que ha sido tildada de cercana a Hugo Chávez y que prefiere la paz negociada que la continuación de la Seguridad Democrática. Así renunciaría a los votos de los medio-uribistas, que según las encuestas equivalen a una cifra cercana al 60 por ciento del país. Según la última encuesta Ipsos, el 53 por ciento de los encuestados piensa que el país va por buen camino.
     
  • No logra llegar a la segunda vuelta: Al rechazar una consulta interpartidista con los liberales, Vargas le dice adiós a la maquinaria liberal. La movida maestra para subir el tibio 4 por ciento que tiene en las reciente encuesta de Ipsos, sabiendo que perdió tantos congresistas, concejales y diputados con el transfuguismo, era ganarle a Pardo para subirse él solito en la plataforma liberal: a sus redes políticas en las regiones, que tienen un pasado rojo, le sumaba así las del Partido Liberal. Así ponía a trabajar la estructura de su viejo partido en su beneficio, y además, sumaba los votos de opinión y del uribismo antireeleccionistas que todavía lo acompañan.
     
  • Pierde publicidad: Si Vargas llega sólo a primera vuelta, pierde la oportunidad de un boom publicitario anticipado. Sin consulta interpartidista la ley sólo deja que los candidatos a la Presidencia pauten en televisión un mes antes de las elecciones y en prensa tres meses antes. Así el candidato de Cambio Radical empezaría muy tarde la campaña, mientras que si va a consulta ya podría empezar a bombardear los medios con publicidad. Gracias al boom de la consulta interna de septiembre, fue que Petro y Pardo se treparon en las encuesta.
     
  • Pierde la oportunidad de volver en grande al Partido Liberal: Si Vargas le ganaba a Pardo en la consulta, aunque perdiera en la primera vuelta, podía reclamar derechos de posesión sobre el Partido Liberal. No es de extrañarse que una votación arrolladora de Vargas en la consulta de tendencias liberales, le permitiera reclamar, con la autoridad que le dan los votos, un reingreso al liberalismo, pero mandando. Algunas fuentes consultadas por La Silla Vacía, afirman que esta retoma del partido por cuenta de Vargas Lleras es lo que temen los “samperistas” y que por eso están promoviendo que Pardo prefiera el Polo.
     
  • Demuestra que no es un buen aliado: Vargas Lleras tiene muy buenas cualidades, pero ser bueno para las alianzas no es una de ellas. Esta ruptura con Pardo lo confirma. Vargas Lleras rompió con Horacio Serpa para irse al uribismo, luego rompió con el uribismo a raíz de la reelección y ahora con Pardo.
     

 

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