El Grupo Empresarial Antioqueño, el principal lío para Luis Pérez

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Ganas: sí. Plata: sí. Reconocimiento: sí. Amigos en varios partidos: sí. Favores por cobrar: sí. La lista de cosas que se necesita para arrancar con fuerza una campaña parece completa para el ex alcalde de Medellín Luis Pérez Gutiérrez, quien suena como candidato de la Unidad Nacional para la gobernación de Antioquia. Sin embargo, también tiene debilidades: sobre todo, carga con la enemistad del grupo económico más importante del departamento. 

Ganas. sí. Plata: sí. Reconocimiento: sí. Amigos en varios partidos: sí. Favores por cobrar: sí. La lista de cosas que se necesita para arrancar con fuerza una campaña parece completa para el ex alcalde de Medellín Luis Pérez Gutiérrez, quien suena como candidato de la Unidad Nacional para la gobernación de Antioquia.

Sin embargo, también tiene debilidades: mala imagen en algunos sectores, es rival político del Gobernador y el Alcalde, lleva dos derrotas en línea y, sobre todo, carga con la enemistad del grupo económico más importante del departamento. 

 

Esa animadversión es tan grande que, según tres fuentes independientes, hace algunas semanas miembros de la cúpula del Grupo Empresarial Antioqueño (GEA) se reunieron con el presidente Juan Manuel Santos y le dijeron que esperaban que no apoyara a Pérez.

Y es que en el GEA, que es un súper poderoso de Antioquia (sin dueño único, agrupa a empresas como Bancolombia, Nutresa, Suramericana y Cementos Argos), Pérez no es querido. Algunos dicen que porque cuando fue alcalde decidió que el municipio tuviera cuentas no solo con Bancolombia sino también con Banco de Occidente, otros que porque los empresarios quieren evitar que vuelva al poder la vieja clase política.

Más allá del motivo, lo cierto es que esa animadversión existe y es de vieja data. Por ejemplo en la campaña de 2007 se decía que el Grupo estaba con el entonces candidato conservador Sergio Naranjo no tanto por el candidato como para hacerle contrapeso a Pérez - y eso que en 2003 habían apoyado a Sergio Fajardo contra el mismo Naranjo.

En 2011, mientras que Federico Gutiérrez recibió aportes de la Fundación Argos y Aníbal Gaviria de Colombiana de Comercio (de Manuel Santiago Mejía, un empresario independiente del GEA pero que es accionista de algunas de sus empresas) y de Inversiones Pinamar (una compañía de una de las familias accionistas del GEA), Pérez no recibió dinero del Grupo.

Esta vez tiene un ingrediente que puede enredar más a Pérez: para ser el candidato de la Unidad Nacional es casi indispensable tener la bendición de Juan Manuel Santos y éste es muy cercano a los empresarios del GEA.

De hecho, desde su primer gobierno, el Presidente ha acogido a varias cabezas del grupo en cargos clave: Jorge Londoño salió de presidir Bancolombia a orientar a Colombia Humanitaria en plena emergencia invernal y Juan Manuel del Corral fue una de sus designaciones hace un año en la junta del Metro de Medellín.

Además, el decano del GEA Nicanor Restrepo ha asesorado a Santos en el proceso de paz desde el 2012, es uno de sus delegados en el Plan San Andrés y salió públicamente a defender su reelección.

Esa cercanía del GEA con Santos explica la solicitud al Presidente de no apoyar al ex alcalde, y con el historial entre Pérez y los cacaos, no suena extraña. Quizás por eso la campaña de Pérez nada que arranca, mientras que sus posibles contendores ya están en plena marcha.

Pérez, callado

En todo caso Pérez arranca con una ventaja: Santos tiene una deuda con él después de que coordinó sus campañas presidenciales en Antioquia en 2010 y en 2014. Por eso, para tres analistas y seis políticos consultados, la jugada de Pérez es cómo capitalizar ese favor. Si lo está haciendo, es en un gran silencio en público.

La Silla intentó comunicarse con el ex alcalde para conocer el por qué del silencio, pero no pudo contactarlo.

La primera hipótesis para explicar su silencio es que se está guardando para más adelante. “Después de su experiencia en la última campaña, cuando le dieron tan duro, se está cuidando”, explica un periodista. “Él sabe lo que polariza y una campaña larga desgasta. Creo que puede apostarle a una más corta”, dice otro.

Otra es que está trabajando para mostrarse en los medios cuando tenga seguro el apoyo de los políticos de la Unidad Nacional, algo que ya ha logrado en las elecciones de 2007 y de 2011. Pero, para evitar el golpe de opinión de que le nieguen avales (como pasó en 2011), para no tener el desgaste de recoger firmas como hace cuatro años y para que el aval termine siendo un hecho cumplido ante Santos, esta vez lo estaría haciendo en silencio.

Curiosamente la semana pasada el senador liberal Luis Fernando Duque, viejo aliado de Pérez, dijo que éste va a buscar el aval del Partido Liberal. Hasta ahora Pérez no ha confirmado ni negado este anuncio.

En todo caso, Pérez arranca bien en las encuestas, aunque con debilidades: tiene alto reconocimiento y buena intención de voto pero una imagen negativa alta.

Eso refleja la polarización que crea Pérez, quien lo aceptó en 2007 cuando le dijo a El Colombiano, “Yo soy una persona muy controvertida”.

