El anti vargasllerismo se toma a los liberales

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Este lunes el senador Horacio Serpa publicó una columna en su portal Ola Política en la que dijo que el liberalismo podría salirse de la coalición de gobierno. Al día siguiente, el presidente Juan Manuel Santos posesionó a una de las figuras de ese partido, Rafael Pardo, como nuevo ministro del posconflicto. Aunque las dos cosas pueden parecer contradictorias, al final, por lo menos a los ojos de los rojos, están íntimamente ligadas.

Este lunes el senador Horacio Serpa publicó una columna en su portal Ola Política en la que dijo que el liberalismo podría salirse de la coalición de gobierno. Al día siguiente, el presidente Juan Manuel Santos posesionó a una de las figuras de ese partido, Rafael Pardo, como nuevo ministro del posconflicto. Aunque las dos cosas pueden parecer contradictorias, al final, por lo menos a los ojos de los rojos, están íntimamente ligadas.

La inconformidad liberal

“Yo soy amigo del presidente Santos y del Gobierno,” le dijo Serpa a La Silla. “Pero en el partido sí hay un inconformismo grande con estar en la Unidad Nacional”. Y la diferencia entre una cosa y otra se llama Germán Vargas Lleras.

Así lo dice en su columna: “Las actitudes oficiales del doctor Vargas Lleras, los desaires públicos a mucha gente, sus desapacibles comentarios políticos privados que transmiten sus interlocutores corregidos y aumentados, han causado desagrado entre los aliados del gobierno y están lesionando la integridad de la Unidad Nacional. En el Partido Liberal hay inconformismo y muchos nos preguntamos, ¿así, la Unidad Nacional, para qué?”,

Como Serpa escribió la columna a título personal pero es copresidente del partido y una de sus figuras más reconocidas, La Silla le preguntó a varios congresistas rojos si están de acuerdo. Y coinciden en que sí es una sensación extendida en toda la bancada, si no unánime.

“Creo que más que la salida del partido de la unidad, es una declaración de guerra a Vargas”, opina el representante liberal por Bogotá Juan Carlos Losada.

Según seis congresistas liberales consultados por la Silla, la situación ya era tensa, pero creció recientemente.  Primero, a raíz de los resultados electorales y luego con los choques entre los dos partidos por mostrarse más cercanos a los gobernadores, en Villavicencio hace dos semanas y luego en Barranquilla el día del partido contra Argentina.

“La cosa va muy en serio... Hay mucha molestia”, dice otro directivo del Partido.

Lo que quieren los rojos

Al final, las molestias son tres: Vargas y su partido tienen más representación, más puestos y más visibilidad en el gobierno, a pesar de que los liberales tienen más congresistas. Y encima, el Vicepresidente no le apuesta a la paz como ellos.

“Los bastiones de la política social del gobierno se los quedó Vargas con las 100.000 viviendas en el primer gobierno y ahora 4G”, es el resumen del caldense Mario Castaño.

“El liderazgo debe venir de la Presidencia y no de la vicepresidencia” opina el vallecaucano Fabio Arroyave. “Las inauguraciones no las debe hacer el vicepresidente sino el Presidente”, dice.

“El presidente debería ser quien disponga la ejecución del presupuesto nacional. Queremos que si el gobierno hace una carretera, todos nos sintamos partícipes. No como ahora, que si invitan a los parlamentarios, son un cero a la izquierda, y el vicepresidente es la estrella”, explica Serpa.

La molestia crece porque sienten que ellos deberían ser más importantes que Vargas. “Si lo mira por el número de congresistas el desequilibrio es peor”, dice Castaño, aludiendo a que el partido liberal tiene 18 senadores contra 9 de Cambio Radical, y 40 representantes contra 18.es decir, es poco más del doble.

El segundo motivo de desazón es que sienten que no tiene suficiente representación en el gobierno, mientras que Vargas maneja de forma casi directa dos carteras con presupuestos de inversión muy grandes. Como escribe Serpa en su columna, refiréndose al vicepresidente “Exitoso, claro, con la plata de todos y rompiendo las reglas de la igualdad política”.

En el fondo, la pelea -como suele suceder- es por puestos.

“El ministro de Interior y el Director de Planeación Nacional sí reflejan los intereses y preocupaciones del partido” dice Serpa “Pero la Canciller no tiene ingerencia en la vida nacional y el Ministro de Salud, aunque tiene buenos criterios con los que coincido, no nos representa”.

“Hay ministros que son liberales y otros que no son pero nos los achacan”, explica Arroyave. “Además nos han incumplido compromisos. Nos debían dar la Agencia Nacional de Metrología pero no nos han pedido candidatos ni nada”

Para sentar su inconformismo, la codirección liberal pidió una cita con Santos el lunes. La presidencia les dijo que les daría la cita el martes, pero sin hora definida porque la agenda de Santos ya estaba llena.

Al final se reunieron brevemente ayer, justo el mismo día de la posesión de Pardo, que para algunos puede ser el primer paso de una solución.

La tiene parda

(El problema de falta de representación) “se resolvió ya. Se van a hacer cuantiosas inversiones dedicadas al posconflicto que estarán a cargo de Pardo en el nuevo ministerio”, dice Mario Castaño.

Efectivamente, Pardo es un liberal de vieja data, llega a un ministerio que puede tener mucha importancia en un eventual posconflicto y por ello podrá tener una visibilidad muy grande. Además, consolidaría el tema de la paz en el partido liberal, pues Humberto de la Calle, el jefe negociador, también es liberal.

 

Pero todo lo anunciado hasta ahora indica que las expectativas de que su nombramiento equilibre la balanza burocrática y de inversión se verán frustradas.

En la posesión de Pardo ayer Santos no mencionó al Partido Liberal. Como hace poco más de un año, al anunciar el gabinete para el segundo período presidencial, explicó a qué partido representaba cada ministro, su silencio de ayer fue para algunos liberales prueba de que el nuevo ministro no llega como representante de ellos.

Eso coincide con lo que siente el representante Arroyave. “Yo no niego que Pardo sea liberal y de las mejores calidades, pero no nos consultaron. Siento que la bancada está siendo desconocida”, opina.

Por otro lado, aunque Pardo va a coordinar un presupuesto muy grande, su primera labor es ayudar a conseguirlo: va a manejar un fondo para el posconflicto, alimentado de cinco fondos más pequeños, para los que tiene que conseguir plata.

"La verdad es que hoy ese ministerio no es más que una oficina de 2x2. Falta muchisimo para construir un fondo de la paz y un presupuesto para un posconflicto sostenible", opina un asesor de confianza de otro congresista liberal.

Además, las inversiones se irán a regiones azotadas por el conflicto, muchas de ellas donde el liberalismo no tiene mucha fuerza y lejos de los centros de poder y de votación. Con la complicación para los liberales de que una parte significativa de la inversión en las zonas que serán priorizadas para la paz, las cuantiosas inversiones no se harán según los criterios tradicionales.

Por el contrario, como parte del objetivo es fortalecer la base social de las Farc, los presupuestos serán participativos, con alta injerencia de las organizaciones sociales y con poca intervención de las maquinarias políticas tradicionales, incluyendo las rojas.

Entonces, por ese lado, los rojos podrían quedarse con los crespos hechos.

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