Como ha contado La Silla Vacía, el Partido Verde está fracturado y en una encrucijada grande, más todavía desde que murió Gilma Jiménez, su gran electora, que les pusó 207 mil votos de los 450 mil que necesitan para pasar el umbral.
Aunque los verdes siguen formalmente en la Unidad Nacional y tienen representación burocrática con Lucho Garzón como Alto Consejero, todo parece indicar que tienen un pie afuera. Por un lado, en la última reunión decidieron nombrar compromisarios para buscar una alianza con Progresistas, un partido que claramente está en la oposición a la coalición de Santos. Una alianza que busca no solo llevar una lista conjunta al Congreso en el 2014 sino un candidato propio, distinto al presidente Santos.
La otra ‘facción’ de los verdes, representada por los peñalosistas, también ha dicho que apoyaría una eventual candidatura de Enrique Peñalosa. Entonces, por donde se le vea no parecen muy jugados por la Unidad Nacional.
El problema para los Verdes es que después de la declaración de Clara López, la presidenta del Polo, rechazando una ley que permita las listas de coalición para los partidos minoritarios en el Congreso, la promesa que les hizo Juan Fernando Cristo de impulsarla está haciendo agua. La Silla sabe que el Partido Liberal, por ejemplo, tiene serias dudas de apoyar esta iniciativa. Sin esta ley, la alianza Verde-Progresistas se quedará a nivel del discurso y con las fracturas existentes dentro de los verdes, existe la posibilidad de que desaparezca. Ante esta eventualidad, los congresistas John Sudarsky, Jorge Londoño, Félix Valera y Alfonso Prada podrían buscar refugio entre los liberales, la representante Ángela María Robledo seguramente se quedará con un proyecto de tercería y Romero, el que heredó la curul de Gilma, se irá con Progresistas.
Su salida de la Unidad Nacional, en todo caso, tendrá poco impacto sobre la coalición, dado su tamaño, y también su decidido apoyo al proceso de paz.