Por el lado positivo, que es el que sustenta su reconocimiento, mantuvo altos niveles de aprobación en buena medida porque dejó la sensación de que hizo cosas: creó, con dineros de la ciudad, el Banco para Pobres, hoy Banco de Oportunidades; congeló durante dos años las tarifas de energía a través de la EPM; lideró la inversión de esta empresa en Colombiamóvil – OLA y realizó varias obras públicas de importancia como la Plaza de la Luz, la doble calzada a las Palmas, el cerramiento del estadio o el primer Metrocable.

Por el negativo, enfrentó críticas por politizar EPM, cuya gerente debió renunciar por haber comprado una vajilla con dineros públicos; por despilfarro, como cuando su director de Metroseguridad, Isaac Gaviria, compró una moto Harley Davidson con dineros públicos; por autoritario y militarista, debido a su apoyo a la Operación Orión (en la que el Ejército ocupó la comuna 13 para enfrentar las milicias guerrilleras que la dominaban, en un operativo que provocó la muerte de por lo menos 11 personas y que, según el extraditado jefe paramilitar 'Don Berna', contó con apoyo de los paramilitares) y enfrentó múltiples de denuncias por corrupción, ninguna de las cuales prosperó. Pero sí dejó a Medellín con un déficit mayor.

Esa cara negativa de su legado creció durante las elecciones de 2007, cuando se supo que como candidato se refería a un doctorado que nunca terminó, aunque él luego dijo que solo había hablado de haber tomado clases de un doctorado.

Y la cara negativa se amplificó aún más en en la recta final de la campaña de 2011 cuando el entonces alcalde Alonso Salazar lo denunció penalmente por tener pruebas de que Pérez se habría aliado con bandas delincuenciales para obtener votos. Aunque la denuncia terminó desechada por la Fiscalía, la imagen de Pérez quedó golpeada (y casi acaba con la carrera de Salazar, que estuvo destituido durante dos años por decirlo pero cuya destitución luego el Consejo de Estado reversó).

Encima, al perder ese año la segunda elección consecutiva, empezó a cargar un la cruz de ser un candidato que pierde, una imagen que hace más difícil que políticos, líderes sociales y financiadores le apuesten a él: nadie quiere ir en el caballo perdedor. Por eso el apoyo del Presidente es más importante que hace cuatro años.

Y no está solo

Hace dos semanas se inscribió como precandidato conservador a la Gobernación el ex director del área metropolitana del valle de Aburrá Carlos Mario Montoya. El acto, en apariencia rutinario, tuvo varias señales que muestran que Pérez no tiene fijo el cupo en la Unidad Nacional.

Montoya mostró que no solamente tiene apoyos dentro de su grupo, conocido como Grupo de Itagüí (como mostró la presencia de la senadora Nidia Marcela Osorio y de los representantes Nicolás Albeiro Echeverry y Horacio Gallón), sino en los partidos de la Unidad Nacional.

Ese fue el mensaje de la presencia del representante liberal Julián Bedoya y su aliado el diputado Adolfo León Palacio, que mostraron que Montoya ya tejió puentes en otros partidos.

En Cambio Radical, entre tanto,el anuncio oficial es que apoyarán a quien decida la Unidad Nacional.

De hecho en La U el senador Germán Hoyos es el único que dice, de frente, que no tiene candidato y que reserva su apoyo para más adelante, cuando el panorama esté más claro.

Pero la cosa tampoco está fácil para Montoya, quien es el único precandidato conservador que dice públicamente que quiere llevarse ese partido a la Unidad Nacional en Antioquia. Como por ahora no se ha definido el mecanismo para elegir candidato, ese obstáculo sigue vigente.

Le compiten el ex diputado César Eugenio Martínez, quien tiene el apoyo del senador Juan Diego Gómez y se ha presentado como carta para acercar al partido azul al uribismo, y la ex representante Martha Cecilia Ramírez, quien se quemó tratando de saltar al Senado el año pasado con el apoyo del Grupo de Itagüí. Ramírez tiene el respaldo de los pocos grupos conservadores que apoyaron a Marta Lucía Ramírez el año pasado.

Si Montoya se queda con ese aval, ya tiene relaciones avanzadas con otros partidos de la Unidad Nacional. Falta ver si Pérez también los ha ido tejiendo y logra quedarse con esa candidatura a pesar de la opinión de los empresarios que han sido amigos y apoyos políticos de Santos.

Si Pérez logra superar esos obstáculos no va a tenerla ni fácil ni imposible con los dos rivales que tiene en el horizonte: el fajardista Federico Restrepo, quien también tiene puentes con Santos (fue su gerente para las Autopistas de la Prosperidad hasta cuando renunció para lanzarse) y la ex senadora Liliana Rendón (de la entraña del ex gobernador Luis Alfredo Ramos, en juicio por parapolítica) quien aunque sigue sin asegurar el aval lleva meses en campaña.

Esta pelea es muy importante para las tres fuerzas: si el fajardismo pierde, queda maltrecho para el 2018; para el uribismo, una derrota sería casi una afrenta y una demostración de que puede ser derrotado en su propia casa.

Y para la Unidad Nacional no es un asunto menor, especialmente para el vicepresidente Germán Vargas Lleras, quien está armando su candidatura para 2018, para lo que sería un gran avance que la Gobernación del departamento más poblado y con más votos del país no quede en manos ni del uribismo ni de Fajardo, su probable rival.

Por eso, es prácticamente imposible que la Unidad Nacional se quede sin candidato en Antioquia ¿Lograrán los cacaos que no sea Pérez?

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