El próximo domingo el Centro Democrático hará consultas para definir sus candidatos a alcaldías en 46 municipios de nueve departamentos, y a concejos en 39 municipios de seis departamentos. Detrás de los resultados de ese puñado de consultas está el pulso para ver para dónde va ese partido: si tiende a quedar en menos de políticos de carrera que no siempre fueron uribistas como Fabio Valencia, o en la de uribistas más jóvenes y ‘purasangre’ como Paloma Valencia e Iván Duque.
El Centro Democrático define su ADN
El próximo domingo el Centro Democrático hará consultas para definir sus candidatos a alcaldías en 46 municipios de nueve departamentos, y a concejos en 39 municipios de seis departamentos.
Detrás de los resultados de ese puñado de consultas está el pulso para ver para dónde va ese partido: si tiende a quedar en menos de políticos de carrera que no siempre fueron uribistas como Fabio Valencia, o en la de uribistas más jóvenes y ‘purasangre’ como Paloma Valencia e Iván Duque.
La pelea más fuerte está en el concejo de Medellín, cuya consulta es la más importante este domingo.
No solo porque se trata de definir quien acompaña al candidato a la segunda alcaldía más poderosa del país sino porque el Centro Democrático arrasó el año pasado, con el 35 por ciento de los votos al Senado, el 30 a la Cámara y casi el 40 por ciento en la primera vuelta presidencial.
Con esas cifras, el uribismo podría poner entre cinco y siete de los 21 concejales, dependiendo de cómo evolucione la campaña. El domingo será el primer filtro: se van a definir quiénes serán los 21 aspirantes que se conviertan en candidatos.
Pero no solo eso está en juego: la lista será cerrada y los resultados del domingo definen el orden de los que queden, excepto la cabeza de lista, que define la Dirección Nacional, posiblemente tras una indicación de Álvaro Uribe. Como hay por lo menos diez aspirantes con apoyos de congresistas, varios van a quedar en puestos debajo del siete - es decir, eliminados en la práctica.
Por lo menos dos de ellos vienen del lado de Fabio Valencia. Una es María Paulina Aguinaga, una joven profesional en Finanzas y Relaciones Internacionales, que trabajó en Acnur y tiene una maestría en economía de la Universidad de San Francisco (California).
El otro es Norman Harry Posada, un ingeniero administrativo con MBA y quien hasta fines del año pasado fue jefe de planeación y segundo al mando del Inder (Instituto de Recreación y Deporte) de Medellín, como ficha del grupo político de Valencia
El ramismo (grupo de origen conservador, liderado por el ex gobernador enjuiciado por parapolítica Luis Alfredo Ramos) tiene varios.
Uno es el ex alcalde conservador de Itagüí Gabriel Jaime Cadavid, quien fue elegido en 2008 como fórmula de Ramos y con el aval del partido de éste, Alas - Equipo Colombia, y especialmente cercano al representante a la Cámara Óscar Darío Pérez. Tres meses antes de terminar su período fue suspendido por la Procuraduría, que le abrió una investigación por presuntamente haber cometido irregularidades en la contratación. Aunque no ha sido sancionado pero tiene tres procesos disciplinarios abiertos.
Otro es el ex secretario de Minas de la gobernación de Luis Alfredo Ramos, Nicolás López Correa. Abogado especializado en derecho comercial y en estudios políticos, es gerente de la minera Sabre Metals y uno de los jóvenes de confianza de Ramos.
La tercera es Ana Cristina Moreno Palacios, una administradora de negocios que miembro del comité de análisis estratégico de la campaña de Ramos a la Gobernación y luego su directora de Planeación Departamental. Es otro miembro de la nueva generación de ramistas y ocupó el renglón 10 a la Cámara el año pasado
Y el cuarto es Santiago Jaramillo, asesor y hombre de confianza de la representante ramista Regina Zuluaga.
A esos seis candidatos que vienen de las estructuras conservadoras, se enfrentan por lo menos seis del uribismo purasangre.
