El candidato anti Yahir

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Hasta hace unos tres meses las regionales de Sucre pintaban tan aburridas como en Barranquilla, donde desde principios de año las encuestas vienen cantando con contundencia que el nuevo alcalde será Álex Char. Mientras, entre los sucreños no se vislumbraba figura que pudiera atajar a la Gobernación al político que se graduó de mandamás en las legislativas de 2014: el cuestionado Yahir Acuña. A última hora, sin embargo, le salió un gallo fino que está dando la pelea y puso el debate interesante. Y complejo.  

Éder Alzate, propietario del popular almacén El Manicomio y candidato a la Alcaldía, junto a Édgar Martínez en un reciente acto de adhesión.

Hasta hace unos tres meses las regionales de Sucre pintaban tan aburridas como en Barranquilla, donde desde principios de año las encuestas vienen cantando con contundencia que el nuevo alcalde será Álex Char. Mientras, entre los sucreños no se vislumbraba figura que pudiera atajar a la Gobernación al político que se graduó de mandamás en las legislativas de 2014: el cuestionado Yahir Acuña. A última hora, sin embargo, le salió un gallo fino que está dando la pelea y puso el debate interesante. Y complejo.  

Es el exgobernador Édgar Enrique Martínez Romero y su aspiración evidencia una de las tragedias de la política colombiana: no es posible pisar duro sin tener un padrino detrás. No ocurre tanto en Bogotá y por supuesto hay excepciones, pero el mismo Martínez quiso ser una de ellas en contiendas pasadas y nunca la alcanzó la fuerza.

Lo primero que hay que decir sobre su candidatura actual es que está respaldada por el vicepresidente Germán Vargas Lleras y su partido Cambio Radical -vía Álex Char-, por los liberales encabezados por el senador Mario Fernández y el secretario del partido Héctor Olimpo Espinosa, y por el parapolítico Álvaro ‘el Gordo’ García (condenado por la masacre del pueblo de Macayepo).

Todos ellos representan y habitan la orilla de un feroz anti yahirismo local, aunque en el pasado reciente Vargas Lleras y Fernández fueron aliados del exrepresentante, que está investigado por parapolítica y se convirtió en el hombre de la reelección santista y nuevo barón de Sucre a punta de repartir whiskey y billete.  

Pero la historia no es tan simple.

Martínez en un acto de campaña en Sampués. Foto: Laura Ardila.

Más o menos tres meses atrás, el economista de 69 años Édgar Martínez era un político de a pie y sin caciques que anunciaba en Sincelejo su intención de aspirar a la Gobernación con el aval de la Alianza Social Independiente (ASI).

Sus credenciales para hacerlo son bien conocidas por la ciudad política: fue el primer gobernador elegido por voto popular y salió sin escándalos ni investigaciones, en un departamento que ha visto cómo cuatro de sus siete gobernadores terminaron condenados por sus relaciones con los paramilitares.

Pero además -dicen los que saben- lo hizo bien. Tres periodistas políticos, una funcionaria, dos políticos locales y un excongresista nos dijeron, todos por aparte, que el exmandatario es especialmente recordado porque logró poner al día los sueldos de los servidores públicos a los que les debían entre 8 y 14 meses. También gestionó la mudanza de la Gobernación de un edificio en arriendo a una sede definitiva, cuyas obras llevaban cinco años de atrasos.

En aquel tiempo en el poder también se ganó una fama de hombre estricto que no se deja de ningún jefe político, al atreverse a sacar de la Administración a unas 400 ‘corbatas’ (contratistas recomendados que reciben remuneración sin hacer nada) y a nombrar a los altos funcionarios cercanos que quiso.  

La política en Sincelejo es una pasión y así se ve en las calles llenas de publicidad política. Foto: Laura Ardila.

“Por lo de los sueldos, en el sector de los maestros hay muchos que le votan gratis”, nos dijo uno de los periodistas consultados. “Yo no olvido que cuando él llegó nos pagaron 10 meses que nos debían”, detalló de manera más directa Sebastián Peñate, un ex agente regulador del tránsito.

