El nuevo y polémico mecenas de Yopal

Imagen

En Yopal, las casas se compran con votos. En una ciudad con un alcalde a punto de ser destituido por firmar contratos irregulares y donde no hay acueducto ni agua potable desde hace tres años, los políticos han convertido las urbanizaciones piratas en un botín para elegirse. Así se han posesionado alcaldes, gobernadores y sobre todo concejales. Y ahora apareció una nueva figura a ese negocio, pero con tanta más fuerza que sus predecesores que promete construir una quinta parte de la ciudad.

En Yopal, las casas se compran con votos y así salieron electos el alcalde y el gobernador en 2011. En una ciudad con un alcalde a punto de ser destituido por firmar contratos irregulares y donde no hay acueducto ni agua potable desde hace tres años, los políticos han convertido las urbanizaciones piratas en un botín para elegirse. Así se han posesionado alcaldes, gobernadores y sobre todo concejales. Y ahora apareció una nueva figura a ese negocio, pero con tanta más fuerza que sus predecesores que promete construir una quinta parte de la ciudad.

El negocio de la vivienda funciona así: un predio en el área rural del municipio da para construir mínimo 70 lotes por hectárea, que se venden con la promesa de que si son elegidos (es decir, si los compradores votan por el empresario”), el barrio queda legalizado. Legalizado, porque si están por fuera del perímetro urbano, en teoría no podrían tener acceso a servicios públicos, ni tienen licencia ambiental ni de construcción para ser un proyecto de vivienda de interés social de la ciudad. Por eso, lo importante es meterlo dentro de un plan parcial o un acuerdo legal que sea aprobado por el Concejo para que quede incluído en los terrenos de la ciudad que pueden ser urbanizables. Así, la ganancia es por partida doble: no sólo se quedan con las ventas del proyecto sino que salen elegidos por cuatro años.

Este modus operandi ya es conocido, como contó Votebien en 2011  y resulta muy atractivo en una ciudad que crece a toda velocidad (hace 20 años tenía unos 40 mil habitantes y ya va por los 170 mil) y que por lo tanto tiene una gran demanda por vivienda.

“La vivienda es la manera más fácil de hacer política en el Casanare”, le dijo a la Silla una fuente de la región que prefirió guardar su nombre.

Hoy, cuando todavía falta más de un año para las próximas elecciones, apareció un nuevo  caso que tiene sorprendidos a los yopaleños por el tamaño del negocio y porque se trata de un posible candidato para la alcaldía, que ya reparte calcomanías para que sus seguidores adornen sus carros y motos.

Se trata de Jhon Jairo Torres, un empresario de cucos y brasieres de Trinidad, Casanare, que montó un proyecto de vivienda para 10.000 familias (algo así como una quinta parte de la ciudad) y que hoy está en el ojo del huracán porque su urbanización es ilegal.

Torres no sólo ha generado polémica por su proyecto sino porque con él, le está quitando el negocio al resto de políticos que mantienen sus aspiraciones de reelegirse el próximo año.

Una "Bendición" para Yopal
Varias personas han recibido "un subsidio" de 5 millones de pesos para empezar a construir su casa. 
?
Este es el letrero que le da la bienvenida a la urbanización ilegal. Adentro a se empiezan a construir casas en los lotes de la primera etapa. 
Las reuniones en la Ciudadela son multitudinarias.Fuente: https://www.facebook.com/jhonjairo.torres.710/photos.

“Yo le estoy haciendo un favor al municipio. Yo le estoy haciendo un favor al alcalde para organizar la ciudad ¡Hombre coopere, únase a mi”, dijo Torres en una entrevista en mayo en una emisora local.

Le hablaba a los yopaleños pero sobre todo al alcalde, William Celemín, quien según él no le ha querido responder a sus ofertas. “Yo le voy a dar una solución a usted de cómo ponerle el agua a Yopal en seis meses sin problema. Únase al proyecto. Nosotros no necesitamos un sólo peso de la administración pública para poder desarrollarlo”, dijo Torres.

Y es que en el predio de 114 hectáreas donde hoy se construye el proyecto de vivienda de Torres ya hay pozos profundos y plantas de tratamiento para el agua potable para las 10.000 casas, mientras que el alcalde, a pesar de que lleva tres años en la administración, no ha podido reanudar el servicio de acueducto de la ciudad. Además, la Ciudadela ya cuenta con redes de gas, electricidad, y se está terminando el sistema de alcantarillado, todo pagado con recursos del bolsillo de este "mecenas".