Del lado del candidato a la alcaldía, Juan Carlos Vélez, hay un solo candidato: Fabio Aristizábal Ángel, un odontólogo que ha hecho carrera como empresario. Aristizábal estaba en el séptimo renglón de la lista del Centro Democrático a la Cámara el año pasado, y quedaron seis congresistas, y es cercano al también ex candidato a la Cámara Mauricio Tobón (ex concejal de Medellín y dueño del portal minuto30) y Rafael Ignacio Molina.
La senadora Paola Holguín apoya a Simón Molina Gómez, ex subsecretario de Planeación Ambiental y de Servicios Públicos de Medellín como cuota de su tío, el médico y político (primero de La U y luego liberal) Hernán Gómez. Molina se salió del grupo de su tío y ahora, como uribista, es uno de los pocos candidatos al concejo que no apoya a Liliana Rendón sino a Andrés Guerra Hoyos a la Gobernación..
Por el lado del senador Alfredo Ramos (que no está con el ramismo) y del representante Federico Hoyos hay dos aspirantes.
Uno es Pablo Jaramillo Vasco, un profesional en Administración de Negocios Internacionales que tuvo la exposición de una columna en El Colombiano entre 2012 y 2014.
El otro es Carlos Ríos Puerta, quien en 2011 fue el edil más votado edil de la Comuna 11 (Laureles) por el partido de La U. Renunció a ese partido en junio del año pasado.
Esos candidatos se van a pelear la viabilidad de su aspiración a voto el domingo, lo que deja juego para que sea el uribismo de a pie el que decida.
Las consultas
Las consultas se concentran en las zonas del interior donde el uribismo tiene fuerza y por eso tiene sentido darse esa pela, con la excepción de tres alcaldías en el poco uribista Bolívar.
Hay un buen número en Cundinamarca, Huila y Tolima (todos departamentos donde ganó el uribismo en las presidenciales del año pasado) y ninguna en departamentos santistas como Nariño y en los demás del Caribe.
Entre las consultas en municipios importantes están las de concejo y alcaldía en Cali - aunque el uribismo no tiene fuerza en la capital del Valle y la carta de Uribe, el fin de semana, prácticamente ofreciéndole una alianza a Angelino Garzón para la alcaldía, deja la votación entre María del Pilar García Arizabaleta (hermano del director del Invías de Uribe, Daniel García) y el ex secretario de gobierno Miguel Ángel Yusty, como algo simplemente anecdótico.
En otros municipios la votación sí puede tener efectos importantes en el partidor. En Ibagué, donde el uribismo sacó tres de cada diez votos a Senado, está el abogado Emmanuel Arango Gómez, un joven político que ha sido asesor de varias alcaldías tolimenses y fue gerente de la campaña presidencial de Óscar Iván Zuluaga en el Tolima. Se enfrenta al empresario Álvaro Montoya Patiño, quien viene del grupo conservador que lideraba el difunto senador Luis Humberto Gómez Gallo se acercó al del ex gobernador Óscar Barreto.
En Florencia buscan la alcaldía el ex congresista liberal y fallido candidato a la Cámara por La U en Gustavo Cabrera Silva y el ex candidato a la Gobernación por la ASI Andrés Mauricio Perdomo Lara. Como los dos tienen trayectoria política y el Centro Democrático sacó casi uno de cada tres votos al Senado, la consulta define una candidatura importante.
Y en Itagüí, un municipio con la fuerza para tener congresistas propios, hay consulta a concejo y a alcaldía. Es éste compiten un poco conocido José Ignacio Muriel contra el ex alcalde conservador Carlos Arturo Betancur, quien si bien perdió la elección a la alcaldía en 2011, sacó más del 30 por ciento de los votos a pesar de estar jugando con el aval de Cambio Radical y sin el resto de los grupos conservadores del municipio.
Precisamente el departamento donde se juegan más consultas es Antioquia, donde están en juego 15 las candidaturas a 15 alcaldías y a 10 concejos.
Ese departamento que no solo es la cuna del uribismo y de 10 de sus 39 congresistas, sino que allí el que el partido del ex presidente podría asestarle un golpe más duro a dos potenciales candidatos presidenciales para 2018, Sergio Fajardo y Germán Vargas.
Por eso, mientras dentro del partido las consultas en Ibagué o Florencia tienen importancia local, las de Antioquia pueden definir si el en el futuro el Centro Democrático será uribista purasangre o tendrá una gran dosis de sangre azul.