Parte de esos respaldos por opinión se han evidenciado en las votaciones que ha logrado Martínez después de esa Administración, en contiendas a las que llegó sin el apoyo e incluso en contra del Gordo García, quien reinó por dos décadas en Sucre.

Como por ejemplo la pelea por la Gobernación en 1997, en la que el hoy candidato se enfrentó al exgobernador (luego condenado por parapolítica) Eric Morris, que iba como carta del grupo de García.

La noche de las elecciones, al parecer, se gestó un fraude electoral que hizo aparecer al otro día a Morris como ganador 94 mil votos contra 91 mil. A partir de entonces, a García le empezaron a decir en Sucre “el mago de la Registraduría”.

Una maestra de la zona rural de San Onofre, que había sido testigo electoral y denunció la presunta trampa, fue asesinada una semana después. Jairo Castillo Peralta, testigo contra García en su proceso por parapolítica y por la masacre de Macayepo, le aseguró a la justicia que presenció el momento en el que el exsenador dijo que había que matar a esa profesora.

Siempre con aval del Partido Liberal, en el 2000 Édgar Martínez volvió a perder, pero esa vez la Alcaldía de Sincelejo en contra de Jorge ‘el Mono’ Ospina, luego condenado por parapolítica. Tres años después, la derrota se repitió en la puja por la Gobernación, frente al también parapolítico Jorge Anaya, quien llevaba el respaldo de los conocidos grupos políticos de los Merlano, los Pérez Santos y del Gordo García. 

Luego intentó ir al Senado y se ahogó. En 2010 perdió a la Cámara con menos de cinco mil votos. Ambos intentos fueron promovidos como iniciativas ciudadanas.

La paradoja de esa colección de golpes electorales es que cuando sí ganó la Gobernación, en 1992, este eterno candidato llegó en parte porque era la carta del Gordo García y de los entonces congresistas Joselito Guerra de la Espriella, Carlos Martínez Simahan y Emiro Cerro. Ellos aún no eran los poderosos que luego llegaron a ser, y con Martínez buscaban quitarle espacio a los apellidos que mandaban entonces en Sucre: Dáger Chadid y Guerra Tulena.

En esa ocasión, el aspirante del Gordo y compañía iba a ser el exrepresentante Efraín Navarro. Alcanzaron a inscribirlo. Pero nunca despegó y a última hora, cuando se vencía el plazo para hacer cambios ante la Registraduría, llamaron a Édgar Martínez Romero.

Martínez era un notable de la ciudad, pero un inexperto de la política. Sincelejano, graduado de la universidad Incca, venía de ser gerente por 10 años de la regional del Banco Ganadero. Antes había sido presidente de la Cámara de Comercio de Sincelejo y del Comité Intergremial y auditor nacional de cinco entidades (entre ellas Coldeportes y la desaparecida Ferrocarriles de Colombia).

Sin posibilidades, según las encuestas, y con una campaña muy discreta, intenta cabalgar la candidatura del médico Nadim Miserque a la Gobernación por el uribismo. Foto: Laura Ardila.

Aceptó y su nombre, escuchado en foros y otros espacios de ciudad, pegó más que el de Navarro. Su principal contendor en esas elecciones fue Miguel Nule Amín, el papá de los empresarios que muchos años más tarde se robaron Bogotá.  

Hoy, de nuevo, Édgar Martínez vuelve a jugar como la segunda opción de la clase política tradicional, parte de ella condenada y cuestionada. El ‘toconyá’ (todos contra Yahir) que se armó en Sucre para intentar atajar a Acuña llegó a tener como su carta inscrita por la Gobernación al diputado liberal Jairo Barona, pero este nunca despegó lo suficiente en las encuestas.

En julio pasado, Martínez se movía discretamente con su idea de aspirar por la ASI, que le hizo el ofrecimiento del aval.

Con su tranquilidad de pensionado sin mucho que perder, por aquellas semanas lo veían conversar con amigos en la cafetería del popular centro comercial El Parque, que es uno de los dos tertuliaderos tradicionales de Sincelejo (el otro es la cafetería del único almacén Éxito que hay), en donde se encuentra todo el mundo con todo el mundo a tomar tinto de 200 pesos y tirar línea.