La Ciudadela La Bendición, nombre del proyecto, está ubicada en el extremo suroccidental de la capital del Casanare y ya arrancó las obras a pesar de que el lote tiene problemas legales: según el certificado de tradición y libertad de junio de este año, está embargado por la Fiscalía General y fue incautado por la Dirección Nacional de Estupefacientes, según un reporte del 31 de marzo de 2014.

La razón es que tanto los anteriores dueños del predio como el actual -no figura a nombre de Torres- están en líos con la justicia.

La Ciudadela está construida en la finca Los Manantiales, que en 1983 fue adjudicada como baldío por el Incora a su primer dueño. En 1987, la compró la esposa de Hernando Villalba Herrera, que estuvo en la cárcel acusado de ser el testaferro del ex jefe paramilitar “Miguel Arroyave”. La pareja mantuvo el predio hasta 1991 y lo volvieron a comprar, otra vez a través de su esposa en el 2004. En marzo del 2011 se lo vendieron a Néstor Leonardo Pérez Barreto, quien ocho meses después se lo traspasó a su hermano, Jairo Enrique, quién aparece hoy como dueño legal en los documentos.

Nestor Leonardo Pérez es un ingeniero que está sancionado con suspensión de su licencia profesional y que, como contratista del Meta, fue encontrado culpable por la Contraloría de Villavicencio de un detrimento patrimonial de 399 millones de pesos en esa ciudad.

Además está investigado por la Fiscalía 16 de Extinción de Dominio porque le compró unos predios al hermano de Germán Gonzalo Sánchez Rey, alias “coletas”, que tiene solicitud de extradición a España por sus nexos con Daniel Barrera Barrera, alias “El Loco Barrera”.

Todas esas investigaciones han hecho que el predio de la Ciudadela La Bendición no haya podido acceder a una licencia de construcción en Yopal. Aunque el mismo Torres lo reconoce, le ha asegurado a sus compradores que ese trámite está por definirse. Por eso, les entrega una promesa de compra-venta por el lote donde en ninguna parte se menciona que es para vivienda, porque no tiene los permisos. Así lo dijo él mismo en la entrevista.

En todo caso, el negocio sigue en marcha y es de grandes proporciones.

La primera de las tres etapas del proyecto planea construir 3.000 casas de 90 metros cada una. Los compradores pagan cómodas cuotas mensuales de 300.000 pesos durante un poco más de 12 años, lo que le daría al proyecto ingresos de 900 millones de pesos mensuales y, en total, de casi 130 mil millones de pesos solo por esa primera etapa.

“Es un negocio redondo, mejor que el narcotráfico”, le dijo una persona que lo conoce a La Silla.

Pero no cualquiera lo puede hacer. Si cada casa vale 35 millones de pesos (menos de lo que vale una Vivienda de Interés Prioritario), Torres tendría el músculo financiero para prestar 105 mil millones de pesos a 12 años, solo en la primera etapa de su proyecto. Y eso sin contar con la plata que necesitó para comprar el terreno y haberle puesto servicios públicos a toda esa primera etapa.

Con un ingrediente más: Jhon Jairo les prometió a sus compradores dar un subsidio de 5 millones de pesos (el precio que él calcula que puede costar un baño, una habitación y una cocina) y que donará a quienes crea que más lo necesita. El único requisito es que empiecen a construir, que no se atrasen en los pagos y que no vendan su lote por lo menos en los primeros cinco años.

La “caricia íntima” de Torres
En apoyo a la campaña de Óscar Iván Zuluaga en Casanare, Jhon Jairo Torres le puso un bus y una camioneta al candidato para que recorriera el departamento
Este es el logo de la Ciudadela La Bendición que está pegada en varios carros particulares y de servicio público y que busca hacerle propaganda a la Administración de Torres. Como ésta hay varias pegadas en otras cosas que él ha donado como almohadas y sillas de ruedas para el hospital. 
La Ciudadela La Bendición tiene servicios públicos, incluída agua, con pozos profundos como éste. 