Los efectos
Como contó La Silla antes de la elección, quienes han trabajado con Zuluaga en el pasado creen que el candidato tiene el temperamento para ser autónomo. Dicen que, en vez de oponerse a Uribe, Zuluaga sabe manejarlo. Y que desde que era Ministro de Hacienda su manera más efectiva de controlar al ex presidente era siendo franco con él pero ayudándole a encontrar soluciones alternas cuando le respondía con un ‘no’.
“Nos sentaba a todos los funcionarios técnicos y nos decía ‘el presidente quiere tal cosa y eso no se puede, así que busquemos una salida que sí se pueda’”, dice una antigua funcionaria.
Como el partido se creó de arriba hacia abajo, a la sombra y con el impulso de la gran popularidad del ex presidente Álvaro Uribe, sus estructuras intermedias como las direcciones departamentales o municipales no están definidas.
Con las elecciones de octubre, esos poderes (como las direcciones departamentales) quedarán definitivamente instalados. Los grupos políticos que, dentro del partido, queden con más alcaldes, diputados o concejales, serán los que se queden con ese poder, que será el que defina para dónde va el partido.
Según los estatutos, los alcaldes y gobernadores del Centro Democrático tendrán derecho a asistir a la Convención Nacional, que es el máximo órgano del partido. En ella también están algunos ediles, diputados y concejales.
Eso da más poder del que parece. La Convención define el candidato presidencial, la lista al Senado o las coaliciones en unas elecciones presidenciales y, según los estatutos, decide por la mayoría simple de quienes voten. Por eso, quien controle un grupo grande de alcaldes, puede llegar a poner un candidato presidencial.
Y eso no es todo. Los diputados, concejales y ex alcaldes están también en las convenciones departamentales, que elige los candidatos a la Cámara, las gobernaciones y las asambleas; los concejales y ex alcaldes también están en las departamentales, que son el primer filtro para definir los candidatos a alcaldías y concejos.
Por ahora esos cargos están vacíos u ocupados de manera temporal. Pero las consultas sirven ver quiénes tienen más opciones de quedarse con ellos e incluso para cerrarle espacios a candidatos rivales. Y por eso van a definir, a voto limpio, qué tanta fuerza tienen las dos grandes corrientes en que está dividido el uribismo.
“Las consultas son hechas para la maquinaria” le dijo a La Silla un político uribista que pidió mantener su nombre en el anonimato para evitar roces internos “¿O acaso el voto de opinión va a salir a votar masivamente en unas consultas?”.
En el caso antioqueño, el voto de maquinaria del Centro Democrático es casi todo de estructuras que vienen del conservatismo.
Eso no solo ocurre en el concejo de Medellín sino, por ejemplo, en la alcaldía de Ibagué. Y se refleja en el pulso por la gobernación de Antioquia entre la ramista y ex senadora conservadora Liliana Rendón y el ex diputado por La U Andrés Guerra, quien viene de hacer política con un uribista de larga data Juan Carlos Vélez.
El tema es tan de fondo que tres políticos uribistas le dijeron a La Silla que lo más preocupante es que el partido uribista puede terminar, a su juicio, desfigurado: llevo de políticos conservadores y sin el sello de figuras nuevas, como Iván Duque o Paloma Valencia, que trajeron las elecciones de 2014.
Por lo menos Álvaro Uribe, quien le dio el ADN al Centro Democrático y cuyas directrices son casi incuestionables en el partido, no meta la cucharada en estas decisiones. Y es que aunque el ex presidente podría cambiar las cosas, como cuando en 2013 sugirió que el candidato presidencial se definiera en una convención y no en una consulta (con lo que en la práctica decidió que fuera Óscar Iván Zuluaga y no Francisco Santos), hasta ahora no lo ha hecho.
Según cuatro fuentes de su partido, en la práctica esa minucia electoral no la importa tanto. Y a menos de que eso cambie (una fuente del Centro Democrático le dijo a La Silla que el ex presidente está preocupado porque la consulta la define la maquinaria), estás consultas son las que van a definir cómo evoluciona el ADN de su partido.