El pasado miércoles, en la sede del partido Opción Ciudadana en Bogotá, un desayuno de “integración” se convirtió en la ocasión para que el otrora PIN discutiera a qué candidato presidencial apoyar en estas elecciones. Aunque no hay una decisión oficial todavía, todo indica que se van a ir con Juan Manuel Santos que, a su juicio, tiene las de ganar.
El viejo PIN se niega a ser el tinieblo de Santos
El pasado miércoles, en la sede del partido Opción Ciudadana en Bogotá, un desayuno de “integración” se convirtió en la ocasión para que el otrora PIN discutiera a qué candidato presidencial apoyar en estas elecciones. Aunque no hay una decisión oficial todavía, todo indica que se van a ir con Juan Manuel Santos que, a su juicio, tiene las de ganar.
A las 9:30, a la sede de Teusaquillo no le cabía una camioneta más. En la recepción, los escoltas y los jefes de prensa de los congresistas recién elegidos chateaban en sus celulares, visiblemente aburridos. Lo importante estaba sucediendo en el salón principal de la casa, donde se reunía por primera vez la nueva bancada.
“Necesitamos escoger con la certeza de la cabeza fría. Estamos sometidos al escarnio público de la desacreditación. Tenemos que montarnos en el caballo ganador”, dijo el senador costeño reelecto Antonio José Correa a los compañeros de la mesa de juntas.
Aunque el partido cambió de nombre y dice haber hecho lo que han llamado “una depuración” para desvestirse del legado de sus fundadores condenados por parapolítica, el estigma sigue latente. Los congresistas están prevenidos de hablar con los medios y de aparecer en la escena pública que los ve con desconfianza.
Por eso, la discusión del miércoles no era de poca monta. Ellos quieren apoyar a un candidato que no tema mostrarlos ante las cámaras como sus aliados. Y que, además, les garantice un puesto en las mejores comisiones del Congreso porque si no, como dijo Correa, “los mandan a las bancas de atrás”. Las opciones son dos: se van con el uribista Óscar Iván Zuluaga o se van con Santos.
El tema de la conformación de las comisiones es esencial para Opción Ciudadana porque dependiendo de la comisión en la que estén tienen más poder de negociación frente al gobierno. La tercera, que es la que aprueba las reformas tributarias, es una de las más cotizadas. Según supo La Silla, los congresistas reelegidos del PIN no quieren que se repita la repartición de la pasada legislatura.
La percepción de varios líderes del entonces PIN es que en ese entonces, Samuel Arrieta, un ex congresista que se quemó la vez pasada en su aspiración al Senado, se tomó la vocería a la hora de cuadrar el ajedrez de las comisiones y al final, se fue a ocupar el consulado de República Dominicana y los dejó “tirados”. De hecho, el miércoles Arrieta llegó tarde al desayuno y el ambiente se puso tan tenso que a los periodistas de La Silla nos prohibieron seguir tomando fotos en la reunión.
En el 2010 el PIN terminó ocupando puestos de las comisiones Segunda y Séptima que se encargan de discutir temas militares y de relaciones exteriores en el primer caso y de salud y trabajo en el segundo. Esas dos son las menos apetecidas por los congresistas del partido porque no manejan presupuesto ni discuten temas fundamentales como reformas constitucionales.
Por eso quieren sumarse a la Unidad Nacional que, como seguirá siendo mayoría en el Congreso, va a definir quién va para dónde. Y ya algunos de los nuevos congresistas dijeron que han entrado en conversaciones individuales con la campaña de Santos.
Así lo confirmó La Silla en el desayuno. Julio Miguel Guerra Soto, hijo del gobernador de Sucre Julio César Guerra, que ha sido cuestionado por entregarle la licitación del chance en ese departamento a Enilse López, la Gata, dijo haberse reunido en privado con el presidente Santos el viernes 28 de marzo.
“Me dijo textualmente ‘vamos a trabajar con Opción Ciudadana’. Yo le dije que sí, pero que esta vez el apoyo tiene que ser recíproco”, dijo Guerra a sus copartidarios en la reunión.