Parecía de todo menos un candidato con la fuerza para ganarle al político que en cuatro años aumentó en 146 por ciento su votación y desbancó del trono de mandamás de Sucre al Gordo García.

Pero paralelo a esa sencilla aspiración por la ASI, los liberales hacían una encuesta interna que arrojó que de todos los candidatos viables en el departamento (incluyendo al diputado Jairo Barona) sólo Édgar Martínez aparecía ganándole a la candidata de Yahir Acuña: su esposa, la exdiputada Milene Jarava de Acuña.

No pudimos precisar quién se acercó primero, pero el caso es que después de eso el secretario nacional de los rojos Héctor Olimpo Espinosa (que es sucreño) y la senadora del viejo PIN Teresita García (hermana del Gordo García) buscaron a Martínez para proponerle respaldarlo. A través del senador Mario Fernández, quien es amigo de Álex Char, llegó el vargasllerismo de Cambio Radical a ofrecerle el aval. Martínez aceptó, le dijo a la ASI que muchas gracias por su intención de apoyo. Y así se armó la coalición que hoy tiene el candidato anti Yahir.

Anti Yahir porque, aunque varios de esos políticos no han tenido reparos en ser aliados del exrepresentante en el pasado, hoy sienten que éste no es cumpliría si llegasen juntos al poder. “Yahir no sabe ser socio, sabe ser jefe. Martínez no se va a dejar mangonear, pero al menos no intentará ser jefe nuestro. Su aspiración recoge un miedo de la clase política tradicional y es posible que con él perdamos ganando”, explicó un político importante del toconyá.

Con su esposa Milene, Yahir Acuña aspira a graduarse de súper poderoso de Sucre con la Gobernación para su grupo. Foto: Laura Ardila.

Todo fue tan a última hora, que el aspirante vino a conocer a Char y a Rodrigo Lara (el director de Cambio Radical) el día en que ellos llegaron a Sincelejo para inscribirlo, que además fue el último día de las inscripciones.

Por su fama de hombre temperamental que no se deja y que además no viene del corazón de la clase política tradicional sucreña, la expectativa que hay es por saber si mantendrá el talante que demostró hace más de 20 años en la Gobernación en caso de que vuelva a ganar.

Él dice, en privado y en público, que sí lo mantendrá. “La clase política me está apoyando porque no tiene otra opción, pero sabe que jamás me dejaría usar en sus trapisondas… la prueba es que después de que fui gobernador, nunca más me volvieron a acompañar”, me dijo en su casa del barrio Venecia de Sincelejo.

Luego de eso La Silla lo vió repetir más o menos lo mismo en una reunión con candidatos al Concejo y líderes del vecino municipio de Sampués. “Este es el último cachito que yo tengo”, les dijo ese día a sus simpatizantes.

Sus contradictores aseguran, por el contrario, que ya es del bolsillo del Gordo García y de los Char. La campaña de Acuña difunde en medios informaciones recordando la condena de García, denuncias contra Mario Fernández y la extradición por narcotráfico de un hermano de Martínez: Eduardo, quien fue extraditado antes de que Édgar llegara a ser gobernador.

Sólo si gana de nuevo y únicamente con el pasar de los meses se sabrá si este candidato con pesada maquinaria logrará la hazaña de elegirse con caciques, pero administrar con independencia como promete. Y sobre todo si le devuelve o no la corona de súper poderoso al minado Gordo García, cuya hermana estuvo cerca de perder la curul el año pasado, lo que evidencia su falta de fuerza electoral por causa del fenómeno Yahir. 

Mientras, una certeza: la campaña en Sucre se puso interesante por reñida. Y porque además se ha empezado a mover un inusual ambiente de voto de opinión en estas tierras alrededor de la propuesta de Martínez y en contra de Yahir Acuña.