Con esa capacidad financiera Torres se ha hecho muy conocido en la ciudad. Y en muy poco tiempo. Hasta antes de que salieran a la venta los predios de la Bendición, muy pocos habían oído hablar de él.

No hay duda que tiene dinero, y de que le gusta mostrarlo: anda en una Hummer negra, tiene escoltas armados con subametralladoras y hace donaciones constantes a los sectores sociales de Yopal: almohadas, sillas de ruedas, pupitres para colegios. Todos van marcados con el logo de La Bendición.

Torres dice haberse hecho su fortuna gracias a su “sagacidad de negociante”. Un don que empezó desde que decidió ponerle a su local de ropa interior femenina “Caricias Íntimas” porque de entrada llama la atención. Además, dice, es una prenda indispensable para las mujeres. Las tiendas también sirven de oficina de ventas de los predios de la Bendición.

Además, es el dueño del Hotel Campestre la Bendición, un lujoso hotel que el año pasado tuvo un contrato con la Gobernación para prestar la logística de un diplomado sobre contratación estatal por 10 millones de pesos.

“Ese hotel no es rentable”, le dijo a La Silla un amigo de Torres que lo asesoró mientras montaba su hotel. Quien también relató que cuando conoció a Jhon Jairo, él le contó que otro negocio que le resultó muy jugoso fue traer juguetes a control remoto en contenedores desde China y venderlos mucho más caros. “Pero ni así se puede explicar la cantidad de dinero que tiene”, remató la fuente.

Esa es la duda que ronda a la comunidad, de dónde sacó la plata. La Silla habló con varios periodistas de la región que ya lo han entrevistado y ninguno supo explicarlo. También tratamos de contactarlo pero no respondió nuestras llamadas.

En el pasado, Torres ha reiterado en varias oportunidades que no tiene negocios ni vínculos con ningún grupo al margen de la ley. “Yo pregunto si hay algún individuo de esas organizaciones que puede alzar la mano y decir que me conoce o ha hecho negocios conmigo. la respuesta es no”, dijo en la emisora local.

Todas estas preguntas han salido a la vista no sólo por la urbanización sino porque este año empezó a jugarle a la política. Para las pasadas elecciones presidenciales se acercó al Centro Democrático y apoyó a Oscar Iván Zuluaga como cuota inicial para ser el candidato del uribismo a la alcaldía del próximo año.

“Ustedes pueden votar por quien quieran pero yo voy a votar por el señor Oscar Iván Zuluaga”, dijo en una de las reuniones con los compradores de La Bendición. Además, antes de las elecciones de mayo, aseguró que se reunió con la esposa del candidato (a quien llamaba “la primera dama”) y con tres senadoras electas de ese partido. Dos personas que estuvieron en esa última reunión en la que estaban invitados empresarios de la región le dijeron a La Silla que allí le pidió el aval, pero le respondieron que ese no era el momento para definirlo.

La Silla supo que después de que perdió Oscar Iván y viajó al Casanare a agradecer a sus electores por el apoyo, no “fue muy efusivo” al hablar de Torres. Varias personas cercanas al partido explicaron sus dudas sobre la proveniencia del dinero de este personaje y eso hizo que los uribistas decidieran más bien dejar las cosas así. Por tanto, aunque le haya puesto un bus y una camioneta al candidato para hacer campaña por el departamento, sus aspiraciones parecen no tener futuro por el lado del Centro Democrático.

“Esa es su personalidad. Siempre quiere mostrarse, con un estilo de narco, aunque no estoy seguro que lo sea. Es sólo su forma de ser”, dijo una persona que lo ha conocido de cerca.

Lo que sí es innegable es que ha logrado conquistar a muchas personas en Yopal. “La gente está hipnotizada por él”, agregó la fuente. Las personas que lo han conocido en La Bendición repiten que gracias a él “podrán acceder a una casita”, lo que no han logrado hasta ahora con las administraciones de la ciudad.

En cualquier caso, Torres ya es una figura conocida. En la reunión que hizo para anunciar el subsidio de cinco millones de pesos a cada uno de los beneficiados con los lotes de la primera etapa lo dejó claro: “si nosotros queremos, podemos poner al alcalde que queramos” le dijo a sus compradres y beneficiados . Y al revisar su cuenta de Facebook  se encuentran decenas de personas que comentan y se refieren a él como “nuestro líder” o “el futuro alclade de Yopal”.