Guerra quiere entrar en la Comisión Quinta del Senado que trata temas minero-energéticos y para eso necesita el apoyo de la Unidad Nacional, incluyendo el Partido Liberal, a pesar de que, según él, “los liberales le dieron una golpiza” cuando a último minuto le negaron el aval para las elecciones del 9 de marzo.
Guerra también dijo que se ha reunido con el ministro del Interior, Aurelio Iragorri, y ha conversado con el presidente de la U, Sergio Díaz Granados y con los conservadores santistas, todo como parte de su acercamiento con la coalición oficial.
En la reunión del miércoles, el nuevo senador les dijo a sus compañeros que estos encuentros “son positivos” y que “hay que buscar la manera para que nos reúnamos con ellos en bancada”.
El senador santandereano Mauricio Aguilar, hijo del coronel condenado por parapolítica Hugo Aguilar, y que representa a tres congresistas porque tiene en su grupo político a los dos representantes electos, Ricardo Flórez y María Eugenia Triana, dijo que él también habló con Santos. Pero reconoció también haber escuchado las propuestas de Uribe. Y el representante a la Cámara por Cesar, Fernando de la Peña Márquez, contó que había hablado con Óscar Rueda, el Secretario General de la U.
Aunque no se ha tomado aún una decisión, La Silla pudo comprobar que el partido está muy tentado a apoyar la campaña reeleccionista. Ocho de los once congresistas electos el 9 de marzo están a favor de Santos; uno, Julio Miguel Guerra, no lo descarta; y no pudimos corroborar la posición de las senadoras Doris Vega y Teresita García. Durante la reunión se quedaron calladas y luego, a pesar de que las llamamos, no pudimos hablar con ellas. Es decir, todo parece estar cocinado. Pero no enteramente.
A pesar de los acercamientos, el partido teme que los vuelvan a tratar como “la moza” en el legislativo. Los desplantes de Santos al PIN en el congreso anterior están vigentes en la memoria del partido.
El veedor de Opción Ciudadana, Rubén Arango, recuerda todavía un episodio que ocurrió hace cuatro años cuando Santos estaba en campaña presidencial. En ese entonces, Martín Caicedo, un médico de Nariño, buscaba una curul a la Cámara de Representantes por el PIN y se unió con empresarios para organizar un encuentro con Santos.
El evento se organizó en el Hotel Morasurco de Pasto. Pero, antes de que Santos subiera a la tarima, el jefe de seguridad y los asesores de su campaña le pidieron a Caicedo que se retirara del lugar porque Santos “se negaba a hablar mientras el PIN estuviera presente”. Caicedo se vio obligado a irse del evento que él mismo había organizado.
“A mi eso me dolió mucho”, le dijo Arango a La Silla, que corroboró esta historia con otros que estuvieron allí.
A ocho semanas de las elecciones presidenciales, los del viejo PIN aún no tienen certeza de que los van a incluir en la Unidad Nacional por “la puerta grande”, si finalmente deciden irse para ese lado. El senador Mauricio Aguilar se ha empeñado en que Opción Ciudadana “se haga valer”.
“Los santistas nos están retando”, dijo Aguilar en el desayuno. El senador se refería a una entrevista de Juan Fernando Cristo, presidente del Congreso, publicada por Vanguardia Liberal el domingo pasado. Cristo fue al departamento para el lanzamiento de la campaña de Santos y dijo que la decisión de incluir a Opción Ciudadana en la Mesa de Unidad Nacional no estaba tomada todavía y que era algo que tenían que discutir los liberales, Cambio Radical y la U.
Sin embargo, en el lanzamiento de la campaña reeleccionista había militantes de Opción Ciudadana, que tiene mucha fuerza en Santander y sobre todo, que sigue siendo leal a los Aguilar. Aunque el partido sacó casi 127 mil votos y quedó por debajo del Liberal, la votación de Aguilar dobló a la del otro cacique santandereano y ex candidato presidencial, Horacio Serpa.
En el desayuno del miércoles, Aguilar pidió a sus colegas que “no se fueran a regalar”. “No podemos permitir que nos sigan tratando como el patito feo, como la fuerza oscura. Nosotros fuimos aliados del gobierno y nuestro apoyo fue decisivo para aprobar las iniciativas pero eso todavía no lo reconoce públicamente el gobierno”.