Evidencia de ello es que, por ejemplo, el movimiento de víctimas Movice (del que ha sido vocero nacional el senador del Polo Iván Cepeda) esté apoyando a Édgar Martínez. “Las víctimas están con él (con Martínez) y lo ven como una esperanza… para evitar que el departamento caiga en las manos de Yahir Acuña”, nos dijo Juan David Díaz, miembro ese colectivo e hijo del exalcalde de El Roble Eudaldo Díaz, asesinado por el exgobernador Salvador Arana, quien ha sido cercano a Yahir Acuña.

También, en pueblos como San Pedro y Sampués, varios grupos de candidatos a concejo y cabildantes actuales han empezado a pedir pista en la campaña de Martínez, al parecer sin exigencia económica y sin esperar a que sus jefes políticos en esas poblaciones escojan orilla.

Reunión en Sampués.

Yo escuché en una reunión pública a uno de estos simpatizantes sampuesanos decirle a Martínez que estaban dispuestos a votar por él sin pedirle “ni cinco centavos”. Una concejal de ese municipio que pidió omitir su nombre explicó que la decisión obedece a las versiones que existen sobre la forma de hacer política de Yahir.

“Lo que hay es un temor porque la gente ha visto cómo han desangrado Tolú, que es un pueblo que maneja Yahir Acuña, y temen que eso llegue a Sampués”, precisó la concejal.

La información no es fácil de comprobar, pero lo que nos han contado 11 fuentes conocedoras por separado es que las alcaldías a las que llega el poder de Acuña se vuelven dependientes del exrepresentante en absolutamente todos los temas de contratación.

Por ejemplo, como lo revelamos hace un tiempo, en Coveñas, donde el alcalde es de la cuerda de Yahir, la Administración entregó un contrato por 14 mil millones de pesos al hermano de un político que también está en el grupo de Acuña. Pero además, año y medio después de la firma del negocio, y desembolsado un anticipo por siete mil millones de pesos, no se había puesto la primera palada de arena de la obra.

Los trabajos por el momento fallidos iban a beneficiar también al vecino municipio de Tolú, en donde así las cosas no parece anormal que cuatro de cinco candidato a la Alcaldía estén hoy con Martínez. “Me consta que eso es así y que no es porque esa campaña (la de Martínez) esté dando plata”, dice allí el aspirante del MAIS Sixto García, otrora socio político de Yahir Acuña.

Según el panorama, algo parecido podría verse en Sincelejo, en donde Martínez va en fórmula con el candidato liberal a la Alcaldía Jacobo Quessep y acaba de recibir la adhesión de Éder Alzate, quien va por firmas. Además, de acuerdo con una persona que conoce esa campaña por dentro, también podría terminar apoyándolo el verde progresista Edgardo Támara.

Nada de lo anterior, no obstante, significa que sean pocos los respaldos de Milene Jarava de Acuña, la esposa y candidata de Yahir.

Ellos no sólo tienen un candidato y listas a concejos en todos los municipios de Sucre, sino que cuentan entre otros con la estructura del parapolítico Pedro Pestana; con cercanos a la condenada empresaria Enilce López ‘La Gata’, como Jorge Abisambra; con el senador cordobés Musa Besaile; y con cuadros del congresista de Cambio Radical Antonio Guerra de la Espriella quien dejó en libertad a los miembros de su movimiento, pero ha estado cercano al grupo de Yahir y, por ejemplo, ya tiene foto con el candidato yahirista de Tolú César Peroza.

El yahirismo cuenta también con el gremio de los mototaxistas de Sincelejo, que se han beneficiado con la gasolina que permanentemente les regala Acuña para tanquear sus vehículos.

La lucha es entre gigantes. Y todos los elementos complejos a su alrededor la convierten en uno de los pulsos más interesantes de la región Caribe este octubre. Hay quienes no dudan que se resolverá a peso de chequera Char Vs Yahir. Habrá que ver qué papel decide jugar la opinión que ya se está moviendo. La novela tendrá más capítulos.

El senador Antonio Guerra (sentado) en reciente reunión con el candidato de Yahir Acuña en Tolú: César Peroza (de amarillo). 
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