“Es que ya tiene por lo menos 10.000 votos asegurados”, le dijeron dos personas a La Silla.

Su lío es que la puerta uribista parece estar cerrada y tiene casada una pelea con el alcalde Celemín. Torres ha dicho públicamente que lo apoyó durante la campaña de 2011 y su expectativa era que, a cambio, el municipio iba a permitir construir en su lote. Ese era el acuerdo, según le dijeron a La Silla, tres fuentes diferentes. Eso no ocurrió y ahora, en público, él afirma que es víctima de "una persecución política por parte de la alcaldía".

En todo caso, su estrategia fracasó. En la actualización del POT del año pasado Yopal efectivamente incorporó nuevas áreas al suelo urbanizable, pero dentro de ellas no está la Ciudadela La Bendición. Ahora, le hace propaganda a sus lotes enumerando todas las cosas que él ha hecho en siete meses y que el alcalde no ha podido hacer en tres años.

Según supo La Silla, esa negativa se debió a que Torres no radicó a tiempo los documentos para que la Secretaría de Planeación pudiera estudiarlos y tramitarlos antes de que saliera el POT. Aunque dice que ya mandó a Planeación un Plan Parcial para que se incluya en el Plan, hasta ahora no ha tenido respuesta. 

Pero, además de los problemas jurídicos que envuelven el terreno, la distancia entre el alcalde y Torres pudo haber jugado un papel. O por lo menos eso dicen en Yopal, donde recuerdan que otras urbanizaciones ilegales sí salieron beneficiadas con el nuevo POT.

Ese es el caso de varios barrios que “pertenecen” a concejales que resultaron electos en el 2011 y con las votaciones más altas del Cabildo. Se trata de la concejal liberal, María Ximena Cárdenas que promueve la urbanización “Salomé” y que a pesar de que ya está incluída en el POT, no tiene ni un ladrillo construido; lo mismo pasó con Nelson Figueroa que tiene el barrio Las Heliconias y Flor Hernández con Villa Flor. También tienen barrios políticos que ya pasaron por el concejo como el actual diputado por Casanare Helmans Hans León, que lo bautizó León de Oro. 

Así se lo confirmaron a La Silla cinco fuentes diferentes. La situación es tan descarada que sólo con preguntar por el barrio de los concejales, los habitantes responden que es este o aquel y además, casi todos tienen nombres que hacen alusión a su gestor.

La práctica es tan generalizada que como denunció el portal Votebien, antes de las elecciones de octubre de 2011, los entonces candidatos a la alcaldía y a la Gobernación del departamento, Willman Celemín y Nelson Mariño también hicieron campaña con las casas. Hoy, sus barrios son Villa Lucía, en honor a la actual Secretaria de Planeación del municipio, Lucía Gaona, y Villa Mariño del ex gobernador. 

De hecho, hay un “acta de compromiso” que firmaron los candidatos y otra concejal, Blanca Nuri Barrera Walteros, que también resultó electa para apoyar la consecución de un lote y la construcción de una urbanización que tres años después aún no existe.

Por eso, a este ritmo las elecciones de 2015 pintan como un choque de urbanizadores ilegales tradicionales, del lado de Celemín, y del polémico mecenas (y multimillonario vendedor de calzones) John Jairo Torres.

Este es el mapa de cómo cambio la delimitación de la ciudad con la entrada en vigencia del nuevo POT. Además, La Silla supo que hay más terrenos que están en la zona de expansión de la ciudad, proyectada a 2019, en los que podría caber el de Torres. Si le dan la licencia. 
 

Actualización:

Después de publicada esta nota, La Silla recibió una llamada de Torres. No sólo nos ratificó su intención de convertirse en el próximo alcalde de Yopal, sino que incluso está pensando en ser gobernador. Además, puso sobre la mesa la rentabilidad de su negocio:  "¿Sabes cuánto me gané con la venta de esos lotes? 300 mil millones de pesos. Y ¿sabes cuánto le regalé a la gente? 50 mil millones", dijo.
 
La Bendición, aclaró Torres, es el primer paso para lograr su proyecto político. Ahora planea una "zona industrial de Yopal", que dice, promete abultar sus bolsillos. La Silla seguirá haciéndole seguimiento a esta historia. 
Compartir
0