Por eso, Aguilar dice que le pidió a Santos que “pasaran la página porque Opción Ciudadana no es el único partido con manchas”. Y aunque sea cierto, el gobierno todavía no da señales de querer enfilar al PIN en la Unidad Nacional aunque ellos sigan mostrando su interés de hacer parte de la coalición mayoritaria en el Congreso.
En todo caso, eso no es fácil. Entre los congresistas del antiguo PIN hay varias molestias con congresistas de la Unidad Nacional. Rubén Arango dice que ya mandó ante la Comisión de ética del Partido a varios diputados y concejales en las regiones que según él, apoyaron a los candidatos de otros partidos en las elecciones de marzo porque se dejaron untar por la mermelada.
“La Unidad Nacional nos descuadernó”, señala un congresista que dio los nombres de algunos de los implicados.
Según él, y así consta en una queja ante el comité de ética del partido, en Córdoba, los concejales de Montería, Yasser Albear y Jhon Jader Castrillón de Montelíbano supuestamente apoyaron a candidatos de la U y de los conservadores respectivamente. Incluso, éste último le dijo a su partido que “le importaba cinco si lo echaban” por transfuguismo, según contó el congresista.
Dice que lo mismo ocurrió en Sucre con el diputado Carlos Carrascal, que apoyó a Musa Besaile; en Cartagena, con los concejales Alfredo Díaz y Lewis Montero, que se fueron con Sandra Villadiego de la U y Maria del Socorro Bustamante por la Cámara de minorías afros; y en Magangué, con los concejales Javier Rico, Julio “Tico” Parias, Álvaro Echavarría y Juan Carlos Gamarra que apoyaron a Nadia Blel de los azules y a Lidio García del partido Liberal.
“Son unos descarados. No gustan del partido y no les importa que todo el mundo lo sepa”, dijo el congresista a La Silla, aunque prefirió no dar su nombre.
Los resultados de las elecciones mostraron que en esos municipios y departamentos, con excepción de Sucre, los otros partidos superaron a Opción Ciudadana con amplio margen. El caso más evidente es el de Magangué, donde el partido sólo obtuvo 6.210 votos para la lista del Senado y quedó de terceras, debajo de los conservadores y la U, a pesar de tener seis concejales.
De todas formas, el congresista confiesa que quiere irse con Santos. “El presidente no es la U. Él no puede responder por responsabilidades individuales”, dice.
En Opción Ciudadana también hay quienes preferirían irse al uribismo. Y como supo La Silla, ya ha habido acercamientos con el Centro Democrático. Los interesados no son los congresistas sino la Junta Directiva del Partido.
“A mí me buscaron de la campaña de Óscar Iván Zuluaga. Quieren acercarse a nosotros,” dijo uno de los miembros de la junta durante el desayuno.
La dirección de Opción Ciudadana, presidida por Ángel Alirio Moreno y acompañado por el representante legal del partido, Álvaro Hernán Caicedo, se reunió con Álvaro Uribe y con el coordinador político del Centro Democrático, Daniel García Arizabaleta. Al encuentro no fueron invitados los congresistas a pesar de que, según García, el tema fue la agenda legislativa.
Allí alcanzaron a discutir la repartición de las planchas para las comisiones, pero no se tomó ninguna decisión, dijo García, porque aún no se ha reunido la bancada uribista. Eso será este fin de semana en Rionegro, Antioquia.
Para Juan Carlos Salazar, representante saliente del Valle por el PIN, la razón que explica esta división entre la junta directiva, que se acerca a Uribe, y los congresistas que dicen que van con Santos puede tener dos patas.
Por un lado, que los directivos están cansados de los maltratos de Santos y por otro, que están “cañando” para que a Santos le salga más cara la decisión de incluirlos dentro de la Unidad Nacional.
Entre más aparentan la duda, más podrán sacar de un eventual acuerdo con el Presidente, que según las encuestas, necesitará todo el apoyo que pueda conseguir de la clase política para ganar en primera vuelta pues el voto de opinión no lo favorece.
“Ellos quieren que los traten bien, que les den las comisiones, que les den la mermelada”, dice Salazar.